«Siempre le agradezco a Dios por darme un día más de vida» – GENTE Online
 

"Siempre le agradezco a Dios por darme un día más de vida"

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Le faltó el aire, una vez más. Eran las 4 de la tarde del martes 17 de diciembre cuando Roberto Sánchez no pudo respirar. Morado, tenso, con un libro cerrado entre las manos: así lo encontró María Elena, su muje
r desde hace 22 años, en el living de la casa amurallada que comparten en Banfield. "Ella intentó hacerle masajes en los brazos, en el pecho, pero él seguía murmurando que se ahogaba", cuentan.

Minutos más tarde, el diagnóstico: neumonía severa.

EL ULTIMO SUSTO.
A Sandro, el 2002 le había deparado de todo: 40 años de ahorros atrapados en el corralito, un nuevo disco (Para mamá, grabado en homenaje a su madre, Nina), el casamiento por iglesia de su hijastra Maricel Pfeiffer ("Uno de los momentos más emocionantes de mi vida", reconoció entonces), y que lo nombraran
Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Fue un año de bronca y depresión, también de alegría y felicidad. El enfisema pulmonar que padece desde hace diez años casi no se había hecho sentir. Pero diciembre no había terminado y el cigarrillo (vicio que tuvo durante 39 años y abandonó hace siete) se cobró una nueva revancha.

Ese maldito sábado sin aire en la casa de Banfield hubo una visita tan inesperada como providencial: Iván, su quinesiólogo personal, pasaba por ahí y se le ocurrió tocar el timbre. El fue el encargado de practicarle masajes coronarios y respiración boca a boca mientras llegaba la ambulancia.
No bien lo internaron en el Instituto del Diagnóstico, en Marcelo T. de Alvear y Larrea, fue conectado al mechanical ventilation (un respirador artificial) y le colocaron una sonda nasogástrica. Desde entonces, el Gitano permanece en una de las habitaciones de cuidados intensivos del segundo piso. En el cuarto contiguo se alojó María Elena, su mujer incondicional, la única visita que puede recibir en cualquier momento y a toda hora.

PARTE OFICIAL
. Hoy, Juan Antonio Mazzei, su médico de cabecera, dice que ya pudieron desconectarlo una hora del respirador y que su estado de salud es alentador. "De todas formas, estas recuperaciones son lentas
-aclara el profesional-. El último análisis de gases en sangre muestra una mejor oxigenación, no presentó cuadros febriles, bajaron sus glóbulos blancos y la radiografía de tórax muestra mejorías".

El estado de ánimo es, sin duda alguna, lo que más ayudará a su recuperación. Y el humor de Sandro es excelente, aseguran. Cuentan que el viernes estuvo unos minutos sentado en el borde de la cama, que pidió que le llevaran desodorante y que le preguntó a su esposa qué planeaba cocinarle para esa noche. Un chiste similar le había hecho hace una década, cuando sintió un fuerte dolor en el pecho y fue internado por primera vez en la Clínica Modelo de Lanús. "María, ¿no te traés un salamincito?", le había pedido entonces.

por Mariana Montini con Manuel Sarrabayrouse
fotos: Santiago Turienzo, Julio Ruiz, Diego Soldini, Christian Beliera, Diario Crónica y Archivo Atlántida

Si debo padecer, quiero tener a la gente que amo agarrada de la mano. Esa sería la mejor forma de morir"">

"Si debo padecer, quiero tener a la gente que amo agarrada de la mano. Esa sería la mejor forma de morir"

Con barbijo, para resguardarse de su enfisema pulmonar durante los fríos invernales. El martes17 sufrió una neumonía severa y fue internado de urgencia en el Instituto del Diagnóstico

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