"¡Por qué Dios, por qué! ¡Justo a mí, que toda la vida me preparé para
esto!". Los testigos -jugadores de la selección más algún integrante del cuerpo técnico- aseguran que el lamento de Bielsa les partió el alma. Hacía diez minutos que la Argentina había empatado con Suecia y el DT estaba en el vestuario del estadio Miyagi llorando desconsolado. Mientras gritaba, pateaba los closets y pegaba trompadas a la pared.
"Todavía se me pone la piel de gallina. Gritaba como si se le hubiera muerto la madre. Nos miramos entre todos y nos largamos a llorar como
chicos", comentó uno de los jugadores quien pidió que no se publique su nombre. Como los gritos y los llantos no cesaban, Ariel Ortega caminó diez pasos y fue a buscar a Bielsa. Lo abrazó, lloraron juntos y a los pocos minutos lo llevó hasta el lavatorio. El técnico se mojó la cara, fue hasta donde estaba el resto del equipo y les dijo:
"Estoy orgulloso de este plantel por cómo se brindaron a lo largo de estos cuatro años. Antes del Mundial jugaron 40 partidos y demostraron que eran superiores a todos. Después, en estos tres partidos, fueron los únicos que siempre intentaron ganar sin traicionar el estilo. Sólo nos faltó suerte. No se desanimen ni carguen con esta cruz toda su
vida".
TRISTE Y SOLITARIO REGRESO. A las 7:25 del sábado 15, el vuelo 526 de Lufthansa aterrizó en Ezeiza. A bordo se encontraba todo el cuerpo técnico y siete jugadores del plantel. Una hora después, sin importar el cansancio de las 40 horas de viaje, Marcelo Bielsa improvisó una conferencia de prensa ante 40 periodistas y más de 200 personas que fueron a recibirlo y a alentarlo. Con el rostro desencajado, habló durante 45 minutos. Reconoció el fracaso que significó la eliminación pero, como les había dicho a sus jugadores, le adjudicó mucha responsabilidad a la
"maldita fortuna". Terminó de hablar, se subió a su camioneta 4x4 gris y fue hasta el predio de la AFA en busca de sus pertenencias.
Dos horas más tarde partió hacia el campo de 200 hectáreas que Nieto Bracaletti, su suegro, tiene en Máximo Paz, un pueblito de 4.200 habitantes a 80 kilómetros de Rosario. Con él viajaron sus valijas de ropa y los 1.200 videos que había llevado a Tokio:
"Tenía un compacto de media hora de cada jugador rival. Antes de cada partido, hablaba con los sparrings -los 14 jugadores juveniles que viajaron con la selección-,les mostraba la película y les pedía que aprendieran la forma de moverse del jugador. Al día siguiente, realizaba una práctica con un equipo similar al rival. Algo nunca
visto", contó uno de sus colaboradores mientras subía las bolsas.
El lunes, después de ver el triunfo de Brasil ante Bélgica, Marcelo Bielsa salió a recorrer el campo. Fue su primera caminata en suelo argentino.
Tres días después de quedar eliminados del campeonato mundial, el técnico regresó al país y dio una conferencia de prensa. Más de 200 hinchas lo esperaron para alentarlo. El atribuyó el fracaso a la falta de suerte.
