"Cuando tenía unos siete años, y nosotros no teníamos para comer, yo le daba mi plato de comida al linyera que vivía a unas cuadras de mi casa a escondidas de mamá", arranca contando Andrea Lucila Rincón (36), la participante de MasterChef Celebrity (Telefe) que pasa una buena cantidad de horas entre ollas y sartenes cuando en verdad le gustaría estar en otro lado...
"Si fuese por mí, estaría haciendo trabajo social full time en las villas", confiesa sin vueltas y detalla: "Es algo que hago, pero no todo el tiempo que quisiera. ¡Y yo sólo haría eso! Estar con los chicos, llevar donaciones, conseguir que vayan médicos a visitarlos y hacer llegar sus peticiones. Porque hay muchísimos chicos que viven en zonas insalubres y tienen mil necesidades que están invisibilizados. Y todo el tiempo me pregunto si no tendría que estar el 100% ahí, hasta que me bajan a tierra y me dicen que quizás desde el lugar en el que estoy puedo ayudar mucho más".
"Pero, si te soy sincera, siento que encontré el sentido de mi vida, el por qué nací... Y no sé si en algún momento no cuelgo todo y me voy por ese lado y no me van a ver más. La verdad, no lo sé. ¡Todo puede pasar!", le dice con picardía Andrea a la periodista de GENTE en el mismo sillón de cuero marrón en el que hace apenas una hora ella estaba recostada, luciendo un traje masculino negro, combinado con unos delicados stilettos color nude y una flor en la solapa. Respecto a ese mix, ella dice que no es sólo visual: “Pasa que yo convivo desde muy chica con mi lado masculino, y para mí ése es el feminismo. Yo soy feminista desde que nací".
–Últimamente estás teniendo mucha visualización en la cocina de Masterchef Celebrity. ¿Cómo te sentís ahí?
–Muy bien. La paso bien y tengo unos compañeros que son una masa. Quizás a veces me cuesta tolerar un poco la frustración cuando me dicen que algo no está bueno.
–Claramente te referís a tus encontronazos con los integrantes del jurado...
–Sí, pero es algo que nos pasa a todos. Sólo que yo tengo una sensibilidad y una intensidad muy grande. O sea, es vox populi que padezco de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP). Cosas que por ahí los otros pueden manejar de otra manera, y yo no puedo. Pero estamos en la misma y de alguna manera esa frustración nos une. Entre todos nos decimos que aguantemos. ¡Es hermoso lo que sucede!
–¿Dirías que hay menos competencia que en la primera temporada?
–No sé, porque no la vi. Si la hubiese visto no me habrían terminado de convencer para que esté ahí. ¡Yo no sabía que te decían esas cosas! Yo tengo poca tolerancia porque sufro una enfermedad. A mí me encantaría ser una persona normal, pero no lo soy.
–El momento culminante es la devolución... ¿Al menos la pasás bien mientras cocinás?
–¡Re! A casa llego cansada pero feliz, porque me hice amigos a los que pienso seguir viendo cuando todo esto termine, como Dani La Chepi, Alex (Caniggia), Juanse y la tía (Carmen Barbieri). Y también a la gente detrás de cámara.
“Creo que las tortas y las presentaciones no son muy lo mío, pero no importa porque yo no me voy a dedicar al arte culinario. Aparte, de alguna manera, a mis novios siempre me los compré por el lado de la comida”, cuenta la actriz antes de sorprender revelando el curioso motivo por el que es muy buena improvisando: “Eso pasa porque tuve muchos problemas en el estómago y me fueron sacando alimentos. Entonces tuve que empezar a inventar comidas, como unos zucchinis que adentro les meto carne picada y ricota como si fueran ravioles, pero no lo son, ¡y a mí me encantan!”.
–¿Qué tenés ganas de hacer después de MasterChef?
–Me gustaría hacer ficción.
–¿Y volver a ganar un Martín Fierro?
–¡Pero claro! Ése lo tengo en un estante de casa que está cerca de la tele. Pero no sólo quiero otro, eh... Quiero varios premios distintos. Quién te dice, un Oscar... Hay que apuntar a lo grande.
"Creo que todo el mundo tiene derecho a cambiar y a tener una vida mejor. Muchas veces descubro que no me gustan cosas de mí. Digo: `Che, ¡qué feo esto que hago, que hice o que soy!´. Y pienso: `Bueno, no lo quiero más´, y trabajo para cambiarlo. En cierto sentido, todos los días voy puliéndome para tener una mejor versión de Andrea".
–¿Es un trabajo duro?
–¡Durísimo, pero lo hago con amor, porque si uno no se trata con amor, no trata con amor a nadie. La base es entender que no somos perfectos, que podemos fallar y cambiar.
–El otro día vi que dijiste “a la gilada, ni cabida”, lo que me lleva a preguntarte cómo te llevás con las críticas
–A veces me molestan... Sobre todo si estoy frágil o sensible. Pero el que está todo el tiempo tirando mierda hacia afuera es el que no puede mirarse para adentro. Evidentemente es un pobre miserable y yo debería tenerle compasión, pensar que cada uno hace lo que puede. Porque uno no es malo porque sí: la vida te va golpeando y te va haciendo lo que sos. ¿Quién nace siendo un hijo de puta? Nadie. Yo estuve en tantos lugares tan oscuros y tan difíciles, escuché tantas cosas, que entendí por qué la gente obra como obra, y es porque está lastimada. ¿Te digo algo? El que está sano no lastima.
Por Kari Araujo.
Fotos: Christian Beliera.
Asistente de fotografía: Mariano Balegno.
Producción general: Mariano Caprarola.
Asistente de producción: Sofía Esther Ortiz.
Edición de video: Cristian Calvani.
Estilismo: @caromarafioti y Mariano Caprarola.
Locación: Sir Fausto (@sirfavsto).
Make up & pelo: @sochiherrera.
Agradecimientos: Cynthia Martos (@cynthiamartos), Marisa Campanella (@atelier.marisacampanella), Rochas, Basília Accesorios, zapatos @stilettosyl y Di Nizo (@di.nizo).
