“Recién cuando hay una muerte se comprende la magnitud de este problema” – GENTE Online
 

“Recién cuando hay una muerte se comprende la magnitud de este problema”

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Lo que pasó en San Bernardo viene de años. Lo venimos denunciando desde hace tiempo. Pero ahora es tarde: por más petitorio que hagamos, ya tenemos un muerto. Y eso es irreparable”, denuncia con bronca Adrián Dall’Asta (42), director de la Fundación Proyecto Padres, que nació en 2002 con el aporte de empresas como Movistar, Zurich, YPF, Santander Río, Galicia y Pago Fácil, “intentando renovar la misión que tienen todos los padres de ser los primeros responsables en la educación de los hijos. Buscamos contener, formar, orientar y motivar a la acción para cumplir un objetivo: Mejores padres, mejores hijos, mejores argentinos”, explica Adrián.

Mientras tanto, este verano la violencia en la costa argentina parece no tener fin. Ya se llevó el primer muerto –José Luis Frano, Piti, 23 años, degollado por un grupo de adolescentes cuando salía de bailar en San Bernardo–, pero a las autoridades poco parece importarles. Es fácil comprobar que no hay planes para controlar nada en ciudades clave como Pinamar, Mar de Ajó, San Bernardo y Mar del Plata. Sólo hace falta recorrer sus calles para darse cuenta.

“La forma en la que hoy muchos adolescentes se divierten está cobrando la vida de otros jóvenes por causa de la violencia. Todo esto está provocado principalmente por el excesivo consumo de alcohol y la falta de controles. Entonces, los lugares de veraneo se convierten en tierra de nadie”, sube la apuesta Dall’Asta –licenciado en Ciencias Sociales, casado y padre de cuatro chicos–, y se agarra la cabeza cuando lee en los diarios que una chica de 20 años acaba de denunciar que fue atacada en Las Toninas por un grupo de jóvenes, que la llevó a la playa, le quitó sus pertenencias y abusó de ella. Al mismo tiempo, va tomando cuerpo en las autoridades municipales la idea de multar y hasta encarcelar a los padres de los menores que cometan disturbios.

–¿Más que preocupado, no?
–Nos cansamos de advertir que esto iba a ocurrir. Lo que buscamos es ser líderes de un cambio social, generar propuestas. No nos quedamos en la descripción del problema. Hace rato que en los veranos tenemos un caos de violencia juvenil en la Costa.

–¿Y qué medidas propusieron desde la Fundación Padres para prevenirla?
–Ordenar la nocturnidad, empezando por el expendio de bebidas alcohólicas a menores, donde hay un descontrol total. Los chicos acceden a cualquier bebida con facilidad. También, los horarios de ingreso y egreso a boliches, porque hay una franja que ha quedado muy marginal –la de 16 a 18 años–, que es la que provoca la mayoría de los disturbios. La matinée les quedó chica y la noche, grande. Como no tienen lugar, hacen la previa, tratan de ingresar a las discos de cualquier manera; muchos no lo logran, pero otros sí.

–¿Cómo prevenir desastres futuros?
–Los chicos de hasta 14 años no deben estar en la noche: no tienen edad evolutiva ni de ningún tipo para estar bailando. Hay que recuperar la matinée para los de 15, 16 y 17 años. Y devolverles la noche a los adultos. Nosotros no somos anti-nada. No queremos que los chicos se queden encerrados, que no salgan y que bailen el Arroz con leche en sus casas. De ninguna manera. Pero reconozcamos que estamos en un nivel de desborde terrible. Vos caminás a la medianoche por Pinamar y encontrás pibes muy chicos solos, con botellas de cerveza en la mano.

–¿Qué hacer con los que están en la calle y se ponen violentos?
–Apostamos a un cambio cultural, que no es de corto plazo. Lo inmediato es el control de la venta de alcohol, porque es el gran protagonista de los desastres, y que no está en manos de menores, precisamente... Pero, cuidado: no fijamos una posición en su contra, porque esto sería meternos con la sustancia y no con el problema. Hoy la cerveza, el vino el vodka, ewl fernet o los energizantes son mediadores. Mañana pueden ser otros... El tema es por qué los chicos toman, y a partir de eso, por qué hacen lo que hacen. La Costa es un gran desorden, y entonces reina el negocio de lo prohibido: droga, prostitución y alcohol. La actividad nocturna se fue de las manos. Los hechos ocurridos no nos dejan mentir.

–¿Encuentran respuesta de las autoridades nacionales, de los intendentes de las ciudades comprometidas, de la Policía?
–Es difícil, pero debemos trabajar muy fuerte en la presión sobre ellos. Y los municipios están empezando a hacer la lectura. Pinamar está muy damnificado con todo esto: la gente que era habitué ya no viene. San Bernardo es una bomba de tiempo desde hace años: a las cuatro de la tarde ya hay grupos tomando alcohol en la playa. Mezclan bebidas muy potentes y agregan pastillas dentro de botellas de plástico.

–¿Y qué otras formas de ejercer violencia advirtieron durante este verano?
–Más allá de que apuñalan o matan a trompadas al que se les cruza en el camino, hay que abrir los ojos, porque se está imponiendo una actividad sexual muy violenta. La mezcla de alcohol y drogas produce una desinhibición total; entonces, el encare no es seductor, sino violatorio. Si la chica les dice que no, continúan igual, porque tienen los “frenos” rotos. Para ellos es sí o sí. Esto debe preocuparnos.

–¿Conocen planes de prevención de parte de las autoridades?
–No. Hoy por hoy está todo desbordado. No pasan cosas peores de milagro. La agenda política no contiene a los jóvenes. Los padres debemos darnos cuenta de que tenemos una fuerza social impensada. El tema es que recién cuando hay una muerte se comprende la magnitud de este problema.

–¿El consumo de alcohol es lo que más afecta a los jóvenes en la Costa?
–Sí, y el de drogas también. Está muy instalado el consumo de marihuana y pastillas. Muchas de éstas salen de los botiquines de los padres. Por otra parte, los chicos ya llegan alcoholizados a las discos. A las cuatro de la mañana, cuando ingresan, ya están borrachos. No se los debería dejar entrar. Pero en este aspecto no hay ningún filtro. Por eso los padres tienen terror de que sus hijos no vuelvan a casa a la noche. En este aspecto tocamos fondo, y crear conciencia nos puede llevar no menos de cincuenta años. 3.30 AM. Pinamar. Avenida Bunge, a metros del mar, uno de los puntos más concurridos. Un adolescente toma fernet, que acaba de preparar en un bidón, mientras sus amigos esperan “turno”.

3.30 AM. Pinamar. Avenida Bunge, a metros del mar, uno de los puntos más concurridos. Un adolescente toma fernet, que acaba de preparar en un bidón, mientras sus amigos esperan “turno”.

En la avenida Bunge comparten sus botellas. Es muy común que a las discos lleguen ya alcoholizados.

En la avenida Bunge comparten sus botellas. Es muy común que a las discos lleguen ya alcoholizados.

Ante la magnitud de la violencia, la Policía bonaerense y la Prefectura salieron a patrullar las playas y los lugares del pre-dancing. En los primeros días hubo muchos detenidos en estado de ebriedad.

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