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Viaje al corazón del miedo

Cuando uno se va aproximando a través de la Autopista del Buen Ayre al Acceso
Oeste, la vista de las villas miseria es pavorosa. Los rejuntes de chapas
oxidadas que se amontonan, sin la menor pretensión de ordenarse, no indican que
detrás de éstas y debajo de éstas, pueda existir un asentamiento de seres
humanos. Lagunas llenas de insectos, aguas contaminadas y montañas de basura,
son el paisaje que completa este cuadro de indignidad. Si bien es cierto que hay
fundaciones, grupos solidarios y hasta el mismo Estado que intentan combatir
tanta miseria, uno no puede dejar de preguntarse: ¿Llegaron acá?

Pero hoy no es la enorme pobreza el centro de nuestra nota, sino la delincuencia
que allí concentra muchos de sus recursos. Quizá es este panorama desolador una
forma de empezar a explicar el miedo que hoy azota a la gente de la zona. Y que
nos toca a todos.

Estamos en Moreno, a la vera de la Autopista Oeste. Los chicos de las villas y
de los barrios pobres son los primeros en acercarse a explicar lo inexplicable.
"Los puentes fueron enrejados para evitar que los pibes chorros tiren piedras y
les roben a los autos. Pero ahora se ponen al costado de la autopista y siguen
tirando piedras y siguen robando. O si quieren, se llevan a las personas para
adentro de la villa y olvidate… Hacen lo que quieren
". Esto lo dice Alberto.
Tiene 22 años y trabaja en una pequeña metalúrgica de Moreno. Vive en una casita
de madera del Barrio 2000. Y, como la mayoría de los muchachos de su edad,
siente terror por los pibes chorros. ¿Quiénes son? Una banda de menores -chicos
de 14 a 17 años- increíblemente violentos.

"Es que nosotros nos rescatamos, la peleamos, laburamos. Estos pibes parecen
grupos de perros salvajes que no tienen ni viejos ni nada. Solamente les importa
la merca y la birra. No les importa si los matan…Y por acá, el que mata o
secuestra a alguien es capo. Antes, a la gente del barrio la respetaban. Pero
ahora vienen y se nos meten en nuestras casas como si nada. Acá todo el mundo
tiene un fierrito para defenderse. Es un desastre, pero es así"
, dice Alberto
sin ocultar su angustia. Y cuenta él, como muchos otros en el barrio, que en
Moreno esta situación provocó que ocurriera lo que nadie esperaba: muchos
jóvenes prefieren emigrar a zonas pobres de provincias pobres en lugar de sufrir
tanta inseguridad. "Yo me fui a vivir a Misiones y ahora vine de visita", afirma
Roberto, que trabajaba en una maderera de General Rodríguez pero prefirió
partir. "Acá te pueden matar en cualquier momento, aunque vos no te la busques.
Allá te morís de hambre igual, pero estás tranquilo
". De pronto Roberto se calla
porque un muchachón, al que le dicen "el jefe", vuelve a pasar en una bicicleta.
En las terrazas cercanas llegamos a ver jóvenes con pañuelos como vinchas que
parecen salidos de gangs (bandas) de Los Angeles. "Están marcando los puestos y
la cantidad de gente que tiene la Gendarmería, así le avisan a los jefes de sus
bandas. Acá está todo mezclado. Los que aguantan a los secuestrados les pagan a
estos pibes con drogas, armas y algo de plata… y ellos hacen cualquier cosa"
.
Esta fue una de las principales razones por las que fue convocada la Gendarmería
-está acostumbrada a combatir a los narcos-, además del estado de sospecha que
rodea hoy a la Policía bonaerense, seriamente cuestionada. "Nosotros tenemos
operativos y procedimientos todos los días. Los gendarmes están acostumbrados a
recibir fuego de parte de los delincuentes y a no devolverlo hasta poder detener
a parte de la banda"
, dice el alférez Heredia.

"¡¿Qué pasa acaaaaaaá?!", grita un hombre corpulento que pasa en bicicleta con
el torso desnudo y tatuajes carcelarios en sus brazos. Lleva atado un trapo en
la cabeza mientras pedalea despacio a 30 metros del retén de Gendarmería que
controla el ingreso al Barrio 2000 y la entrada del Arroyo de Los Perros. "Ese
es uno de los jefes de los pibes del barrio Jardín Dos",
nos dice un vecino de
nombre Pedro. En ese momento los gendarmes inspeccionan una camioneta
sospechosa. Y cuando las motos salen tras el jefe, éste, con reflejos rápidos,
cambia la marcha y se escapa internándose en los laberintos de la villa. "La
bicicleta es robada. Y además la muestra con orgullo"
, dice, sin disimular su
furia, un hombre de Gendarmería.

EL TENEBROSO ARROYO LOS PERROS. El olor es de mil cadáveres pudriéndose al sol.
Un hilito de agua putrefacta atraviesa por debajo al orgulloso cemento de la
autopista. Es un paso casi obligado para la gente que vive en el lugar y
necesita ir de un barrio al otro: allí se encuentran los barrios Jardín Uno, Dos
y Tres. "En esos lugares están los que vinieron de Fuerte Apache, de la torre
que tiraron abajo. Por supuesto que también vino gente buena. Pero la cantidad
de chorros que se instalaron hace que la vida acá sea insoportable para todos",
asegura un vecino que prefiere mantener el anonimato.

El alférez de Gendarmería Luis Heredia, oriundo de San Juan, es uno de los
oficiales que se encarga de la seguridad de las autopistas. El destacamento fue
creado a raíz del asesinato de un turista. "Fue cuando mataron a un extranjero:
le pegaron en la cabeza con un adoquín que tiraron desde un puente mientras
venía en un ómnibus"
. El alférez, junto con su dotación de tres motociclistas y
un tirador de Itaka, revisa los recovecos en los que se supone que se esconden
los potenciales secuestradores al voleo. Con él nos internamos en el tenebroso
Arroyo Los Perros. Debajo del puente, que marca el kilómetro 43 de la Autopista
del Oeste, hay otro mundo imperceptible para quienes pasan rápidamente en sus
autos allá arriba, por el asfalto. "Hay que estar atento: entre los huecos de
los pilares del puente se meten los delincuentes que asaltan a cuanto ser humano
se anima a pasar cerca"
, dice un alférez de Gendarmería.

Allí, armados con cuchillas, pistolas, escopetas y hasta ametralladoras, los
delincuentes roban con impunidad. "Se ensañan con las mujeres que van con sus
hijos. Son peores que animales y están todo el día de la cabeza", dice el joven
Alberto, vecino de la zona.

El efectivo con la Itaka mete el caño en todos los escondrijos. La situación es
tensa. "Casi siempre nos disparan", dice el alférez. Sólo nos cruzamos con un
joven que camina en sentido contrario y acarrea su bicicleta. Se llama Juan, y
antes de que se lo pidan muestra su documento. Termina la requisa. Y no se
produce ningún enfrentamiento. Los pobladores de los barrios de emergencia, que
están a ambos lados de la autopista, cruzan el arroyo cargados de changuitos y
bultos. Sólo la presencia de los efectivos anima a la gente a pasar por ese
lugar. Todos saben que estar allí, a solas, es jugarse la vida.

Pete es uno de los jóvenes que tienen un pañuelo en la cabeza. Muchos lo marcan
como otro de los pibes chorros. El dice con suficiencia: "Los pibes de otros
barrios nos traían hasta videograbadoras profesionales que valen varios miles de
dólares y las ofrecían por cien pesos. Llegaban con cualquier cosa que uno se
alucine. Al principio la gente les compraba, pero ahora ya no. Es que cada tanto
la policía hace operativos recupera las cosas y meten preso a cualquier logi.
Por eso es mucho más negocio el secuestro al voleo. Es guita segura".

POR QUE ES EL LUGAR ELEGIDO. Merlo pertenece al distrito judicial de Morón.
Moreno, al de Mercedes. Allí también está General Rodríguez. Todas esas
localidades están geográficamente pegadas. Sin embargo el nivel de delitos en
Moreno es altamente más conflictivo. Según lo explica Federico Nieva Woodgate
-fiscal general de Morón-, el fenómeno "no es producto de la casualidad". Según
el funcionario, las diferencias tienen que ver con lo difíciles que son las
comunicaciones dentro del distrito de Morón. Esto es lo que hace que las bandas
busquen otras zonas con acceso más fácil a rutas rápidas de escape.

"Moreno tiene conexión a mayor cantidad de vías fáciles para huir. Yo tengo la
teoría personal de que ésa es una de las razones que la convierte en una zona de
alto riesgo y de mayor cantidad de problemas delictivos. En Morón, el tránsito
interno está muy trabado por las vías del ferrocarril y por el propio Acceso
Oeste"
, concluye el fiscal. El tema de los accesos fáciles le da muchas
alternativas a los secuestradores para entrar y salir con sus víctimas. Y sobre
todo es el lugar elegido para "aguantar" a los secuestrados mientras se negocian
los rescates.

¿ZONA LIBERADA?
"Asaltan a un juez en General Rodríguez". Esta fue la noticia
que inauguró el nuevo año. El juez civil de la provincia de Buenos Aires Adolfo
Gabriel Granillo Ocampo, de 61 años, estaba reunido junto a otras nueve personas
participando de los festejos por la llegada del 2004 en su casa quinta de
General Rodríguez, ubicada en la calle Necochea de La Fraternidad, a 400 metros
de la ex ruta 7, cuando fue sorprendido poco antes de la medianoche por dos
delincuentes encapuchados y armados. Tras golpearlo con la culata de un arma
exigieron el dinero, las joyas y los teléfonos celulares. Granillo Ocampo,
titular del Juzgado 13 de la provincia de Buenos Aires y hermano del ex Ministro
de Justicia de Carlos Menem, Raúl Granillo Ocampo, fue asistido médicamente por
heridas leves en la cabeza. Mientras tanto, personal de la Comisaria Primera de
General Rodríguez -ubicada a 2 kilómetros de la quinta- iniciaba las
investigaciones para esclarecer el delito, que al parecer habría sido perpetrado
por hombres jóvenes. Interviene en el caso la Unidad Funcional de Instrucción (UFI)
en turno del Departamento Judicial de Mercedes. Cabe destacar que a poca
distancia de la casaquinta, se encuentra la vivienda donde reside el padre del
ex canciller y gobernador de la provincia, hoy diputado nacional, Carlos Ruckauf.
Sin embargo, la zona no tenía -ni tiene- ninguna custodia especial.

Raúl Granillo Ocampo señaló no haber estado entre los comensales esa noche.
Desde La Rioja, su provincia natal, contó detalles del robo que sufrió su
hermano mayor: "Por lo que me dijeron eran dos ladrones. Uno tenía una pistola y
otro un cuchillo, y estaban muy nerviosos, muy alterados. Por eso le pegaron un
culatazo en la cabeza a mi hermano, aunque él no se había resistido al robo",

detalló.

Después, los ladrones encerraron a la familia en una habitación y se dedicaron a
saquear y destrozar la casa. Finalmente, se fueron del lugar a pie y por la
puerta principal. El juez no sufrió heridas de gravedad pero quedó en claro que
sus victimarios gozaron de total impunidad. Entonces, muchos se animaron y
hablaron de "zona liberada".

QUIENES FORMAN LAS BANDAS. Lo que era considerado un triángulo de las Bermudas
pero al revés -en lugar de desaparecer en Moreno y General Rodríguez, la gente
aparecía al ser liberada por los captores en esa zona-, ahora pasó a ser el
lugar elegido por los secuestradores.
Al caso del chico de Luján, Facundo Laffont, hijo de un empresario de transporte
que estuvo 24 días en cautiverio, se suma el secuestro de Ernesto Rodríguez,
padre del empresario y novio de Susana Giménez. El 23 de diciembre a sólo horas
de la Nochebuena, Ernesto fue secuestrado a una cuadra de su casa, ubicada a 200
metros del Acceso Oeste en General Rodríguez. Más allá de la negociación que se
puede llevar adelante en estos casos -como la que realiza Jorge Rodríguez para
la liberación de su padre de 74 años y enfermo del corazón-, un investigador que
trabaja directamente en el tema secuestros explica cómo están formadas y cómo
trabajan estas bandas: "Se mezclan ex ladrones de blindados (que son muy
profesionales) con ex miembros de fuerzas de seguridad. Y tienen una
organización celular similar a la que tenían los grupos terroristas de los '70.
El que secuestra se lo entrega a los cuidadores -de la zona Oeste-, mientras que
los que negocian son los verdaderos jefes de la banda y muchas veces son otros
los que cobran el rescate. Los diferentes grupos no se conocen entre sí. Y los
jefes siempre quedan a salvo hasta del momento del pago ya que allí también
utilizan '
sacrificables'", concluye.

"Acá, a unos metros, estaba la chica de Macri", nos dice Alberto. Florencia
Macri, la hija del empresario Franco Macri, también fue secuestrada en Capital
Federal y liberada tras el pago del rescate en Moreno. En tanto que Christian
Riquelme, hermano de Román, también fue liberado en el oeste bonaerense (Ramos
Mejía). La angustia crece en este barrio minuto a minuto. Todos se preguntan
cuándo terminará este infierno de secuestros y delitos. Aquí, como en muchas
otras zonas calientes de la provincia de Buenos Aires, el miedo lleva al mismo
interrogante: "¿Quién será el próximo?".

En muchas zonas de Moreno, la policía sólo puede ingresar fuertemente armada para hacer operativos. La mayoría de los habitantes, gente trabajadora, esperan una solución a la inseguridad.

En muchas zonas de Moreno, la policía sólo puede ingresar fuertemente armada para hacer operativos. La mayoría de los habitantes, gente trabajadora, esperan una solución a la inseguridad.

Chapas, suciedad y aguas contaminadas: el oscuro panorama donde sobreviven cientos de miles de argentinos del oeste bonaerense. Dos gendarmes atraviesan el Arroyo de los Perros, bastión de las bandas de pibes chorros. Los operativos bajo el puente del Acceso Oeste son constantes: sin custodia, nadie transita seguro allí. Llevan siempre una Itaka.

Chapas, suciedad y aguas contaminadas: el oscuro panorama donde sobreviven cientos de miles de argentinos del oeste bonaerense. Dos gendarmes atraviesan el Arroyo de los Perros, bastión de las bandas de pibes chorros. Los operativos bajo el puente del Acceso Oeste son constantes: sin custodia, nadie transita seguro allí. Llevan siempre una Itaka.

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