Lizy Tagliani en favor de la inclusión y contra la discriminación: “La libertad nace del respeto al otro” – GENTE Online
 

Lizy Tagliani en favor de la inclusión y contra la discriminación: “La libertad nace del respeto al otro”

La talentosa artista, humorista y conductora se suma al ciclo de 12 Principios inspirados en causas sociales, que GENTE viene desarrollando a lo largo del año. Con diseños exclusivos de Pablo Ramírez y jugando a ser una diva, le pone el cuerpo a una de las grandes problemáticas contemporáneas.
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Lo dice sin eufemismos ni vueltas, bien a su estilo: “No conozco otra forma de vivir que no sea ésta. Yo sería esta Lizy travesti en Irak. A mí no me importa si duro viva diez minutos o toda una vida. Tampoco calculé: ‘Me voy a hacer travesti porque hay leyes que me protegen’. Soy una chica trans, travesti o lo que quieras, más allá de dónde me toque serlo…”, afirma orgullosa la inminente conductora de Trato hecho, el exitoso ciclo internacional que Telefe está a punto de lanzar. Aunque Lizy Tagliani, y su lengua sin filtros no se quedan ahí.

“… Por eso no comparto cuando me señalan: ‘Vos elegiste’. ‘Yo no elegí, no. ¿Pensás que alguien en sus cabales hubiese elegido ser travesti en una época en que serlo era lo peor, porque no conseguías trabajo, te discriminaban, no podías caminar por la calle, ¡y hasta calzaba 43!?’. Ni siquiera tuve la oportunidad de planteármelo, afirma.“Yo crecí peleando por ser mujer, sin gritar, sin exigir, sin imponer, sin tener miedo. Peleé con el arma más poderosa que pude tener: la fe de creer en mí”, cuenta a lo largo del reportaje con GENTE, durante el nuevo capítulo de la Campaña PRINCIPIOS 2021, que, basada en distintas temáticas de impacto cotidiano, recorremos desde enero, ahora con la artista como emblema en favor de la inclusión y contra la discriminación.

Allí, la chaqueña de Resistencia relata parte de su historia: “En mi caso el choque surgió en esa etapa en la que los chicos no quieren saber nada relacionado a las chicas, ni ellas con ellos. Ahí ni los nenes ni las nenas se querían juntar conmigo. Entre los seis y los ocho años fue la peor parte, mi etapa más difícil. Pero mi madre, que era analfabeta y muy autoritaria, a su modo y consciente de lo que me esperaba, colaboró a que yo sea quien soy hoy”, memora.

“Por ejemplo, recuerdo un momento que me marcó fuerte –revive–: ante mi tristeza, Mónica Escobar, una amiguita, me dijo: ‘Yo te acepto como sos. ¡Soy tu amiga y siempre vamos a estar juntas!’. Llegué feliz a casa y le conté a mi mamá. ¿Sabés qué me respondió? ‘¿Y no te preguntó si vos la aceptás a ella?’”.

“Puertas adentro éramos así –admite–, nos decíamos de todo. De mi familia soy la mejor, en el sentido de que mientras todos se agarraban con todos, yo siempre me la agarré conmigo. Yo me río de mí, para arrancar, y luego del resto. ‘¡Ay, no te digas fea!’, me piden. Pasa que si una no estuviera segura por dentro, no podría burlarse de sí por fuera. No es que me río de mí y apenas cierro la puerta me pongo a llorar”, sostiene.

Respecto a su decisión de no modificarse el nombre masculino con que fue anotada cuando nació hace medio siglo, es clara: “Si hubiese estado en juego la Ley de Identidad de Género que finalmente salió, no dudaba en pelear mi cambio de nombre en el documento, de Edgardo Luis Rojas a Lizy Tagliani: la popularidad colabora en visibilizar una situación. Lo hubiera tomado como un compromiso moral. Pasa que…”.

–¿Qué pasa? –nos subimos a su duda.

–… La verdad, ahora me da paja cambiar el nombre de la escritura de la casa, del auto, de los servicios, ir a la AFIP... No lo voy a hacer hasta que todo eso se compacte en una firma. Porque lo que más me duele de mi DNI es que diga ‘Masculino’ en lugar de ‘Femenino’. El resto, yo sé quién soy y no me da vergüenza que me llamen ‘Luis’.

“Es muy lindo que la gente me reconozco tan sólo como Lizy, porque es un nombre que elegí yo. Siempre aposté a ser yo. A nadie le importa lo que soy yo sin ropa: para la gente soy Lizy. Lo ves en las redes, en todos lados, y es hermoso que suceda...”, disfruta. Y explica:

“Cuando al principio me gritaban cosas, yo contestaba: ‘Mirá, si me bajás la ropa interior, debajo no vas a encontrar una enciclopedia. No hay muchas otras posibilidades. Así que poner el foco ahí...’ Lo mismo por el color de piel, si sos groncha, fina, cool o no, si tenés cirugías o no. Y ojo que la discriminación se extiende a las creencias, a las ideas políticas... Siento que hay un punto en que no se deben dar explicaciones ni permitir que te afecte lo que alguien sostenga sobre vos. ¿Te lo defino fácil?”.

–Por favor.

–Yo tengo pelo largo y un vestido, y me maquillo. Entonces vos me tenés que tratar como una mujer, respetar por cómo yo quiero ser. Lo que sientas, hables o mandes a tus amigos del grupo de WhatsApp, u opines mientras soñás conmigo, ya es un problema que necesitás resolver vos con vos mismo. Tenemos la obligación de ser como sentimos que somos.

Fotos: Christian Beliera
Producción general: Mariano Caprarola
Arte y diseño: Gustavo Ramírez
Asistente de producción: Sofía Ortiz y Luciana del Zotto
Estilismo: Pablo Ramírez y Mariano Caprarola
Figurín: Pablo Ramírez
Peinado: Diego Impagliazzo
Make up: Vero Luna
Seguimiento periodístico en las distintas plataformas: Elisabet Correa
Agradecemos a Anita y Sol Tomaselli

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