“Tenemos que servir a los que sufren, ser solidarios y darnos a nosotros mismos” – GENTE Online
 

“Tenemos que servir a los que sufren, ser solidarios y darnos a nosotros mismos”

"El sufrimiento de estos chicos es algo difícil de entender y explicar. Y este acto simbólico de lavarles los pies es lo que Jesús quiere de nosotros: que hagamos lo imposible por ayudarlos”.

A María, la mamá de Marquitos, los ojos se le llenan de lágrimas mientras el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, le lava y besa los pies a su hijo. Es Jueves Santo, y este chico de tres años, que hace un mes dejó su casa en Pacheco por un problema en los riñones, hoy representa a uno de los doce discípulos de Cristo. Son las ocho de la noche y en la capilla San Luis Gonzaga del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez más de 300 personas se congregan para celebrar la misa llamada La Ultima Cena, donde personal médico y familiares de los chicos con padecimientos crónicos rezaron por la salud de los más pequeños.

Y aunque Marquitos no entiende bien de qué se trata, su cara se ilumina cuando el Primado de la Argentina se inclina con una palangana en sus manos y le acaricia sus deditos. “El lavado de pies era algo muy común en aquella época, por los caminos de tierra y por el calzado que se utilizaba. Pero era trabajo de los esclavos. Y Jesús realizó este acto indicando un camino: amar hasta el fin. La Iglesia quiere demostrar que todo bautizado tiene que servir a los que sufren, ser solidario y darse a sí mismo”, expresa Bergoglio antes de arrodillarse delante de la silla de ruedas de Jacqueline Brítez, la niña con quien inauguró este ritual, que el cardenal viene repitiendo desde que asumió la conducción pastoral en 1998.

Aquella frase del comienzo, que hablaba del sufrimiento de los chicos, bien le queda a Jacqueline, quien a los 9 años ya sufrió dos operaciones porque padece de osteomielitis, una infección en los huesos más largos de su cuerpo. Sin embargo, ella regala optimismo y sonríe ante los flashes: “Por suerte y gracias a Dios, ya no me duele más la pierna”, cuenta y se roba el aplauso y las lágrimas de todos. “Sin dudas, esta niña es un ejemplo, porque a pesar de sus dolencias, siempre intenta rescatar las cosas buenas”, dice Bergoglio conmovido. Y ella sonríe, besa la mano del cardenal y agrega: “Yo me voy a curar, porque usted rezó por mí. Y mi mamá me contó que en las Pascuas Dios hace milagros”.

Que así sea. Por Jacqueline, por Marquitos, y por todos los chicos que sufren.

Bergoglio le besa los pies a uno de los 12 chicos en la capilla del hospital. Más de 300 personas siguieron con emoción la misa en que se repitió la enseñanza de Cristo en la Ultima Cena.

Bergoglio le besa los pies a uno de los 12 chicos en la capilla del hospital. Más de 300 personas siguieron con emoción la misa en que se repitió la enseñanza de Cristo en la Ultima Cena.

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