Serena, feliz, y reina del día y de la noche – GENTE Online
 

Serena, feliz, y reina del día y de la noche

Los rumores se multiplicaron a partir del primer día de enero. Que llega, que con quién llega, que adónde va a parar, que sí, que no... Y, como el año pasado, la mega top puso el dedo en el mapa y dijo: “Punta del Este”. Entonces, la comunidad very fashion la esperó con tanta ansiedad como conjeturas… y malentendidos. Por ejemplo, “la invitó un empresario italiano desconocido, va a parar en La Posta del Cangrejo…”. Eso, con miradas que aludían a un romance, e ilustres nombres de la guía azul itálica barajados a troche y moche.

Pero no. Como en enero del 2005, la célebre Naomi Campbell llegó a Punta el 3 de enero, invitada por su amigo Giuseppe Cipriani, y después de una miniluna de miel en Kenia (con safari incluido) junto a su amante eterno: Flavio Briatore, director de la escudería Renault de Fórmula 1.

Aterrizó en Montevideo al mediodía, y a velocidad de relámpago subió al auto que la esperaba para llevarla, acelerador a fondo y trayecto non stop, a la chacra de La Barra del abogado Marcelo Open, donde la esperaban Cipriani y su novia (la modelo chilena Carolina Parsons), Jorge Rodríguez y su amiga Rita Rusic –productora de cine–, el empresario de fútbol Pablo Cosentino, otros entrepreneurs italianos, pero sobre todo un espectacular asado con carne made in Uruguay, que pugna con la carne argentina por el primer puesto en el podio de las mejores del planeta.

Arrasadas las delicias de la parrilla, Naomi y una amiga brasileña pusieron brújula y proa rumbo al chalet Gin Tonic, donde la mega top vivió sus cinco días orientales. Agotada (demasiado sol, horas de vuelo, entrecot y charla), se zambulló –literalmente– en la cama…

Los que estuvieron cerca de ella a sol y a sombra juran que “nunca la vimos tan contenta, relajada, abierta y de mejor humor… Sobre todo en comparación con el año pasado, cuando no quería gente cerca, no salía de la casa, y parecía un ogro”.

Como para borrar aquellos sombríos días, no paró: nadó y tomó sol –todo…– en el colosal jardín de Cipriani, y ni siquiera interrumpió las clases de box que adoptó hace tiempo “porque no hay nada mejor para mantener el cuerpo en su más alto nivel”, asegura con peso de dogma.

Pero eso sí: jamás, ni por un segundo, abandonó su celular, que parece fundido a su mano izquierda. Es cierto que la celularmanía es moneda corriente en el Este,
pero ella quebró todos los récords y bien merece entrar ya en el libro Guinness. Y si la batería se le agota, salta a un teléfono tradicional, al mail, a Internet en su notebook, a cualquier chiche tecnológico que la mantenga unida a Europa y a los Estados Unidos, donde también ocupa un primer puesto: el de ganancias en dólares y en euros. Porque, según sus amigos, “es posible que alguna de esas llamadas sean para hablar con el playboy Briatore, su amante, pero no todas, porque ni el amor da para tanto…”.

También hizo, claro, shopping. Sin guardaespaldas ni miradas hoscas, como el año pasado. Caminó por La Barra como una turista más, miró vidrieras, entró en Kristobelga y compró ropa interior y dos bikinis, y el jueves 5 a las nueve y media de la noche entró –triunfal y con dos amigas– al after beach de Louis Vuitton, en Budabar, ataviada con un vestido negro de seda natural con su marca, collares, anillos, y zapatos y cartera Monogram Denim. Aunque sencilla, es imposible para una diosa como ella pasar inadvertida.

Allí, raramente comunicativa, le concedió notas a la tele local “con la ingenuidad de una novata”, definió un periodista, y el sábado volvió a brillar junto a sus amigos argentinos, italianos y brasileños en la multitudinaria y bullanguera fiesta de Camel, en el aeropuerto de Laguna del Sauce, no montada sobre los stilettos: con unas comodísimas zapatillas que casi gastó de tanto bailar (un arte que, por si fuera poco, domina a la perfección).

Y el lunes 9, a las cuatro de la madrugada, final: partió a Río de Janeiro para cumplir contratos… y alargar el placer en este 2006. Que será clave. Porque cumple dos décadas con la moda, todas las pasarelas y las revistas ad hoc se inclinarán a sus pies, ya que sigue siendo una reina del fashion y del glam, y –como juran sus amigas– “está más zen que nunca”. Tanto, que ni siquiera parece añorar un fugaz amorío de verano, de esos que nunca le faltaron…

Naomi pasó unos espléndidos días en la casa de Giuseppe Cipriani junto a algunos amigos, comió en el quincho, nadó en la pileta… pero jamás abandonó el celular. Como corresponde a una hiper estrella.

Naomi pasó unos espléndidos días en la casa de Giuseppe Cipriani junto a algunos amigos, comió en el quincho, nadó en la pileta… pero jamás abandonó el celular. Como corresponde a una hiper estrella.

Después de hacer varias piletas con estilo y velocidad de pez –tiene uno de los cuerpos más cotizados del mundo y toma clases de box– se dedicó al descanso entre sol y sombra. Pero siempre con su celular a mano. Y cuando no, conectada por internet.

Después de hacer varias piletas con estilo y velocidad de pez –tiene uno de los cuerpos más cotizados del mundo y toma clases de box– se dedicó al descanso entre sol y sombra. Pero siempre con su celular a mano. Y cuando no, conectada por internet.

 Hace dos décadas que está en el mundo de la moda, pero conserva la frescura de una principiante.

Hace dos décadas que está en el mundo de la moda, pero conserva la frescura de una principiante.

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