“Tarda en llegar y al final, al final hay recompensa…”, escribió Gustavo Cerati en 2008, y le puso letra a una de las canciones más hermosas de su repertorio. Hasta la mismísima Mercedes Sosa, la eligió para que formara parte de Cantora, un disco sublime. Y esa, fue la misma canción que la sobrina de Gustavo, Valentina Cerati (25) –hija de Estela (56) una de las dos hermanas que tenía el cantante, la otra se llama Laura (53)– eligió para marcar un precedente histórico: por primera vez, un familiar directo del ícono del pop y del rock, se sube a un escenario para cantar con una banda que hace un homenaje a Soda Stereo.
En el marco de la inauguración del Complejo Termal de Dolores, y cerrando el año del Bicentenario del Primer Pueblo Patrio, Valentina acompañó al Cuarto Soda, el grupo que liderado por Brian Tolenti, Gabriel Muscio y Pol Walls; hace tres años se posicionó como el mejor tributo a la banda de Cerati, Alberti y Bosio.
“Me parece una canción maravillosa… Siempre me gustó la música y su poesía. Igual no hay una letra de Gustavo que no me guste. Y poder hacerlo con el Cuarto Soda fue una experiencia única. Suenan increíbles y se nota que lo hacen con amor”, confiesa Valentina.
Desde los once años, la chica que se crió y vive en City Bell, toma clases de canto, estudia comedia musical, es actriz y también periodista. Junto a un amigo formó Pumper Nic, dúo con el que interpreta diferentes canciones del rock nacional de los 80 y los 90 en distintos bares platenses. Pero subirse al escenario en la plaza principal de Dolores para cantar Zona de Promesas, Trátame Suavemente, y Te llevo para que me lleves; para ella significó una experiencia sublime.
Tanto para ella como para Julián (20), su hermano, quien la acompañó y observó desde un costado dele escenario. Y luego de que el intendente Camilo Etchevarren le entregara el reconocimiento que distinguió a los artistas que pasaron durante estos tres días que duró la fiesta, la confesión final de Valentina: “Fue un gran desafío, cuando involucras tanto la parte emocional, es muy fuerte. Lo tomo como un acto de amor a la obra de mi tío, y es un placer cantar sus canciones” .
Cuando Cerati sufrió el ACV, Valentina tenía 18 años. Pero con los ojos húmedos, confiesa que con el músico siempre tuvo una gran relación: “Gustavo fue un tío muy copado, comprendía la vida de una forma universal. Compartir con él una sobremesa de domingo, era algo fascinante. De lo que hablara, política, medio ambiente, música; siempre tenía una mirada superadora al resto de los mortales. No hay día que no lo extrañe…” .
Por Sergio Oviedo
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