"¡Qué me hiciste, qué me hiciste!". Tirada sobre el cantero de la planta
baja, con múltiples fracturas en su cadera y en sus vértebras, Alejandra
Pradón (37), milagrosamente todavía tenía un hilo de voz y estaba lúcida. Minutos
antes, su cuerpo había caído al vacío unos 25 metros desde el séptimo piso de su departamento de Belgrano, por motivos que, para la justicia, todavía resultan
inexplicables: "En mis 20 años como profesional, jamás vi nada igual. Esto es increíble", fueron las palabras del primer médico que la socorrió y que,
hasta hoy, "no entiende cómo se salvó". Después de alzarla en la vereda y llevarla al departamento, su novio, Fabrizio Lallana (23), trataba de calmarle
el dolor de la espalda con unos juguitos congelados. Y despertaba, a la vez, una enérgica reacción de los paramédicos que le dieron las primeras curaciones:
"¿Por qué la subiste? ¡Cuando una persona tiene un accidente de esta magnitud no hay que tocarla! ¡Esto puede empeorar su estado y en algunos casos, hasta causarle la muerte!". Fabrizio escuchó la severa advertencia por parte de los médicos ante la atenta mirada del portero del edificio. Este, después de escuchar la caída
de Alejandra, se levantó para ver qué pasaba y fue quien se encargó de abrirle la puerta de entrada y del ascensor para que Fabrizio pudiera subir a su novia nuevamente
hasta el séptimo piso: "Ella me pidió que la trajera hasta acá. Yo no sabía qué hacer, estaba como loco. Como vi que hablaba y que me reconocía, la cargué sobre mis
hombros", se defendía el joven de entrada. Desesperado, tiraba su pelo para atrás, apretaba su cabeza con las dos manos y repetía una y otra vez: "Fue un accidente,
les juro que se cayó sola".
HISTORIA DE AMORES Y VIOLENCIA. Si hubo algo que nunca faltó en la vida de Alejandra Pradón fue un hombre que se adueñara de su corazón. Pero muchas
veces sus romances terminaron en verdaderos escándalos acompañados de violencia. Tal vez el más recordado es el que mantuvo con el futbolista Claudio Arzeno, que tuvo un final abrupto después de que la vedette realizara una denuncia ante la justicia por maltratos. Unos años antes, su noviazgo con Daniel Comba también se quebró cuando, producto de un ataque de celos, el representante la agredió físicamente. Los otros hombres que figuran en su biografía amorosa fueron Guillermo Cóppola, los cantantes bailanteros Alcides y Riki Maravilla, el actor Gerardo Romano y el rugbier Marcelo Gentile. "No tengo suerte con los hombres", solía confesarle siempre Alejandra a sus hermanas y amigas… Siempre lo mismo hasta que conoció al hombre
al que ella misma calificó, hasta la madrugada del lunes
15 de marzo, como "el gran amor de su vida".
EL CHICO BONITO. El círculo de amistades más cercano a la pareja coincide en asegurar que lo de ellos fue un "amor a primera vista". Se conocieron en febrero del 2003 en Zebra, un boliche de Villa Carlos Paz, mientras ella trabajaba en el teatro y él se destacaba como delantero en el primer equipo de fútbol del Club
Atlético Villa Carlos Paz: "La historia fue muy fuerte e intensa de entrada. Cuando Ale volvió a Buenos Aires, él dejó todo para seguirla: abandonó el fútbol y su empleo
en la fábrica de carteras y zapatos de su cuñado, y se vino a vivir con ella", cuenta una de sus mejores amigas. Y agrega: "A los pocos meses ya comenzaron
los problemas. Como sus parejas anteriores, él la celaba mucho por su trabajo. La cosa empeoró porque ella le pedía que trabaje y él se excusaba diciendo
que no le gustaba nada de lo que conseguía. Por intermedio
de un empresario importante, Alejandra le
consiguió una prueba en un club de fútbol de Paragua
y pero él no quiso ir para no alejarse de ella. Trabajó de
remisero, vendió chucherías por la calle, pero enseguida
abandonó todo. Esto fue un golpe muy duro para
la relación. Alejandra siempre le repetía que no se
iba a hacer cargo de un vago".
Alejandra en su última temporada en Villa Carlos Paz, donde realizaba shows bailables en las discos más importantes. Hoy, su futuro es incierto.
El lunes, mientras Alejandra era sometida a la segunda intervención en su
cadera, Fabricio terminaba de declarar en los tribunales porteños ante el fiscal Arturo Velarde. Aprovechando que el joven salió de la cárcel de Marcos Paz para hacerse un
electrocardiograma, el juez pidió que amplíe su declaración y él volvió a ratificar su
inocencia.
