«Quien deja de ser padre por miedo a adoptar se está perdiendo algo hermoso» – GENTE Online
 

"Quien deja de ser padre por miedo a adoptar se está perdiendo algo hermoso"

"Si contar mi historia le sirve al menos a una pareja para que tome la
decisión, habrá valido la pena.
" Así cierra amablemente la puerta Sandra Pérez.
Adentro queda su sonrisa junto a las de sus hijos y su marido.

La historia que contó es la de miles de argentinos que decidieron ser padres.
Pero que tuvieron que esperar más de nueve meses, y que fue un juzgado -y no un
obstetra- quien les entregó el hijo que tanto soñaban.

LA BUROCRACIA DE SIEMPRE. En la Argentina hay 167 hogares que albergan a chicos
que aguardan una familia. Por cada bebé que espera, hay 20 parejas que quieren
adoptar. A pesar de que la ley lo establece, todavía no se organizó un listado
único, y faltan datos para saber el total de trámites de adopción en todo el
país. Sólo en la Capital Federal hay alrededor de mil futuros padres en lista de
espera y 50 niños por recibir el fallo para ser entregados. Se ignora cuántos
chicos viven alejados de sus hogares, en la calle o en el lugar más triste para
aliviar las noches. También ellos podrían ser el sueño de una pareja que quiere
transformarse en familia.

"No hay en el país una buena política de adopción", sentencia la licenciada
Beatriz Gelman, co-fundadora junto a la licenciada Graciela Lipski de la
Fundación Adoptare. Desde 1989, ellas ofrecen asesoramiento sobre el tema y se
han convertido en especialistas para quienes necesitan recorrer el intrincado
laberinto judicial que desemboca en la adopción. "Hay una tendencia muy fuerte a
querer mantener el lazo sanguíneo
", agrega Lipski. "Y hay mucha burocracia,
falta información y la justicia es lenta. Cada día en una institución es un día
sin familia. Dolorosamente, mientras crecen los expedientes también crecen los
chicos. Es desesperante ver cuando, por ejemplo, un chico entra a los tres años
y sale a los once
."

Durante mucho tiempo no hubo en la Argentina normativa legal para la adopción.
Recién en 1946 se sancionó la ley 13.252 que estableció los procedimientos para
llevarla a cabo. Fue modificada en 1971, y varios años más tarde, en 1997, se
sancionó una nueva ley, la 24.779, que incorporó al Código Civil el régimen
legal vigente.

Pero para Lipski, el conflicto no son las leyes: "El grave problema es la
implementación; por culpa de la burocracia hay muchas menos familias con hijos y
menos chicos con familias".

OTRA HISTORIA DE AMOR. Estas son palabras de Manuel: "Cuando a una señora se le
sale de la panza un hijo te lo regalan, y los papás lo van a buscar"
. Manuel
tiene 6 años y es uno de los hijos de Sandra, la mujer que acaba de cerrar la
puerta. Sandra Pérez (42) y Rubén Martínez (47) son los padres adoptivos de
Manuel y de Dolores. Los que pasaron por esos trámites judiciales y los que hoy
están agradecidos con la vida.

-¿Cómo fue que llegaron Manuel y Dolores a la familia, Sandra?
-Yo quería ser madre. Había tenido muchos problemas de salud a nivel
ginecológico y, cuando al año de casados decidimos con mi marido buscar un hijo,
mis temores se confirmaron.

-Y entonces pensaron en adoptar…
-En la vida vos proponés, pero a veces no decidís. No quedar embarazada me
generó una sensación de duelo interno. Pero lo que quería era ser madre y,
aunque fue por otro camino, hoy siento que es lo más hermoso que me pasó en la
vida.

-¿Cómo fue ese camino?
-Primero, nos anotamos en el Juzgado de Quilmes, el que nos correspondía por
nuestro domicilio. Lo primero que tenés que hacer es presentar una carpeta con
todos los datos, hasta con un informe psicológico. También mandamos carpetas a
las demás provincias, para ampliar las posibilidades. Sólo en Catamarca nos
aceptaron. Y a partir de ahí, empecé un trabajo de oficinista llamando por
teléfono, actualizando los datos cuando era necesario y siguiendo todo de cerca.

-¿Está de acuerdo con los requisitos que se exigen?
-Sí, porque el juez que te entrega un hijo tiene que estar muy seguro de cómo es
la familia que lo va a recibir, teniendo en cuenta que el chico ya pasó por una
primera separación y no puede correr el riego de una adopción frustrada.

-Las espera…
-¡La esperas! Son larguísimas... Pasé todas las angustias que todos pasan. Los
pasillos de los juzgados son muy duros, porque vas ahí con una ilusión pero te
cruzás con menores detenidos y otras situaciones muy dramáticas. La adopción es
un embarazo con un término incierto, y eso es duro, pero sabés que algún día tu
hijo va a estar con vos.

-Y estuvo.
-Fueron dos años hasta ese viernes de 1997. Llamaron por teléfono para que
estuviéramos en el juzgado el lunes. ¡Fue el fin de semana más largo de nuestras
vidas! Vi la carita de Manuel y me puse a llorar. Al verlo y tocarlo ya lo
sentía como un pedacito mío. Apenas lo vi supe que era mi hijo. Habíamos estado
siete años de matrimonio esperando ser papás.

-¿Qué le dirías a una pareja que quiere adoptar?
-Que me siento tan mamá como seguro se debe sentir cualquier mamá que lo fue de
forma biológica. Que no tengan miedos. Que la justicia es muy lenta. Que no se
queden con los mitos.

MITOS Y PREJUICIOS. Sobre esto trabajan cuidadosamente en la Fundación Adoptare.
"Y los mitos en relación a la adopción son muchos", cuenta Gelman. "El temor de
'si me va a querer', 'si lo vamos a querer', el miedo a que lo reclamen, a que
el hijo quiera ir a buscar a su familia de origen, el temido
'me voy con los
otros', terror a que acarree problemas de salud, el susto frente a las probables
discriminaciones del entorno, el molesto
'qué obra de bien hicieron'." Y Lipski
agrega: "Intentamos capitalizar el tiempo de espera trabajando, entre otras
cosas, en este aspecto. Pero pese a ser muchos, los prejuicios son menos que
hace treinta años, porque hoy la familia típica ya no es la pareja con dos
hijos, y lo adoptivo no es lo único mirado como diferente."

Cada Día de la Madre suena el teléfono en la Fundación Adoptare para recibir
mensajes de agradecimiento. "Sentimos que colaboramos en rescatar a alguien de
un destino trágico"
, asienten las psicólogas de la Fundación, y saben que
familias como las de Sandra y Rubén entienden muy bien de lo que están hablando.
..
Palabras de Manuel: "Y después nació Loli". Dolores nació en Catamarca, y Sandra
y Rubén con Manuel de once meses viajaron a buscarla. En la sala de espera del
juzgado, Manuel empezó a caminar.

-Dolores llegó antes de lo esperado.
-Sí, gracias a Dios. Seguíamos anotados en los juzgados porque queríamos otro
hijo. Me faltaban unos días para terminar la licencia por adopción y volver al
trabajo, cuando sonó nuevamente el teléfono con la gran noticia.

-¿Qué saben tus hijos de su pequeña historia antes de que llegaran ustedes?
-A los dos, desde que llegaron, les contamos toda la verdad. Les armamos una
canción con su historia. Pero siempre hay un vértigo por las nuevas preguntas
que puedan surgir.

-¿Qué preguntaron hasta ahora?
-Un día, el año pasado, estábamos acostados en la cama, y Manuel me preguntó si
yo era amiga de la mamá que lo tuvo en la panza, y que la quería conocer.
Dolores, un día me dijo que quería tomar la teta, y tuve que explicarle porqué
ella había tomado mamadera. Por eso, fuimos al hospital donde nació Manuel y
otra vez al de Dolores. Hoy cada uno guarda una foto de esa visita.

-Seguramente cuando crezcan buscarán saber más…
-Quiero acompañarlos cuando quieran conocer más de su historia. Sé qué algún día
va a llegar ese momento y lo siento como si fuera un examen que voy a tener que
dar. Si va a ser duro o si va a ser alegre quiero que lo podamos vivir juntos. Y
sé que ellos van a estar preparados, porque los educamos para que afronten la
vida sabiendo que fueron elegidos.

Palabras de Manuel: "Quería que me quieran", y a pesar de que la puerta ya está
cerrada al bajar las escaleras todavía se escuchan las risas de una familia
feliz.

Sandra Pérez y su sueño cumplido. Tras dos años de trámites, Manuel (6) llegó a su vida. Dolores (5) se sumó once meses más tarde.

Sandra Pérez y su sueño cumplido. Tras dos años de trámites, Manuel (6) llegó a su vida. Dolores (5) se sumó once meses más tarde.

Cuando vi la carita de Manuel, me puse a llorar. Al verlo y tocarlo ya lo sentía como un pedacito mío", recuerda hoy. Once meses más tarde, viajó con su marido, Rubén Martínez, a Catamarca para buscar a Dolores. Para entonces, ya eran la familia feliz con la que soñaban.">

"Cuando vi la carita de Manuel, me puse a llorar. Al verlo y tocarlo ya lo sentía como un pedacito mío", recuerda hoy. Once meses más tarde, viajó con su marido, Rubén Martínez, a Catamarca para buscar a Dolores. Para entonces, ya eran la familia feliz con la que soñaban.

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