«Si no luchamos por una utopía, terminaremos como un pobre país africano» – GENTE Online
 

"Si no luchamos por una utopía, terminaremos como un pobre país africano"

-Hace un cuarto de siglo, Aguinis, usted sacudió las librerías con Carta esperanzada a un general…
-Es cierto. Fue escrita, con angustia, en la atmósfera de la dictadura militar. 

-Y hace unos días, reflejó otra vez ese estado de angustia en el artículo No equivoque los cálculos, doctor Duhalde. ¿En qué contextos argentinos fueron dictados?
-La primera, ante la ausencia de derechos civiles, de garantías individuales, de Constitución, y con una gran necesidad de reencuentro. Por esos días, la esperanza era llegar a buen puerto, y ese valor llamado amor a la patria estaba vivo.

-¿Hoy no?
-Aunque parezca mentira, hoy es peor que entonces, porque el país no estaba tan dañado y existía la posibilidad de un mañana. Hoy, en cambio, vivimos en total incertidumbre, desencanto, cansancio moral, y me atrevo a decir algo terrible: hasta una caída del amor a la patria.

-Pero todavía hay un pueblo…
-Sí. Un pueblo. Pero golpeado, desprovisto de ideales, de objetivos, de valores, y viviendo la pesadilla unilateral del dinero, el corralito, la falta de crédito, el despojo, el decreto de turno, la danza del peso, del dólar, del bono… Eso, mientras en algunas escuelas ni siquiera empezaron las clases, y en otras, los alumnos se desmayan de hambre.

-Una sinfonía macabra. Sin embargo, la capacidad de reacción no se perdió: recuerde los cacerolazos.
-Es cierto. Pero, ¿cuándo sucedió? Cuando a la clase media le tocaron el bolsillo. Por supuesto, hubo razones de sobra para salir a la calle. Pero nadie salió para protestar contra el diputado trucho, contra el escándalo de las coimas en el Senado, contra las violaciones a los derechos humanos. La sociedad argentina está indignada y soliviantada, pero no piensa en el país ni el futuro.

-Usted propone, casi, una utopía. 
-La propongo sin casi: completa. Y por eso estoy desesperado. Porque no puede haber utopía (léase país) sin seguridad jurídica, garantías constitucionales, estabilidad, proyectos, inversiones. Sin todo lo que falta.

-La conclusión sería futuro cero.
-No. Aun así, es necesario y posible construir esa utopía.

-¿Cómo?
-Proponiéndonos unirnos para crear un país próspero y justo. Nada menos.

-Muchos le dirían que es un vano soñador…
-Sin embargo, es posible. ¿Por qué no, si ya fuimos ricos? ¿Por qué no, si no tenemos conflictos fronterizos ni raciales? ¿Por qué no, si hay hambre pero no hambruna? ¿Por qué no, si nuestros recursos humanos y naturales están intactos?

Hoy, el protegido es Brasil, y nosotros no le importamos a nadie. Ni al FMI ni a nadie. No despertamos ni odio ni lastima: sólo despertamos indiferencia. Razón de más para unirnos y pelear juntos"">

"Hoy, el protegido es Brasil, y nosotros no le importamos a nadie. Ni al FMI ni a nadie. No despertamos ni odio ni lastima: sólo despertamos indiferencia. Razón de más para unirnos y pelear juntos"

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