A partir de los avances que existen en áreas como redes neuronales y biomecánica, el diseñador canadiense Anton Brousseau dejó volar su imaginación y la combinó con sus años de experiencia como diseñador de motocicletas de KTM y Husqvarna. Así nació la Moto Sapien, una ambiciosa moto que hereda su nombre del Homo Sapiens y que podría ser manejada con la mente.
“Los desvíos al procesar la información nos ralentizan. Todo sucede indirectamente, a través de los ojos y los oídos, así como de la motricidad humana”, explica Brousseau para darle sentido a su invento.
“Imaginemos que pudiéramos conducir la motocicleta directamente, en milisegundos, con nuestros pensamientos. Además, imaginemos si pudiéramos sentir con los neumáticos tan finamente como podemos con el sentido del tacto en nuestros dedos”, agrega.
La Moto Sapien se trata de una conexión directa entre el cerebro humano y la computadora de a bordo de la motocicleta, incluida su inteligencia artificial. La estrecha conexión entre el hombre y la máquina se combina con músculos artificiales como componentes variables del chasis.
Parte de la tecnología ya existe y se utiliza en el campo de la medicina como la interfaz Neuralink que se utiliza prótesis robóticas. Incluso los músculos artificiales se han desarrollado con nanotecnología y refuerzo de carbono permitiendo que sean hasta 30 veces más fuertes que los músculos humanos.
La motocicleta creada por Brousseau tiene una mecánica eléctrica de 375 voltios, 100 kW (136 CV) y una autonomía de hasta 450 kilómetros. “En 2050, podría ser el momento adecuado para un Moto Sapien”, pronosticó su creador, confiando que en tres décadas la tecnología que tanto añora hará posible su sueño.
