Vida, muerte y misterios de la conejita que quería ser Marilyn – GENTE Online
 

Vida, muerte y misterios de la conejita que quería ser Marilyn

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Hay millones de dólares sin dueño y un final trágico y aún misterioso, al estilo de una novela negra de Dashiel Hammett. La historia de Anna Nicole Smith, casada a los 26 años con un millonario de 89, de quien heredó una fortuna, reúne todos los ingredientes de un dramático culebrón policial. Su biografía post mortem pronto será best seller. La enciclopedia virtual Wikipedia resume: “Vickie Lynn Hogan (28 de noviembre de 1967-8 de febrero de 2007), mejor conocida como Anna Nicole Smith, fue una modelo y actriz estadounidense que consiguió popularidad cuando posó desnuda para la revista Playboy”.

El domingo 11 último, en Miami, la madre de Anna Nicole declaró que su hija de 39 años “nunca abandonó las drogas”, y que esa adicción la habría matado. Con todo, los médicos forenses que le practicaron la autopsia tienen otras sospechas y todavía no se han expedido.

UNA CHICA ANCHA DE CADERAS. Vickie Lynn Hogan nació en Texas, en la ciudad de Mexia, 127 kilómetros al sur de Dallas. Su padre la abandonó cuando era niña, dejándola al cuidado de su madre y una tía. Su primer trabajo fue como mesera en un restaurante de fast food. Allí conoció a un cocinero llamado Bill Smith, con quien se casó a los 17 años. El matrimonio duró poco, aunque le dejó un hijo al que llamaron Daniel y un apellido con el que se presentaría ante el mundo.

Sola y sin recursos, Vickie Lynn se convirtió en stripper en el club de señoritas Rick’s Cabaret, cuyo nombre evoca a la Casablanca de Humphrey Bogart. La relegaron a la segunda división de bailarinas exóticas, en el turno de la mañana. “Eres demasiado corpulenta, muy ancha de caderas”, le dijeron sin más vueltas.

En el Rick’s, en 1991, conoció a Howard Marshall II, un magnate petrolero octogenario con varios cientos de millones en el banco y quien solía visitar el club a primera hora, en una silla de ruedas que empujaba su chofer. “El estaba muy deprimido porque ese mismo año murieron su esposa y su amante”, confesaría luego Anna Nicole.

Y fue amor a primera vista… El anciano Howard se deslumbró con las curvas de Anna y ella se apasionó con la cuenta bancaria del petrolero, quien la agasajó con joyas y dinero. Con las primeras ofrendas, Vicky corrió al quirófano para aumentar el tamaño de su escote. Pero poco después, el millonario volvió a la carga y le obsequió departamentos en Los Angeles y Nueva York. A lo largo de cuatro años le rogó sin éxito que se casara con él.

Aquel primer paso por el cirujano dio sus frutos: en 1992, bajo el nombre de Vikkie Smith, llegó hasta la portada de Playboy. Fue la Conejita de Mayo, un verdadero suceso en los Estados Unidos. Tan sólo algunos meses después, el excéntrico Hugh Heffner la consagraría Playmate de 1993. Entonces Vickie Lynn Hogan decidió cambiar su nombre por uno más acorde a su calidad de estrella en ascenso. Y se decidió por Anna Nicole Smith. Así la conoció el mundo, a través de la campaña de Guess, cuando reemplazó a la top Claudia Schiffer en la gráfica internacional de la marca. Y hasta fue partenaire de Leslie Nielsen en una de las secuelas de La Pistola desnuda, film en el que, por supuesto, le hacia honor al título. Su fama siguió creciendo y los más audaces la presentaron como “la nueva Marilyn Monroe”, sin saber en ese momento hasta qué punto estaban en lo cierto…

Mientras tantos, el incansable Howard Marshall II no se daba por vencido, y el 27 de junio de 1994 fueron juntos a un juez de paz. El tenía 89 años y ella apenas 26…

La intimidad de la pareja jamás trascendió. Tan sólo se supo que Howard la llamaba “luz de mi vida”, a lo que Anna Nicole devolvía un meloso “papito”. Algunos periodistas indiscretos fueron más allá con sus preguntas y quisieron saber si el matrimonio se había consumado: “Lo que pasa en la cama es asunto nuestro”, los atajó la rubia. A aquellos que la llamaron cazafortunas, respondió: “Estoy cansada de que todos digan que me casé por su dinero. Simplemente sucedió que me excitaban sus manchas hepáticas”.

El matrimonio y el marido duraron un suspiro. El 4 de agosto de 1995, Howard Marshall II murió en un hospital de Los Angeles; a cierta edad, el corazón y el sexo con estimulantes se llevan mal. Anna Nicole asistió al velorio de su marido vestida de blanco…

LA AVARICIA Y LA LUJURIA. El mismo día del funeral comenzó la batalla legal por la herencia entre la rubia y su hijastro, Pierce Marshall: la pelea era por 449,7 millones de dólares. El juicio se convirtió en un show. Anna Nicole juró que el día de la boda el anciano le había prometido la mitad de la fortuna; su hijastro, de sesenta y cuatro años, mostró un video en el que Howard nombraba a los beneficiarios de su herencia y no mencionaba a su joven esposa. La ley de los Estados Unidos no hace a la viuda heredera forzosa. Un juez amenazó con desalojar la sala si Anna Nicole continuaba gimiendo. Otro juez, un tal Carter, ensayó una descripción de la pareja en su sentencia: “Sus vidas estuvieron marcadas por la necesidad y conducidas por la avaricia y la lujuria. No obstante, este tribunal está convencido de que él la amaba”. La conejita se alzó con 89 millones de dólares. El resto de la fortuna continúa en litigio.
Durante los cinco años que duró el juicio, Anna Nicole jamás guardó luto. “En Hollywood no está bien visto repetir el vestido”, se excusaba.

PORNOGRAFIA Y MUERTE DE DANIEL. La fama y el dinero pronto comenzaron a mermar. La Smith ya no podía controlar su adicción a la cocaína. En 1997 hizo un tratamiento de rehabilitación en la clínica Betty Ford. “Cambié las drogas por los tranquilizantes”, confesaría luego. Al salir de su internación, antes de que su fortuna se evaporara del todo, se convirtió en estrella de cine porno soft y luego condujo un reality decadente llamado The Anna Nicole Show, adonde desnudaba –sin eufemismos– su intimidad. Y dejaba en evidencia su soledad: sólo la acompañaba Sugar Pie, un perro adicto al Prozac. Engordó más de lo imaginable, casi treinta kilos, y protagonizó algunas campañas de ropa XXL. Gracias a unas píldoras mágicas, consiguió adelgazar 17 kilos.

Casi por milagro –porque, que se sepa, no hizo nada público para que ocurriera–, la carrera artística de Anna Nicole Smith comenzó a enderezarse durante el 2005. Vanity Fair la convocó para una nueva producción fotográfica y distintas marcas la invitaron a protagonizar sus campañas. El 7 de septiembre de 2006, en el Doctors Hospital de Nassau, Bahamas, nació su segundo hijo: la pequeña Dannielynn Hope Marshall Stern. De acuerdo a lo que figura en el acta de nacimiento, el padre es un abogado llamado Howard K. Stern. Con todo, más adelante se verá que hay quien cuestiona esa paternidad.

Daniel Smith, de veinte años, viajó especialmente a Bahamas para conocer a su hermanastra. Tres días después del parto, se recostó en la cama junto a su madre Anna Nicole y no volvió a despertar jamás. El parte médico reveló la causa de la muerte: “Ataque cardíaco masivo provocado por el consumo de metadona (una droga que se usa para tratar la adicción a la heroína) y antidepresivos como Zoloft y Lexapro”. Hubo quien dudó de ese parte. Devastada, Anna no asistió al velorio. Tres semanas después del entierro de su hijo, se casó con Howard K. Stern en una ceremonia íntima, a bordo de un yate.

TRES PADRES Y UN BIBERON. Aún nadie sabe qué hacía Anna Nicole el jueves 8 de febrero último en el hotel Seminole Hard Rock de Florida. Se había registrado esa misma mañana, y tenía prevista su salida para el viernes 9, bien temprano. Estaba sola: su marido y su hija permanecían en Bahamas. Dicen que perdió el conocimiento dentro de su habitación. La encontró un botones, que fue a ver por qué no contestaba ningún llamado. Los primeros auxilios que le practicaron fueron inútiles. Los paramédicos la trasladaron al hospital Memorial Regional, adonde murió poco después. Los motivos no están claros, aunque todos los caminos conducen a una intoxicación con fármacos.

UN FINAL ABIERTO. Pero Anna Nicole Smith no dejó este mundo sin ofrecer un último escándalo. Luego de su muerte, ocurrida cuando tenía 39 años y de la que la cocaína no es ajena, tres hombres se disputan la paternidad de la pequeña Dannielynn Hope. El primero es Howard K. Stern, a quien la justicia de Bahamas le reconoce derechos sobre la niña; por algo la pequeña Dannielynn, de apenas cinco meses lleva su apellido. Sin embargo, el fotógrafo Larry Birkhead exige un examen de ADN. “Fui el novio de Nicole durante el último año; esa chica es mi hija, no cabe otra posibilidad”, asegura. El último inscripto en esta batalla es Frederick von Anhalt, el marido de la actriz húngara Zsa Zsa Gabor, un playboy de 59 años y cierto renombre internacional como cazafortunas. “Si usted examina el mes de diciembre de 2005, verá que ella no estuvo con ninguno de estos tipos. Estuvo conmigo y por lo tanto, yo soy el padre”, declaró en rueda de prensa.

Todos los hombres de Anna Nicole tienen un poderoso motivo para reclamar la paternidad de la única heredera de la conejita. De los 89 millones iniciales no queda casi nada. Pero la Justicia norteamericana aún podría adjudicarle post mortem a Anna, es decir, a su hijita Dannielynn, más de 150 millones de dólares.

En 1992, con el nombre de Vikkie Smith, fue la Conejita de Mayo e ilustró la tapa de Playboy. El inefable Heffner, que no distinguía a ninguna chica que no fuera “amable” con él, la designó Playmate 1993.

En 1992, con el nombre de Vikkie Smith, fue la Conejita de Mayo e ilustró la tapa de Playboy. El inefable Heffner, que no distinguía a ninguna chica que no fuera “amable” con él, la designó Playmate 1993.

El multimillonario Howard Marshall II (con Anna, en las fotos superiores) la vio y le propuso casamiento. Ella tardó tres años en aceptar. Al poco tiempo de la boda, él, de 89 años, murió, y Anna Nicole, entonces de 26, reclamó su inmensa fortuna.

El multimillonario Howard Marshall II (con Anna, en las fotos superiores) la vio y le propuso casamiento. Ella tardó tres años en aceptar. Al poco tiempo de la boda, él, de 89 años, murió, y Anna Nicole, entonces de 26, reclamó su inmensa fortuna.

En 1997 Anna engordó 30 kilos. No obstante, no dejaba de salir ni una noche.

En 1997 Anna engordó 30 kilos. No obstante, no dejaba de salir ni una noche.

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