Edith Diez, la partera que asistió a Calu Rivero en el parto de su hijo Tao: “Me gusta ver cómo la naturaleza hace las cosas, pero sin dejar de lado la medicina" – GENTE Online
 

Edith Diez, la partera que asistió a Calu Rivero al dar a luz a Tao: "Me gusta ver cómo la naturaleza hace las cosas, pero sin dejar de lado la medicina"

Es la más buscada por famosas y anónimas que creen que hay otra manera de parir. Acompaña a las madres en sanatorios, domicilios, en el agua o en la camilla. Su bandera: que sean las mujeres quienes decidan todo. En diálogo con GENTE, revela detalles exclusivos del nacimiento del primogénito de la actriz y Aíto de la Rúa. 

Edith Diez es la partera de muchas mujeres que eligen otra opción a la hora de dar a luz a sus hijos. Algunos titulares la definirán como “la partera de las famosas”, sin embargo ella se corre de ese lugar. Comprende que no todas son iguales, y su atención comienza desde un espacio que no abunda: la escucha.

“Cuando una mujer con visibilidad muestra en sus redes sociales los detalles del parto elegido, demuestra que esto es posible”, le confía a GENTE, desde la comodidad del living de su casa, mientras de fondo suena música relajante y su gata merodea por el precipicio del sillón.

La barrera más dura es la de los médicos ortodoxos de la obstetricia que no están dispuestos a escuchar a las mujeres. Creen que parir de otra manera es una locura. Y no todo lo que les dicen es cierto”, apunta, filosa.

Edith tiene 18 años de experiencia atendiendo este otro modo de acompañar la llegada de los bebés a la vida y, si bien para ella siempre fue así, muchos la miraban de reojo durante la residencia médica cuando respetaba los tiempos de las mujeres a la hora de parir. “Me gusta ver cómo la naturaleza hace las cosas. Creo que va por ahí, pero sin dejar de lado la medicina. Yo elegí trabajar desde ese lugar”, comenta, aún convencida de su decisión.

Edith Diez recibió al equipo de GENTE en su casa. (Foto: Alejandro Carra)

Las parteras tienen un rol clave desde la primera contracción hasta las primeras horas de vida de un hijo. Son ellas las que guían a las madres, primerizas o no, y cuidan desde la empatía y los conocimientos médicos que requiere la situación en las horas más importantes después del nacimiento.

“Que los médicos manden a que las embarazadas conozcan a la partera sobre el final es un destrato. No dejan que puedan elegir si esa partera le gusta: es una mujer que va a acompañar a otra mujer durante largas horas. Imaginate si no hay empatía”, remarca. Y explica el porqué de la importancia de su rol: “No soy amiga, no soy hermana, no soy prima, pero hay una relación de amor que no tiene nombre. Y es hermoso”.

Edith Diez tiene dieciocho años de experiencia como partera, y fue la elegida por Paula Chaves, Juana Repetto y Calu Rivero para dar a luz. (Foto: Alejandro Carra)

Los partos respetados y el deseo como insignia

En su camino, entre la profesión y el oficio, Edith fue aprendiendo al ritmo del deseo de las mujeres. “Cuando me reencuentro con parteras, compañeras de ese momento, se acuerdan y hoy me tienen como referente de algo que para ellas era cuestionable”, marca.

Yo miro a toda la mujer, completa. En mi consultorio, la paciente me empieza a contar quizás sus necesidades o su historia de la cesárea anterior. La observo, veo si está hinchada, si no, le pregunto qué come. Le pregunto por los partos de la mamá, obviamente por ella también. Si viene con la pareja, la observo. Hago un trabajo muy lindo que nació en la pandemia”, explica sobre su metodología dentro del consultorio, ubicado en Agronomía.

Edith asegura que su conexión con los nacimientos “no tiene raíz en ningún lado”, sin embargo, abre su historia familiar y comparte algunas intimidades con este medio. “Mi mamá perdió un bebé a término antes de que yo naciera. Los nacimientos en mi casa eran algo que se contaban como un relato”, analiza, muchos años después, con la chaqueta del ambo puesta.

Y recuerda, con la mirada en el ventanal que enmarca esta conversación, el legado que de cierto modo le pesa a la hora de hacer su trabajo: “Una vez estaba en un cumpleaños de mi papá y recibo un llamado de una paciente que estaba empezando a parir. Yo puse un poco de cara por tener que salir corriendo... y él me miró y me dijo ‘andá a atender a esa mujer, no te olvides de lo que le pasó a tu madre’”.

“Yo antes no medía kilómetros: me he tomado aviones para ir a atender, fui al campo, he manejado hasta Misiones, he atendido en el medio de la selva. Es apasionante. Y lo vivo así”, sentencia, sin culpa.

Edith Diez en su consultorio de Agronomía. (Foto: Alejandro Carra)

Edith Diez reflexiona sobre los riesgos y las virtudes de las opciones a la hora de decidir cómo parir

“La mujer tiene que parir donde tenga ganas”, asegura Edith Diez. Ella es pionera en escuchar a las mujeres que buscan un parto respetado, y manifiesta que en su historial tiene más partos sanatoriales que domiciliarios. “Yo estoy en el camino del medio”, dice, al mismo tiempo que resalta que recibe a los niños tanto en clínicas como en domicilios, tanto en el agua como con las mamás recostadas en camillas.

La ley de Parto Humanizado está reglamentada en Argentina desde el 2015, a pesar de que se sancionó en 2004. Defiende los derechos de las madres, los recién nacidos y sus familiares al momento del parto y el postparto. Se debe respetar la etnia, religión y nacionalidad de cada grupo familiar, además de explicar la información médica en un lenguaje claro para todas. 

La idea que promueve la ley 25.929 es crear un ambiente en el que la mujer pueda relajarse, acompañada de quien desee, lista para dejar fluir su cuerpo, incluso decidiendo sobre cómo calmar el dolor. Con el bebé ya sobre su pecho, es su derecho recibir apoyo para amamantar y conocer los beneficios de la lactancia materna. También es en esta instancia donde se decide sobre el próximo método anticonceptivo a usar durante la etapa de puerperio. 

Puras sonrisas después de un parto respetado. (Foto: Redes Sociales)

“A mí me gusta mucho decir que la partera tiene que ser una mujer que ha parido, que tiene hijos también. Porque esta sí es una parte muy sensible y la medicina ya queda afuera absolutamente. Si una estuvo puérpera comprende perfectamente lo que la mujer atraviesa, porque no es un acto médico lo que se va a acompañar. Es un proceso vital de la mujer, inevitable: la recuperación del cuerpo tras el nacimiento. Y comienza una nueva etapa: ser mamá con los vaivenes hormonales nuevos, el dar la teta que puede llegar a ser súper simple o no”, cuenta sobre su trabajo de acompañamiento una vez que el bebé nació.

Edith Diez y la realidad sobre los partos en el agua

Edith sabe que una de las opciones que más “seduce” a las mujeres a través de Instagram es la de los partos en el agua. “Lo que aparece mostrado es muy bonito y vistoso”, indica, marcando cierto tipo de distancia con la realidad. Para parir en el agua en Argentina, en el marco del sistema médico, la única opción es el Sanatorio Otamendi de la ciudad de Buenos Aires. Y a las parteras se les pide un curso habilitante en el exterior para poder atender en esa clínica.

“Las clínicas en general todavía no tienen una buena infraestructura de las salas de parto”, señala con un dejo de reclamo. Y agrega: “Tenemos una medicina estructuradísima, no vemos que se pueda modificar de un día para el otro: los lugares para atender siguen siendo cajas de zapatos cerradas sin luz ni aire natural”.

Edith Diez y su equipo acompañan un trabajo de parto en el agua en el Otamendi, la único sanatorio del país en el marco del sistema médico. (Foto: Redes Sociales)

Dado que sólo existe una a nivel nacional en el sistema médico, una de las opciones que eligen las mujeres son los partos domiciliarios en el agua. Aunque Edith no deja de remarcar que recibir a un bebé en una casa no es algo para tomar a la ligera, y hay un respaldo que se debe tener: un equipo médico capaz, un sanatorio elegido, una ambulancia disponible y un buen diálogo entre todas las partes involucradas. Sobre todo durante las primeras horas después del parto, que son claves tanto para la salud de la mamá como para la del bebé, y es importante estar alerta para comprender la urgencia.

“Cuando Juana Repetto publicó en Instagram su parto, quedó a la vista de todos la pileta con agua roja. Y es que no siempre son esos videos divinos con el agua traslúcida, el bebé que nace, gira y te mira debajo del agua. Eso es lo bonito. Y hay agua roja también. Desde el lado profesional, uno tiene que saber medir qué tono de rojo tiene el agua para estar tranquilos de que todo lo que está sucediendo es correcto”, ejemplifica sobre una de las señales que tiene en cuenta.

Juana Repetto mostró su parto en el agua, y el agua con sangre generó revuelo en las redes sociales. (Foto: Instagram @juanarepettook)

Al mismo tiempo, Edith Diez se lamenta por la inclinación que cada vez está más presente dentro de sus consultas. “La desgraciada tendencia es que la mayoría de las mujeres viene con una cesárea anterior. Hay algunas que quizás dilataron y no llegaron a parir, entonces fueron a la intervención. Pero también hay primerizas que fueron directamente al quirófano por excusas que les pusieron los médicos, y ni siquiera les dieron la posibilidad de una prueba de parto”, puntualiza, algo indignada.

A contramano de lo que indica, desde que se sancionó la ley de Parto Humanizado las cesáreas no pararon de crecer en los quirófanos. Según informó la provincia de Buenos Aires, la tasa es del 36% y se estima que la cifra a nivel nacional trepa al 40%. Esto está muy lejos de la tasa recomendada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que es entre el 10 y el 15%. “Resulta preocupante que casi cuatro de cada diez partos sean por cesárea en la región”, sostuvo Suzanne Serruya, directora del Centro Latinoamericano de Perinatología de la OPS, oficina regional para las Américas de la OMS

El sostén emocional durante el parto es clave para que la mamá esté cómoda. (Foto: Redes Sociales)

Al ser una intervención quirúrgica, suele ser propensa a tener más complicaciones, además de dificultar el primer acercamiento entre la mamá y el bebé. “Lo que me entristece, es que recibo a mujeres que me vienen a buscar por su mala experiencia anterior. Te diría: un 20% lo busca por decisión, un 40% lo busca por la mala experiencia previa, y el resto está ahí como mezcladito”, aclara sobre las vivencias que comparten las mujeres en su consultorio.

Edith también destaca la importancia de cubrir lo emocional en este proceso. Y que, si bien es una responsabilidad de los profesionales llenar ese vacío, también es tarea de quienes sean los acompañantes. “La mayoría de los hombres preguntan qué hacen: la cultura los encuadra ahí, y les resulta bastante difícil. También hay que entenderlo. Es muy poquito, pero es un encuadre perfecto en donde todos saben qué vamos a hacer. Es como armar un viaje”, propone desde su barco que siempre está a punto de zarpar.

Juana Repetto en su segundo parto, que fue en el agua, en el Sanatorio Otamendi. (Foto: Redes Sociales)

El nacimiento nos muestra realmente que la naturaleza decide también. Y nosotros vamos a ir sobre la marcha a solucionar algo, pero no sabemos lo que va a pasar. La medicina trata de atajar todo, pero hay cosas que quedan afuera y no tienen explicación. Si uno cree que es inmortal, está equivocado”, expone.

“No dejo de decirle a cada pareja que el parto es un evento íntimo, es privado y es familiar. Sea donde sea, que tengan esa premisa. La medicina va a estar a un costado, custodiando, cuidando”, declara.

Antes de terminar la frase, suena su teléfono y atiende sin que suene dos veces: es una mamá que empieza a ver los primeros indicios de que el nacimiento está cerca. Además de escucharla con atención, le explica los pasos a seguir y le pide que no le agradezca. Le coordina una conversación con otro médico y termina la llamada con lo que esa madre necesita escuchar: "Está todo bien. Yo después voy".

Si estás o estuviste en una situación de violencia obstétrica y/o querés conocer tus derechos y los de tu familia durante el embarazo, parto y puerperio podés comunicarte a: Línea 0800-222-3444 del Ministerio de Salud de la Nación // Línea 144 del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad // Vía Mail [email protected]

Así fue el nacimiento de Tao, el hijo de Calu Rivero y Aíto de la Rúa

Calu Rivero eligió a Edith Diez como partera para recibir a Tao, el hijo que tuvo en febrero junto a Aíto de la Rúa. En marzo pasado, la actriz le escribió una carta que compartió en redes sociales.

En sus palabras, le agradeció y elogió la potencia de su trabajo: “Meses de acompañamiento y de cultivar nuestro vínculo para lograr el parto en casa, como yo deseaba”, apuntó. Y sumó: “Fue un parto consciente, con dolor, sin miedo y mucha amorosidad que nunca voy a olvidar”.

Calu Rivero y su primogénito, Tao De la Rúa. (Fotos: Redes sociales)

Desde su lugar, Edith resalta que si bien Calu tiene “todos los recursos que te puedas imaginar, nada de lo que le explicaba había sido transitado por ella anteriormente”. Explica que la construcción del vínculo con ella fue muy lindo, y eso es lo que llevó a la confianza total.

Cuando me conoció me dijo: 'ya sé que es con vos'. Se fue de viaje, volvió y ahí empezamos a hacer encuentros. Después se sumó su pareja, ambos siempre muy disponibles para aprender”, reflexiona en diálogo con GENTE. "Aíto le sirvió un montón y fue muy lindo ese encuentro”, acota Diez.

Los primeros momentos de Calu Rivero y Aíto de la Rúa junto a Tao. (Foto: Redes Sociales)

“Si bien las ceremonias quedan más para la intimidad familiar, durante el parto ambos sabían cuáles eran los recursos con los que contaban. Eso es algo que tienen recorrido los dos por separado y también juntos”, analiza la partera.

Según reconstruye, el trabajo de parto de Calu Rivero empezó por la noche y Tao nació a las 09:04 del 22 de febrero. Estaban apenas pasados de la fecha y es por eso que eligieron la acupresión en los dedos para ayudar el proceso. “El parto tuvo de todo un poco: se usó el agua, hasta algún medicamento, y la respiración, también”, detalla.

“Estuvimos toda la noche trabajando, fue un parto muy intenso. La verdad que es una mujer que toleró el dolor y el cansancio de las contracciones con una entereza espectacular”, señala sobre la presión física que afrontó Calu al darle la bienvenida a la vida a su hijo, a quien bautizó Tao "por el taoísmo, el camino a la vida".

Calu Rivero, horas antes del nacimiento de Tao. (Fotos: Redes Sociales)

“Ambos lo vivieron muy bien, él acompañó un montón. Me encantó, porque tenían las distancias perfectas: cuando la pareja está y no está. Al principio no estaba en la escena porque era un proceso más de mujeres y él con distancia óptima estaba monitoreando y acompañando”, señala sobre la presencia de Aíto.

Aunque el foco de su desempeño como partera es el bienestar de la mamá y del bebé, en el día a día hay otras cuestiones a ser tenidas en cuenta. “En un momento le pedí un café, y él después me dijo que cuando se lo pedí, sintió que yo estaba pensando en su rol. Y sí, la verdad era un momento de expectación: tenía que observar y enfocarme en que todo estuviera bien, con la casa a oscuras, escuchando el sonido de su respiración en la contracción”, recapitula.

Calu Rivero en su proceso de parto. (Foto: Redes Sociales)

Como todo parto, no estuvo ajeno al dolor: “Calu había preparado en la habitación de atrás, preciosa, un espacio para colgarse. Y no lo usó, no pudo". “Fue intenso, pero cuando todo estuvo listo, simplemente estábamos esperándolo. Lo recibieron y estuvieron un rato. Luego fueron las dos familias, muy en armonía con esta elección también”, comparte Edith.

Y concluye: "El sentido es encontrar en cada mujer lo que le sirve y entender de dónde viene esta mujer, qué hace de su vida y quién es”.

Las primeras imágenes de Tao de la Rúa. (Fotos: Redes Sociales)

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