Recorre barrios vulnerables para llevar alimento a las familias y aliviar situaciones de violencia – GENTE Online
 

Recorre barrios vulnerables para llevar alimento a las familias y aliviar situaciones de violencia

El Padre Muiño junto a un grupo de voluntarios.

Marcos Muiño es sacerdote jesuita. En medio de la pandemia, intensificó su labor social: repartió alimentos a 850 familias y armó un comité de crisis para resolver situaciones de violencia y adicciones.

Hace más de un año el cordobés Marcos Muiño vive en la localidad de Santa María, dentro del partido de San Miguel, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Es sacerdote jesuita y está al frente de la Parroquia Patriarca San José y dirige el colegio homónimo. “La vida de estos barrios siempre estuvo muy ligada a los jesuitas”, cuenta al tiempo que recuerda que el barrio comenzó a formarse casi en simultáneo con la construcción del Colegio Máximo, hace poco menos de 100 años. “Este barrio está en el límite entre San Miguel y José C. Paz. Son franjas bastante vulnerables, muy castigadas, donde se siente más la pobreza”, comenta. 

Marcos Muiño es conocido por las familias del barrio: además de recorrer calles y pasillos, está presente en diversas obras de acción social.
Marcos Muiño es conocido por las familias del barrio: además de recorrer calles y pasillos, está presente en diversas obras de acción social.

Los seminaristas jesuitas salían a visitar los barrios y conocer a las familias. Quedó un vínculo muy fuerte que el Papa Francisco también marcó mucho en su momento cuando era rector. Él insistía: ‘Vayan al barrio, estén con la gente, métanse, embárrense, lo mismo que hoy sigue repitiendo. Ese es un poco el espíritu que intento vivir como jesuita: ir a donde las necesidades están insatisfechas”, reflexiona Muiño mientras saluda a las familias del barrio de calles de barro, muchas veces inaccesibles.

Allí la cuarentena se vive de forma especial. “Desde un primer momento la gente fue muy responsable. Siempre estuvo todo el mundo adentro, respetando la cuarentena. Todos tienen conciencia de que hay que cuidarse”, afirma el Padre Marcos.

Pero poco a poco empezaron a aparecer factores que afectan al aislamiento: la falta de trabajo, el hacinamiento y la necesidad de comer”. A esto se suma el hecho de que la falta de ocupación tiende a intensificar el consumo problemático de sustancias y la violencia doméstica. “Para muchas familias la cuarentena es un infierno, sentencia Muiño.

Uno de los grandes efectos de la cuarentena es que ha visibilizado muchísimas vulnerabilidades en distintos ámbitos. Conscientes de esto, convertimos nuestras capillas en espacios comunitarios de contención. Si hay una situación de violencia, de agresividad, son lugares en los que las personas pueden estar para ayudar descomprimir algunos aislamientos problemáticos”, cuenta con preocupación y la certeza de saber que esto no es suficiente.

Según Muiño, las personas del barrio respetan la cuarentena y adoptaron normas de cuidado como el uso de barbijo. "Muhcas familias tienen jabón y una palangana con agua en la entrada de la casa", comenta.
Según Muiño, las personas del barrio respetan la cuarentena y adoptaron normas de cuidado como el uso de barbijo. "Muhcas familias tienen jabón y una palangana con agua en la entrada de la casa", comenta.

Pero el aislamiento también mostró la otra cara: una solidaridad muy grande”, señala Muiño quien gracias a las diversas acciones sociales de su parroquia -desde merenderos hasta un Hogar de Cristo, pasando por un Redes de Amor -un proyecto que sostiene a mujeres con embarazos vulnerables- conoce cada rincón del barrio.

Hace unos días, en el afán de responder a las necesidades que emergen por la cuarentena, convocó a otras instituciones que trabajan en el barrio con la intención de formar una especie de “comité de crisis barrial” y juntos buscar la solución a situaciones problemáticas.

Muchas familias se sorprendieron por la diversidad de productos en las cajas.
Muchas familias se sorprendieron por la diversidad de productos en las cajas.

Cuando surge un caso le damos cauce y seguimiento. Saltan muchísimas cosas en estas circunstancias: se visibilizan vulnerabilidades y límites, la clave es trabajar en red porque solo te perdés”, dice Muiño.

"Hay hogares en los que la caja llegó cuando ya no tenían qué comer", contó Muiño.
"Hay hogares en los que la caja llegó cuando ya no tenían qué comer", contó Muiño.

Hoy su auto está cargado con cajas de alimentos y elementos de higiene que está repartiendo a las familias del barrio. Hasta ahora y en el marco de Seamos Uno lleva entregadas 850 cajas.

Siempre hemos repartido mercadería. Esto no es una novedad para las familias. Pero impacta que vayamos casa por casa llevando la caja. Eso le da un plus de cercanía, de preocupación, de conocer cara a cara a las personas”, relata Muiño. Entre paréntesis agrega que las familias agradecen que las cajas tengan tanta mercadería. “Hay gente que se largó a llorar cuando recibió la caja. Hay personas que me dijeron: ‘hoy no tenía para darles de comer a mis hijos y justo llegó la caja’. Es una experiencia de sorpresa. Es una acción solidaria más que un trámite”.

Muchas familias perdieron sus ingresos ya que viven del trabajo informal. Para ellos la caja de Seamos Uno resultó ser una ayuda invaluable.
Muchas familias perdieron sus ingresos ya que viven del trabajo informal. Para ellos la caja de Seamos Uno resultó ser una ayuda invaluable.

Poco a poco empezaron a aparecer factores que afectan al aislamiento: la falta de trabajo, el hacinamiento y la necesidad de comer. Para muchas familias la cuarentena es un infierno”

Padre Marcos Muiño

Las cajas llegaron a lugares a los que ninguna institución llega. “Esta dinámica de ir casa por casa nos llevó a meternos en lugares a los que no hubiéramos llegado de otro modo. Visitamos a familias muy en el fondo del barrio que no asisten a la Iglesia ni a un comedor. Esto nos abrió la mirada, puso en juego esta idea ignaciana de ir a donde las necesidades están insatisfechas, a donde otro no llega”, concluye el Padre Marcos.


Qué es Seamos Uno y cómo ayudar

Nadie se salva solo, estamos todos en el mismo barco

“Todo fue impulsado por el espíritu de Seamos Uno. Somos puente entre las grandes empresas y las personas que pueden colaborar y quienes tienen una necesidad”, dice Muiño y agrega: “El nombre Seamos Uno encierra algo más: la conciencia de que la solidaridad nos salva de que no estamos solos, nadie se salva en soledad”. La iniciativa reúne a los referentes de diferentes cultos entre los que se destacan AMIA, ACIERA, CÁRITAS y la Compañía de Jesús, además de organizaciones civiles y empresas. El objetivo entregar un millón de cajas de mercadería (alimentos y elementos de higiene) para satisfacer las necesidades básicas de una familia de cuatro personas durante una semana. Las donaciones se realizan a través de www.seamosuno.com.ar, donde se puede ver el detalle de contenido de las cajas y la actualización de unidades entregadas: en un mes el número asciende a más de 250 mil.

https://www.instagram.com/p/B_BcKMSpo0m/

Qué nos enseña la pandemia

“Lo que nos va a salvar es salir de nosotros mismos”

En el último tiempo percibía que la gente del barrio estaba muy encerrada. Quizás por una actitud familiar: había poca conexión con los vecinos, mucha indiferencia, mucho ‘no te metas’”, dice el Padre Marcos. “Esta exigencia de quedarnos en nuestras casas suscita justamente un salir de nuestro encierro, mirar al otro, preocuparnos por él. Lo que nos va a salvar es salir de nosotros mismos, ver las necesidades del otro y saber que podemos armar algo juntos”, enfatiza.

Quienes recibieron las cajas de Seamos Uno celebraron que alguien los fuera a visitar y estuviera atento a sus necesidades.
Quienes recibieron las cajas de Seamos Uno celebraron que alguien los fuera a visitar y estuviera atento a sus necesidades.
Foto y video: Alejandro Carra. 

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