Enrique Fischer, o mejor conocido como Pipo Pescador, fue uno de los grandes precursores del género infantil en nuestro país. Con conocidos repertorios bajo su manga, Fischer logró conquistar el corazón de muchos argentinos y es por eso que hasta el día de hoy es recordado y reconocido cuando camina por las calles de Buenos Aires. Aunque vive en Alemania, Enrique volvió al país por unos días y contó cómo es su vida en la actualidad.
En una entrevista exclusiva con ¡Hola! Argentina, Pipo comentó que la vuelta a la ciudad que lo vio crecer profesionalmente fue un mimo al corazón. "Vi el teatro (Colón) como nunca y me encontré con un Buenos Aires brillante, con mucha gente por la avenida Corrientes", dijo muy emocionado aunque también lamentó el gran contraste social que hay: encontró muchas personas durmiendo en las calles.
Por otro lado, Fischer tenía una razón para festejar en Argentina. Su llegada al país coincidió con los 50 años de su debut en calle Corrientes y la aparición de su personaje Pipo Pescador. Este suceso le hizo traer a su mente recuerdos de su época como artista: "Me acuerdo de ese momento tan precioso en la vida de un actor como es poner el cartel de “No hay más localidades”. Había veces que teníamos que traer sillas para agregar a las butacas porque quedaban chicos llorando afuera por no poder entrar", comentó durante su entrevista con Sebastián Fernández Zini.
Cuando se le consultó si volvería a actuar y estar arriba de un escenario, el cantautor fue muy sincero. "Quizás algo muy puntual, aunque no creo. Lo que sí me gustaría hacer es dirigir un musical basado en las mejores canciones de mi carrera", confesó Enrique.
Hace 7 años decidió mudarse a Eberbach, una localidad a 100 kilómetros de Frankfurt. Allí, inició una vida completamente en el anonimato y confesó a ¡Hola! Argentina que en ese lugar se lo conoce como "el señor argentino de la casa blanca y grande" o "el abuelo de Lucas". Pero, en su regreso al país, se mostró muy feliz de ser reconocido por los argentinos.
"Luego de siete años de vivir en el anonimato, me sorprendieron los saludos afectuosos de tanta gente. Ya casi no me acuerdo de lo que es ser conocido. Con sombrero y tapaboca, me siguen diciendo “Adiós, Pipo” y me piden selfies. Es muy loco", confesó el cantautor.
