Dolina es un cinco de esos que tocan rápido, de descarga y distribución. Esos cinco que se paran en el medio de cualquier medio y desde allí resuelven con un toque profundo… cuando resuelven. Un volante que no duda en salir para atrás c
uando está convencido de que eso significará un contraataque allá adelante. Con la camiseta de Francia (ninguna particular filiación, apenas otra arbitrariedad del azar), Dolina juega y corre y marca y pierde y gana. El fútbol lo envuelve como a nadie, como a todos.
Después del Mundial, después de la decepción, Dolina, futbolero medular, dice recibir
"como una buena noticia" que la gente no se haya rasgado las vestiduras por la sorpresiva, inesperada, frustrante eliminación del equipo de Bielsa.
"En otros países, como en Italia y Rusia, hubo gestos demenciales".
-Por una vez, el fútbol no nos narcotizó la razón…
-Quizá se deba a que los argentinos, últimamente, hemos tenido demasiado trato con las tristezas y las frustraciones, nos hemos ido convirtiendo en profesionales de la pena. Y entonces lo que pase en un Mundial ya no nos lastima tanto.
-¿Qué explicación le encuentra a la participación del seleccionado en Corea-Japón?
-El grupo que nos tocó era difícil, pero de todas formas el equipo no estaba jugando tan bien como cierto triunfalismo mediático postuló. Solemos marchar al son de la canción mediática y, en rigor de verdad, los jugadores nunca nos convencieron de que podían ser campeones, más bien nosotros, entusiasmados, los fuimos convenciendo a ellos.
-¿Cómo evalúa el trabajo de Bielsa?
-Ha tenido una actitud digna y se ha comportado como un caballero, pero su ciclo terminó. Para mí, él ya no debería estar al frente de la selección.
-¿Quién entonces?
-Yo quiero un técnico como Ramón Díaz, que no es genial, que sólo pone a los mejores jugadores que tiene y punto. Quiero un técnico de gustos vulgares, que no sea un genio tacticista, que tenga perfil bajo y que sea rústico. Los técnicos vulgares ven a Saviola y lo ponen. Después viene uno genial e iluminado y en la selección termina jugando el Piojo López.
-¿Existe la pasión o es el último gran descubrimiento de los creativos publicitarios?
Dolina escucha y calla. Tiene la respuesta pero le falta el orden correcto de las palabras, la confección oral, por eso este silencio breve, que más que silencio es la víspera de una idea que llega y se arma y de golpe es una voz, una respuesta.
La pelota, mi vieja enemiga", bromeó alguna vez. Con la camiseta de Francia, Dolina no pierde el hábito de jugar al fútbol, donde sea.">
"La pelota, mi vieja enemiga", bromeó alguna vez. Con la camiseta de Francia, Dolina no pierde el hábito de jugar al fútbol, donde sea.
Dolina y su hijo Martín, minutos antes de salir a la cancha. El distribuye, Martín hace jugar al equipo y también tiene llegada. Una dupla temible.
