“Soy la diva del pueblo” – GENTE Online
 

“Soy la diva del pueblo”

Yun día, se armó el personaje. Desde entonces, ya nadie supo si Iliana Calabró es o se hace… Son las diez de la mañana y nos recibe en la cocina de su casa. Está en jogging, remera y zapatillas, remojando unas vainillas en café frío. Así se hace, cuenta, su famoso tiramisú. “¿Lo vas a probar, no? Lo voy a poner en el freezer para que le des un buen mordisquito antes de irte. ¿Querés?”, me invita.

–Por un momento sospeché que lo compraba.
–¡Pero noooo! Los hago yo con mis propias manitos. Es de las cosas más ricas que preparo, porque yo, como buena ama de casa, hago de todo: cocino, plancho, tiendo las camas…

–Eso sí cuesta creerlo. Las divas tienen empleadas domésticas.
–Yo tengo una persona que me ayuda, claro. Si no, no podría hacer todo lo que hago. Pero no hay nada más lindo que la dedicación que le pone uno. Si puedo, las camisas a Rossi se las plancho yo.

–Igual, admite que es una diva.
–No, no soy el prototipo de la diva. Yo no tengo glamour, ni chofer, ni perro faldero, ni asistentes, ni guardaespaldas. Hay gente que me ayuda, claro, pero eso es una necesidad. No guardo distancias en la calle: la gente se me acerca, me toca, me habla y yo me paro a escuchar. No tengo filtros. ¡Y me siento muy querida!

–Por eso ya tiene sus fans…
–Sí, muchos. No quiero pecar de soberbia, pero sí. Para la gente soy la diva del pueblo. Yo me ocupo de mimar a mis admiradores. El otro día, sin ir más lejos, fui al casamiento del presidente y vice de La Morocha Argentina, mi club de fans. Adrián y Marcelo me eligieron como testigo de su unión civil, y participé encantada.

–Sus vecinas del country náutico, ¿qué opinan de su nueva vida?
–Las que son amigas están felices por mí. Además, no las descuido. Ellas saben que todos los domingos a las cuatro de la tarde las estoy esperando con el mate y las facturas calentitas. Las divierte mucho este éxito que estoy teniendo. Dicen que soy la Catita modelo 2007.

–No me la imagino a Niní Marshall bailando en el caño…
–Bueno, ahí está lo del modelo. Ella es de la década del 30, del 40, otros tiempos. Yo la pegué recién en el 2007. Mi versión es un poco más actual. ¡Mirá que hace años que la vengo remando y remando…!

–Le costó llegar, dice.
–Sí, ¡un montón! En la vida todo me costó un montón. Hasta el amor de El Rossi. Yo estaba muerta con él, y él no me daba bola porque yo era gorda, peluda… Resultado final: un bagayo. El matrimonio me hizo muy bien, hasta me convirtió en una mujer más sexy. Hoy me cuido para cuidarlo.

–¿Y Fabián Rossi, su marido, también se cuida?
–El me cuida; ése es su secreto. Está muy seguro conmigo: sabe que lo amo desde mis 13 años. Lo conocí en una playa de Mar del Plata y me hice amiga de toda su familia para llegar a él: era mi amor imposible. En ese tiempo, imagináte, ¡ni me miraba! Después, cuando cumplí los 22, mi cuerpo ya había cambiado y me invitó a salir. A los dos años lo casé. Y después vinieron los chicos, como tenía que ser…

–Iliana, ¿cómo fue que terminó reinventándose a sí misma?
–¡Uyyy! Mi carrera empezó hace muchos años junto a mi papá, pero me convertí en un personaje popular y querido cuando el jurado de Cantando por un sueño me empezó a criticar después de cantar Libre junto a Ricardito Rubio. Desafinamos tanto que para resistir tuve que crear un personaje, un personaje que tiene mucho de mí. Me dio resultado, porque cantando pésimo ganamos y ¡hasta saqué un disco! Es más: ¿te conté que ya estoy grabando el segundo CD…?

–Volvamos a su mutación. Me intriga.
–Me costó ganarme un lugar. Recién a los 35 años decidí empezar a mostrar mi cuerpito para ser vedette. Se vino el quilombo: a mi familia no le gustaba nada que apareciera ligera de ropitas y haga escándalos, como eso de andarme besando con Jessica Cirio en el teatro de revista. Pero no me di por vencida: seguí remando hasta el día que se me ocurrió pedirle aumento a Gerardo Sofovich, en vivo y en su programa de televisión. ¡Me salió tan bien que terminé sin aumento y sin trabajo...! Creo que ése fue el día que me quemé, que me hice cenizas para volver a nacer. Había caído en el abismo. Entonces me llamó Tinelli y todo cambió.

–¿Cree que baila mejor de lo que entona?
–¡Sin dudas! Igual, siento que la gente me perdona sólo con ver la garra que le meto a todo. Porque yo saco a la perra, a la gata, al colibrí, a todo. ¡Pura lucha soy, mirá! Algunos deben pensar que las cosas son así nomás, pero noooo. Yo me preparo mucho para esos 30 o 45 minutos que estoy con Marce en el programa. Y no sólo con el baile…

–¿Ah, no? ¿Y qué más hace?
–(Suspira) Es un trabajo muy duro. Me paso los siete días de la semana creando ese momento para sorprender al público y al jurado con algo nuevo. La semana pasada, por ejemplo, le di unos zapatos, una zunga y una muñequita vestida con los colores de San Lorenzo a Marce. Ahora le estoy preparando un lemon pie a Gerardo (por Sofovich) con los colores de Boca.

–¿No es medio chupamedias su actitud?
–¡Ay, no! Ojalá no lo vean así. A mí me gusta mimar a la gente y hoy ellos son mis compañeros de trabajo. También le llevo postres al portero, aunque nadie me vea. Yo soy así.

–¿Es así o se hace?
–Soy. Y hoy lo exagero para aprovechar al máximo mi personaje. Yo a vos no te voy a mentir. Me está yendo muy bien. ¿Te conté que además voy a sacar un libro con consejos para las amas de casa? Iliana te la canta se va a llamar. Y ahora nomás, el 30, para las vacaciones de invierno, estreno El show de Iliana y el Ratón Pérez en el teatro Nacional, que será mi primer infantil. Y ya tengo firmado para hacer un music hall en el teatro Lido de Mar del Plata este verano…

–Como si fuera poco, se vienen las muñecas.
–Sí. Firmé contrato con la empresa International Merchandising para comercializar mi marca: pronto vas a ver perfumes, cartucheras, carpetas, juegos y hasta muñecas con mi cara. Seré una Barbie anti diva, más natural. En cualquier momento lo convenzo a El Rossi para que me haga de Ken (carcajadas).

–¿Qué dice Rossi a todo esto?
–Está muy contento, muy orgulloso. Mi familia es la base de mi éxito. Estoy casada desde hace 18 años con un empresario gráfico, con el hombre que me hace feliz, con el mejor padre del mundo. Sin la ayuda y el apoyo de mi marido y mis hijos no hubiera podido hacer todo lo que hago. Porque no es fácil tener una mamá famosa cuando vas al colegio, cuando tenés 13 años como Nicolás u 8 como Stefano.

–¿La pasan mal? ¿Los cargan?
–¡Pero nooo! Al contrario, todos sus compañeros quieren venir a casa. Desde que somos populares nuestra vida es mucho más divertida.

–¿Y se bancan que ahora esté todo el día fuera de casa?
–Se adaptaron, sí. Pero, pese a los horarios, yo sigo siendo una madre dedicada: cuando llego tarde de grabar el programa de Marcelo, no duermo y empalmo derecho para hacer el desayuno y compartir un momento con mis hijos. Ahí reviso las tareas y los escucho. Intento estar presente y ver las necesidades que tienen, siempre. Igual, ellos saben que no me rompo el lomo por la fama, sino para que los cuatro tengamos un bienestar mejor. Creo que en mi otra vida fui una boxeadora. Adoro pelear la vida.

–Y pareciera que consigue todo lo que se propone…
–Ojalá. Decís eso porque me agarrás en mi mejor época: a los 41, con buen lomo todavía, un marido incondicional, dos hijos sanos y propuestas de trabajo explosivas. ¿Pero vos sabés por qué Ilianita no se la cree ni se marea con todo esto? Porque está tan acostumbrada a correr que ya no puede sacar los pies de la tierra. Hoy, aunque no tenga tiempo ni para almorzar, soy una mujer feliz: me gané un lugar en este ambiente, y eso no es poco.

–¿Su papá…?
–Juan Carlos está muy bien. Y contento con la nena.

–¿El tiramisú…?
–¡Ay, ya me había olvidado! ¿Estará listo? A ver, a ver… No. Le falta un poquito. ¿Vos el miércoles trabajás? Entonces, te mando uno.

En un mes te la vas a poder llevar a tu casa. Sí, una mini Iliana plástica que saldrá a la venta muy pronto. “<i>Seré una Barbie  anti-diva, más natural. En cualquier momento lo convenzo al Rossi para que me haga de Ken</i>”, bromea.

En un mes te la vas a poder llevar a tu casa. Sí, una mini Iliana plástica que saldrá a la venta muy pronto. “Seré una Barbie anti-diva, más natural. En cualquier momento lo convenzo al Rossi para que me haga de Ken”, bromea.

El rito mañanero: preparar el desayuno para su marido, Fabián Rossi, y sus hijos, Nicolás y Stefano.

El rito mañanero: preparar el desayuno para su marido, Fabián Rossi, y sus hijos, Nicolás y Stefano.

“En la vida todo me costó un montón. Hasta el amor de El Rossi. Yo estaba muerta con él, y él no me daba bola, porque yo era gorda, peluda… Resultado final: un bagayo. Hoy me cuido para cuidarlo”

“En la vida todo me costó un montón. Hasta el amor de El Rossi. Yo estaba muerta con él, y él no me daba bola, porque yo era gorda, peluda… Resultado final: un bagayo. Hoy me cuido para cuidarlo”

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