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Vamos a Saint Tropez

Claro, la arenita blanca y el agua azul son cosa tentadora para la gente del rollo royal. Un habitué que no se resiste es Andrea Casiraghi, el hijo mayor de Carolina de Mónaco, junto a su novia colombiana, Tatiana Santo Domingo, en la Nikki Beach, la playa top-top del lugar. Lo mismo su hermana Charlotte, algo más gordita que de costumbre, sin escándalo o nada nuevo que contar. Pero, eso sí, marcados de cerca: días atrás, Carolina recibió el llamado de un hombre que amenazaba con secuestrar a sus hijos. Y no muy lejos, su tío regente, Alberto –ahora con un ambicioso plan para el minúsculo principado: aumentar su extensión en diez hectáreas ganadas al Mediterráneo– se fue a correr en sulky al hipódromo de Cagnes Sur Mer. Y Charlotte Rampling –divina a los 60, y ultracandente en Heading South, su última película–, de paseo con Thierry Breton, el ministro de Economía francés. ¿Amor? ¿Amigos, nomás? No se sabe. Y la princesa Beatrice, hija de Sarah Ferguson –y quinta en sucesión al trono inglés–, se dedicó a andar descalza por la playa.Andrea Casiraghi y su novia, en la Nikki Beach

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Beatrice de Inglaterra, sola por la arena

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Charlotte, de Mónaco a Saint Tropez

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