El conmovedor relato y la angustia de Virginia Pérez, la chica que le hizo RCP a Fernando Báez el día de su muerte – GENTE Online
 

El conmovedor relato y la angustia de Virginia Pérez, la chica que le hizo RCP a Fernando Báez el día de su muerte

Minutos después de que el joven recibiera la feroz golpiza que lo dejó sin vida, Virginia, con 17 años, fue la primera en intentar socorrerlo.
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Hoy, 18 de enero, se cumple un año del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell a manos de ocho rugbiers. En una fecha en la que la emotividad y la indignación se hacen presentes, la joven que lo socorrió en primera instancia volvió a hablar del tan doloroso tema y de la marca que le dejó.

Virginia Pérez tenía 17 años y estaba haciendo un curso de primeros auxilios y RCP cuando se encontró, por esas cosas de la vida, con su primer paciente. Sin pensarlo dos veces, se involucró e intentó reanimarlo a través de diferentes maniobras mientras llegaba la ambulancia.

“Podría haber sido una curiosa más de los tantos que había en ese instante, sacando una foto o irme como si nada, pero no me resultó indiferente lo que estaba pasando. Muchas veces me cuestioné si lo que yo había hecho fue suficiente, porque las dudas me torturaban, no me dejaban dormir”, le comentó a Clarín.

Virginia Pérez también pide justicia por Fernando (Foto: Instagram)

“Me acuerdo que le agarré la mano a Fer y no respiraba, le tomé el pulso y no podía distinguir si lo sentía a él o era el mío, estaba nerviosa. Cuando yo crucé la Avenida 3 y vi que Fernando estaba tirado, había uno de los amigos que intentaba asistirlo pero a los gritos pedía a alguien que supiera de primeros auxilios. Yo estaba decidida, pero la desesperación del amigo me animó”, agregó.

Desde entonces su vida dio un giro completo. De repente se encontró con que era otra persona. “Cambió por completo. Desde mi estado de ánimo, pasando por situaciones de estrés, ataques de pánico, hasta miedo de salir a la calle. En carne viva notaba mis cambios físicos y psicológicos, pero también me sentía trastornada y obsesiva. Estaba alerta y muy paranoica a que no le pasara nada a nadie en la calle”, dijo y agregó: “Me cuestioné si lo que yo hice fue suficiente”.

Fue tanto lo que le generó, esa culpa que mantuvo durante varios meses en su cuerpo, que volvió a hacer un nuevo curso de primeros auxilios. Más que sumar conocimientos, necesitaba buscar respuestas. “Como me habían criticado tanto la manera en la que socorrí a Fernando, hice un nuevo curso de reanimación cardiopulmonar y sumé otro de socorrista. Les conté a los especialistas lo que había vivido y cómo actué con Fernando. Me dijeron que había estado perfecto, lo que me devolvió el alma al cuerpo”.

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