Recién en el vuelo que lo trajo desde París, Gastón se dio cuenta de que
haber ganado Roland Garros le iba a cambiar la vida. Como él mismo afirma, tanto
en la entrega de premios, como cuando volvió a su habitación número 456 del
Hotel California -en pleno centro parisino- o cuando posó con el trofeo frente
al Arco del Triunfo, "ahí todavía no entendía muy bien lo que me había pasado".
Después, como para que se comprenda mejor, hace un largo silencio e intenta
explicar: "A ver... Sabía que había logrado el sueño de mi vida, era consciente
de la repercusión que había tenido en la prensa argentina y extranjera, pero no
pensé que esto iba a causar tanto efecto en la gente. En el tipo que mientras labura, mira el televisor de reojo y sólo se sienta a ver el partido de la
final. Cuando estaba en París, imaginaba que acá iban a estar contentos porque a
los argentinos nos estaba yendo bien, pero también sabía que cuando terminase el
partido, iban a seguir con sus q… de todos los días. Por eso no esperaba tanta
muestra de cariño…".
Eso del afecto pudo comprobarlo en el mismo momento en que ocupó su asiento en
primera clase, y el piloto, a minutos del despegue, anunció que entre ellos
viajaba "El Gato Gaudio, flamante campeón de Roland Garros", lo que provocó un
fuerte aplauso, chiflidos y griteríos, como "si se tratase de un equipo de
fútbol que vuelve de una conquista internacional y la barra lo aplaude desde el
fondo", cuenta Gaudio, quien se tomó unos minutos en su maratónico organigrama
de entrevistas (algo ya habitual cada vez que un argentino tiene una buena
actuación en un Grand Slam), para hablar con GENTE.Y es Gaudio quien rompe el
hielo: "¿Ché, cuánto hace que no sacan a un tenista en la tapa? Vi Buenos Aires
empapelada con mi cara y no lo podía creer. La llamé a mi mamá y le dije que si
querían ver mi cara, trajera a toda la familia al centro porque estaba en todas
las esquinas (risas). La verdad, no me lo esperaba…".
-Todo eso que estás contando significa que Roland Garros marca un antes y un
después en tu vida, ¿no?
-Al principio, cuando me lo preguntaba, no estaba muy seguro. Ahora no tengo
ninguna duda. Y me va a cambiar en todo sentido. En lo personal, sé que hasta
que me muera voy a vivir cosas como estas. Eso de ir por la calle y que se te
acerque una señora o un chico que no conocés y, emocionados, te pidan un
autógrafo y te den las gracias por haber vuelto a ganar este título, algo que ya
me pasó…
-Y en cuanto al tenis, a tu juego, ¿qué va a cambiar?
-Pienso tomarme el tenis con una alegría y una tranquilidad que hasta ahora no
había tenido. Siempre, después de un partido o de un torneo, me sentía en deuda
conmigo mismo por cómo había jugado. Ahora soy consciente de que voy a tener
momentos muy malos, como los tuve, y momentos increíbles, como el de Roland
Garros. Y estoy obligado a encontrar un equilibrio y no volverme loco. Mi
obligación, para demostrarme a mí mismo lo importante que fue ganar un Grand
Slam, es tratar de llevar el tenis con mucha alegría y dejar de hacerme
problemas cuando pierdo o desbordar de euforia cuando gano.
por Sergio Oviedo con Juan Morris
fotos: Jorge Sclar (en París), Christian Beliera, Walter Papasodaro,
Matías Campaya y Leandro Montini
No me hagas posar como modelo que esta semana con ustedes, tuve más trabajo que Pampita en toda su carrera".">
Gaudio se prepara para la foto de GENTE y bromea: "No me hagas posar como modelo que esta semana con ustedes, tuve más trabajo que Pampita en toda su carrera".
Fue la primera y última vez que lloré en mi vida por un partido y no va a volver a pasar. Pero entendéme... Cuando llegué a París nadie daba dos pesos por mí."">
"Fue la primera y última vez que lloré en mi vida por un partido y no va a volver a pasar. Pero entendéme... Cuando llegué a París nadie daba dos pesos por mí."
