Además, les adelanto que aparece un desnudo mío en la película. Sí, sí: se desnuda mi vida”, anticipó al pasar, sonriendo, frente al “ooooooh” del racimo de periodistas que enredaban sus micrófonos a una cuadra del ingreso, antes de avanzar los últimos metros sobre la alfombra roja, esa que acababa de recibir las pisadas de Harrison Ford, Penélope Cruz, George Lucas, Cate Blanchett, Steven Spielberg, Gwyneth Paltrow y Woody Allen y luego acolchonaría las de Angelina Jolie, Brad Pitt, Catherine Deneuve, Robert De Niro, Natalie Portman, Sean Penn y Madonna. Antes, también, de jugar al juego que mejor juega y más le gusta: hacer malabares, ahora con un balón negro y amarillo, rodeado de su familia y la de Kusturica, frente al Palais y el cartel que anunciaba el 61º Festival de Cannes. Y antes, por último, de recibir un estruendo general de los cuatro puntos cardinales, que combinaba aplausos, gritos y cantos: los mismos que consiguió en tantos estadios y hoy el mundo del séptimo arte le regala a nuestro Diego Armando (47).
A continuación, llegaría el estreno internacional de Maradona by Kusturica, el documental del realizador nacido en Sarajevo que recorre la existencia del argentino, sus opiniones respecto al neoliberalismo, George Bush, Estados Unidos, Evo Morales, Hugo Chávez, el Che Guevara y un tema que nunca ocultó ni dejó de crucificar. Nos referimos a la droga, lógico. “Pasé momentos muy duros, muy feos, pero lo bueno es que estoy aquí y lo puedo contar, para que nadie siga mi camino. Me bajé de un Fórmula Uno y volví a encontrarme conmigo”, arrancó. “¿Sabés qué futbolista podría haber sido de no haber tomado cocaína? De no hacer las cosas malas que hice, Pelé ni llegaba al segundo puesto, detrás mío, como jugador de la historia. Si se acostaba cada noche a las diez y yo me quedaba sin dormir...”, redondeó. Además, tuvo tiempo para admitir que su actriz preferida se llama Julia Roberts y que “me cortaría la Mano de Dios por ella”.
Junto al Diez, inseparables, igual que siempre estuvieron, están y estarán, acompañaron su andar Claudia, Dalma y Gianinna, todas de oscuro, en la gala nocturna. Aparte del Kun, Sergio Agüero, la gran estrella del Atlético de Madrid, quien prefirió mirar de cerca, aunque sin quitarle protagonismo al suegro. E, incondicionales, tampoco faltaron Emir Kusturica y sus halagos. “Si Andy Warhol lo conociera, habría inmortalizado su cara”, apuntó el doble ganador de la Palma de Oro, en 1985 y 1995, por Papá salió en viaje de negocios y Underground logrando, de a poco, que Diego se sintiera cómodo en un terreno bastante ajeno, en el boulevard La Croisette, en la Riviera francesa, en la Costa Azul. “Pasa que Emir ya es amigo mío –descargó el astro de Fiorito–. Su cinta me representa. ¿Los anteriores filmes? Hmmm. Sin mi consentimiento, no hay nada”, cerró envalentonado después de besar la mano de la ex top model Eva Herzigova y saludar al ex campeón de boxeo Mike Tyson.
Mientras Claudia, Dalma, Gianinna y Maja, Dunja y Emir Kusturica disfrutan de los malabares del mejor futbolista de la historia, Diego se presenta a puro talento en la entrada del Palais.
Los Maradona llegan al Festival más importante del cine mundial. Hay flashes, luces de televisión y muchísimos fanáticos. Giani, Dal y Clau posan. Diego elige una morisqueta.
Con Emir Kusturica. “Si Andy Warhol lo hubiera conocido, habría inmortalizado su cara”, halagó al “actor de Villa Fiorito” el doble ganador (1985/95) de la Palma de Oro.
