“Quiero llegar a ser una top como Nicole y Pampita” – GENTE Online
 

“Quiero llegar a ser una top como Nicole y Pampita”

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Hace un mes, con 21 años cumplidos, se animó a dejar la casita de los viejos. La nena, hija única de un comerciante y una maestra jardinera, se independizó. Quinto piso, departamento B, Torre 2. Ahí vive hoy. Un dos ambientes, con baño completo y cocina que compró a estrenar en la zona de San Isidro. Todo huele a nuevo. Falta colocar la cortina del baño y poner algunos cuadros en la pared, se queja. Pero éste no es el único cambio que hizo Rocío Guirao Díaz. En el mismo mes de agosto tomó otra gran decisión: se pasó a Multitalent, la agencia de modelos de los hermanos Tomás y Sebastián Darcyl.

-¿Por qué tanto cambio junto?
-Porque si no te jugás, te estancás. Y yo quiero crecer. Hoy deseo ganar prestigio y llegar a ser una top como Nicole y Pampita.

-A ver: hablemos de los escalafones del mundo fashion. A tu entender: ¿quién está en la cima?
-Valeria Mazza. Valeria, hoy por hoy, está más allá de todo. Al punto de que se da el lujo de no desfilar y dedicarse a su empresa y a su familia. Ese es el máximo para mí.

-¿En el segundo puesto?
-Pampita, Nicole, Carola del Bianco, Dolores Barreiro… Todas ellas están en un mismo nivel: la gente las identifica por su nombre y las llaman para hacer miles de cosas, como teatro y tevé. Me gustaría estar en un lugar así. Me tengo fe, siento que puedo.

-¿Cuántos escalones creés que te faltan?
-No sé. Un montón. Yo en cierto sentido me consagré: la gente me identifica por mi nombre, muchos me reconocen por la calle y me quieren. Eso es lo más importante. Porque ser modelo y querida es casi un imposible en esta vida. Para la gente, las modelos somos todas tontas, frívolas y huecas.

-¿Vos sos así?
-No me hago cargo. Yo terminé el secundario en el Mallinckrodt, leo el diario todos los días, me recibí en Hotelería y ahora estoy en primer año de Psicología en la UB. Que la gente piense lo que quiera. Igual, soy humana y tengo un poco de todo, no voy a mentir: a veces peco de tonta, de ingenua y de frívola (Risas). Pero también tengo mis virtudes: soy cariñosa, comprensiva, divertida y buena mina con los que me tiran buena onda.

-¿Con cuántas colegas te peleaste en estos tres años?
-¿Pelearme? Con ninguna. Pero es cierto que en los desfiles pasan cosas. A mí me desaparecieron los zapatos antes de salir a la pasarela. Calzo 36 y más de una vez aparecí chancleteando con un 41. Hay fotos. Da bronca, yo nunca hago lo que no me gustaría que me hagan. Soy muy frontal. No necesito ir por detrás: si tengo un problema, te lo digo en la cara y se terminó.

-Sos frontal, decís. ¿Qué más…?
-Frontal… También soy ciclotímica, hipersensible y muy llorona. Lloro frente a una injusticia, a un maltrato, cuando siento impotencia, cuando algo me emociona. También soy muy, muy cariñosa. Eso es culpa de mis viejos: como hija única que soy, me criaron con muchos mimos.

-Habláme de ellos.
-Papá se llama Carlos y tiene 58 años. Desde hace un tiempo no está trabajando, porque tuvo un problemita de salud. Le hicieron un trasplante de riñón hace siete años y se tiene que cuidar. Esa enfermedad es una cruz en la vida, nunca te podés relajar. Esos trasplantes duran diez años y él tuvo un rechazo hace dos y otro el año pasado. Vivís con el corazón en la boca, sabiendo que en un tiempo vamos a tener que volver a recurrir al INCUCAI. Además, cuando pasó, yo tenía 14 años y éramos mi mamá y yo, nada más, para cuidarlo. Maduré mucho en ese tiempo: mientras mis amigas iban a bailar yo dormía en el sanatorio al lado de mi viejo. Son experiencias que te hacen crecer a patadas. Pero cambiemos de tema… Te dije que soy llorona.

-¿Y tu mamá?
-Se llama Laura, tiene 48 años, y es la única mujer a la que admiro sobre esta tierra: por sus cojones, su entereza y su ejemplo. Hoy laburo pensando en ellos. La única razón por la que me gustaría hacer mucha plata es para asegurarme de que nunca les va a faltar nada. Ser hija única me presiona un poco en ese sentido. Yo soy lo único que tienen, siento que no les puedo fallar.

-No les debe resultar nada fácil entonces asimilar la imagen de la nena con poca ropa en las revistas…
-Por suerte me bancan a muerte. Si hablan de mí en algún programa de chimentos, me dicen: "No des bola y apagá esa porquería". No se enganchan con los chismes. Saben quién soy. No les importa nada más.

-Venías modelando sin pena ni gloria hasta que en el verano del 2003 te empezaron a llamar de todos lados. ¿Te preguntaste qué fue lo que pasó?
-Sí, pasó que hice la tapa de GENTE, que la compra todo el mundo en las temporadas, y pasó que me teñí. Cuando era morocha pasaba desapercibida. Teñirme de rubio me cambió la vida. Ahora me hago las raíces cada quince días.

-¿Será que a los hombres les gustan más las rubias?
-No, porque mirás a Pamela David y es una bomba. Pasa que el rubio es llamativo. Vos ves dos minas espectaculares, una rubia y otra morocha, y lo primero que hacés es mirar a la rubia. Con un buen platinado te garantizás no pasar inadvertida.

-¿Fuiste acomplejada alguna vez en tu vida?
-Sí, por las lolas. No tenía nada. Hinché tanto que cuando cumplí los 19 mi mamá me acompañó a que me haga la cirugía. Me puse poquito, lo suficiente para que la ropa me caiga bien, para sentirme más segura y más sexy. Ahora estoy feliz con mis 90-58-90 de curvas, mis 49 kilos y mi metro sesenta y siete.

-Una vez dijiste que ya no querías mostrar más la cola. ¿No se contradice con tu trabajo?
-¿En serio dije eso? Ni me acuerdo. Sí recuerdo, en cambio, que en una época estaba cansada de que me fotografiaran siempre la cola. Pero no soy tan tonta: sé que ése es mi fuerte y no reniego de eso. Mientras no esté caída, la mostraré.

-¿Y sos tan osada como te mostrás en las fotos?
-Para nada, soy re-tímida. Mis amigas, por ejemplo, han encarado tipos. Yo jamás. Por ahí, si me gusta mucho alguien, me hago notar: le piso un pie o me le caigo encima para pedirle perdón y darle lugar a que inicie una charla o algo. Pero nunca le diría: "Hola, soy Rocío, ¿querés mi teléfono?". Me resultaría patético. En eso soy re-femenina. Me gusta que el hombre se tome el trabajo de hacerte el verso, de conquistarte.

-¿Cabré te hizo el verso?
-(Risas) Nooo. Con Cabré pasó lo que se vio en las revistas, nada más. Nunca fue mi novio. Lo que pasó con él no fue ni un touch and go. Quedé buena onda, nunca pasó nada.

-¿Y el otro Nicolás, Cuño, ya te conquistó?
-Sí, hace un año. No hay planes de nada, ni casamiento ni convivencia. Por ahora a lo máximo que llegamos es a compartir la cama: él se queda a dormir a veces en casa y yo voy a la suya.

-¿Sos fiel?
-Cuando estoy enamorada, soy muy fiel. Y de Cuño estoy muy enamorada.

-¿Celosa?
-No, pero las minas de hoy se regalan. Y te hablo de nenas de 14 años hasta de señoras de 40. En esos casos, si veo que la mina avanza y mi chico no pone un freno, me le acerco y le digo: "Poné el límite, porque si no, lo pongo yo". Lo mío lo defiendo con uñas y dientes. Soy tranquila, pero no me provoquen, porque si no me queda otra y tengo que salir a matar, mato.

-¿Con qué soñás: televisión, teatro…?
-Tengo ofertas para hacer tele en conducción y actuación. Lo de la conducción me divierte, actuar no. Conozco mis limitaciones y no me da la cara.

-Muchas se animan igual.
-Allá ellas…Yo me defiendo cantando, rasgueando la guitarra y bailando. Bailo clásico, contemporáneo, jazz y hip-hop.

-¿Y por qué no las plumas?
-Ni loca. Yo no sueño con ponerme las plumas. Si tengo que soñar alguna pavada en voz alta, sueño con cantar y bailar arriba de un escenario, onda Christina Aguilera o Britney Spears.

-Apareciste en la tapa de GENTE y te transformaste en "La chica del verano", apareciste en lolas bajo el sol de Miami y fuiste "La chica topless", te fotografiaron besándote con unas amigas y te convertiste en "La chica hot". ¿Qué se viene ahora?
-La chica tranqui... ¿Puedo confesarte algo íntimo? Me mareé. Hoy ni loca me sacaría el corpiño en una playa llena de paparazzi. Como tampoco me daría un pico con una amiga en un boliche. En esta locura de la fama repentina y la exposición, uno pierde el control y no se cuida. Para que quede claro: no me voy a privar de hacer topless ni de darle un pico a alguien, porque no le veo nada de malo; lo mío está muy lejos del lesbianismo. Eso sí, voy a hacer todo lo posible para que no me enganchen en ninguna más.

Sabe lo que quiere: convertirse 
en una número uno. Se tiene fe, y atributos no le faltan. ¿Sus medidas? 90-58-90.

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"Cuando era morocha pasaba desapercibida. Teñirme de rubio me cambio la vida. Ahora me hago las raíces cada quince días"

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