Italia se convirtió en el primer país del mundo en exigir a todos los trabajadores el “pasaporte sanitario” obligatorio. La medida entrará en vigor a partir del 15 de octubre intentando llegar al invierno con la mayor cantidad de personas vacunadas contra el coronavirus con al menos dos dosis.
El certificado podrá ser mostrado a las autoridades de forma digital o impresa en papel. El mismo constatara no solo las dosis aplicadas sino también si la persona a transitado la enfermedad o si se ha sometido a un hisopado con resultado negativo en las horas previas a mostrarlo, periodo que ahora se amplía hasta las 72 horas.
El pase sanitario ya estaba siendo utilizado por los ciudadanos para poder acceder al interior de bares, restaurantes, gimnasios, museos o convenciones, y ahora se pedirá a todos los empleados del sector público y privado. Quienes no presenten el certificado serán sancionados con una multa de un valor de entre 600 y 1000 euros, e incluso podrán ser suspendidos de su trabajo. Aunque esto no significa que puedan ser despedidos de su trabajo aseguró el ministro de Trabajo, Andrea Orlando. "El objetivo es incrementar la seguridad en los lugares de trabajo", explicó en conferencia de prensa Orlando.
A partir de esta semana en Italia también comenzaron a aplicarse las terceras dosis de vacunas Pfizer y Moderna a aquellas personas con inmunodeficiencia o que pertenezcan a grupos de riesgo, como son los casos de individuos con cáncer o que recibieron un trasplante recientemente. Además los mayores de 80 años también podrán asistir a los centros de vacunación para ser inoculados por tercera vez y aquellos que se encuentren en geriátricos y centros de salud serán asistidos por personal el sanitario estatal.
Actualmente Italia posee una de las cifras de vacunados más altas de la Unión Europea con el 74,61 % de la población de más de 12 años inmunizada contra el coronavirus.
