“Queremos mantener vivo este amor para siempre” – GENTE Online
 

“Queremos mantener vivo este amor para siempre”

Todo lo que hacemos y decidimos llega después de mucho diálogo. Nuestra pareja funciona así. Por eso, cuando quisimos casarnos, cumplimos un sueño de los dos”, cuenta el chico de la manchita, como lo llama ella. Después de casi siete años de noviazgo, Soledad Pastorutti (26) se casó con Jeremías Audoglio (29). En una muy íntima ceremonia civil, la Sole selló su historia de amor en la casa de sus padres, ubicada en las afueras de Arequito. “Era imposible festejarlo en otro lugar. ¡Acá nos conocimos!”, dijo la novia. Llegado el gran momento –un momento que esperó 2.555 días…–, y después de los últimos ajustes y detalles del vestido que le hizo su tía Alicia, de los retoques de maquillaje de Gisela Paolini y del peinado de Bebe Sanders, la princesa del folklore respiró hondo: estaba tan lista para dar el “” como cuando ocupa el centro de un escenario con ese ímpetu que trazó su apodo: El tifón de Arequito.

A las once y media de la mañana del sábado, los 80 invitados (sólo familia y amigos) aplaudieron a la pareja, que llegó en un Volkswagen Passat. Entraron al salón, decorado con 45 puffs blancos y cercado por floreros con yerberas blancas e hipsofilas, idea de Estudio Dark. Ya frente al juez Jorge Estanovich, amigo del clan Pastorutti, se sentaron en dos sillas blancas de época, como novios de antaño, y sin soltarse de la mano. Mientras les leyeron el acta de casamiento, no dejaron de sonreír, emocionados. Para reafirmar que todo fue una luminosa reunión entre amigos, allí estaban los testigos.

Todos de la Escuela de Educación Media para Adultos Doctor Manino, en cuyas aulas se conocieron Sole y Jere: María Belén Biasizzo, Juana Crivarelli, Ariel Dicchiara y Juan Pablo Ravazani. Libreta de matrimonio, besos, lágrimas, abrazos, carrera hacia unos pequeños conos color pastel, ¡y todos bañaron de arroz a la pareja! El wedding planner, Adrián Pavia, batalló contra todos los avatares que desató la lluvia (imparable…), pero salió vencedor.

Y ahora, ¡a festejar se ha dicho! Música, los 80 tomando posición en los salones, y el generoso buffet froid –muy poco froid por cierto–: bocaditos calientes y empanadas y pinches de molleja, chorizo y morcilla, al mejor estilo Pampa Húmeda, desapareciendo inexorablemente, hasta que las campestres mesas, decoradas con canastas, quedaron desiertas… A media tarde, los novios saludaron. No en el atrio: eso será el sábado 28. Pero sí en el centro del salón. Y allí, diálogo con GENTE:

–¿Primeros sentimientos, Sole?
–Fue muy lindo, muy emotivo. Creo que recién nos dimos cuenta de lo que pasaba, de qué importante era, cuando estábamos frente al juez. ¡Lloramos tanto que terminamos pasados por agua! Emoción total. Sobre todo el papá de Jere. ¡Casi se nos muere! Cuando el juez empezó a leer el acta, nos agarramos fuerte de la mano. Sonrientes, pero de emoción. Aunque de pronto nos tentábamos y, para no reírnos como locos… ¡nos apretábamos las manos!

–¿Muchos preparativos?
–En verdad, lo de hoy fue apenas un asadito íntimo. No queríamos hacer nada especial. Sólo un día más en la historia de nuestras familias. Un día como cualquier domingo, cuando nos juntamos todos. Las familias son grandes, pero muy sencillas, y por eso hicimos algo sencillo. Iba a ser al aire libre, con sol y verde, pero el cielo dijo “no”…

–Tus fans no te fallaron, Sole…
–No. ¡Están siempre! No pensé que iba a venir tanta gente. No medimos la magnitud de la ceremonia. Pero que se hayan acercado, es un placer y un privilegio. Me acompañaron a lo largo de toda mi carrera, y no podían faltar en el día más feliz de mi vida.

–¿Ya se escuchó el primer “Señora de Audoglio”?
–¡Sí! ¡No te imaginás cómo me están gastando! La libreta de matrimonio recorrió todas las mesas. Pero me encanta… Esto es lo que soñamos los dos, y queremos mantener vivo este amor… ¡para siempre!

–El sábado, último acto…
–Sí. Pero pasa tan rápido... Empecé a organizar todo hace un año, y acá me ves… ¡Ya me casé! En cinco minutos…

–¿Se viene una megafiesta?
–Y… va a venir mucha gente. ¡Como ochocientos, o más! Pero es lo más lindo que se puede llevar alguien: el recuerdo de esos momentos. El escenario y el público me dieron mucha felicidad, pero no se puede comparar con esto… Lo vivo con Jere, y en familia. ¡No me lo borra nadie!

–¿Luna de miel, adónde?
–Nos vamos a Europa. Queremos visitar muchos lugares. Pero en especial, Italia, para conocer el lugar donde nacieron nuestros ancestros. Es uno de nuestros sueños.

La nueva y última cita es el sábado 28 de enero, a las siete menos cuarto de la tarde. Sole llegará a la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, de su ciudad natal, junto a su padre, Omar, y su madre, Griselda Zacchino. Cerca del altar la esperará su marido junto con sus padres, Carlos Audoglio y María Esther Avaruci.

La ceremonia, concelebrada y a cargo de los sacerdotes Jorge Nardi, José María Lamas, Walter Luque y Ariel Barbero, se verá en dos pantallas gigantes en el frente de la Iglesia. Luego, caravana para cubrir los 85 kilómetros que separan Arequito de Rosario. Todos al salón de fiestas: avenida Intendente Lamas al 600. A las diez de la noche, los novios irrumpirán al son de She, la inmortal canción de Elvis Costello grabada –clásico de clásicos– por Charles Aznavour. Invitados: Mirtha Legrand, Horacio Guarany, Axel, Diego Maradona, Claudia Villafañe, Marcela Morelo, Facundo Saravia, Jorge Guinzburg, Los Nocheros. Ojo: invita la Sole. A no fallar. Porque según ella, “¡va a durar hasta el otro día!”. Y si ella lo dice…

La pareja dio el sí a las once y media de la mañana del sábado, ante el juez Jorge Estanovich, un amigo de la familia. A pesar de la lluvia, muchos fans se agolparon para saludarlos y aplaudirlos.

La pareja dio el sí a las once y media de la mañana del sábado, ante el juez Jorge Estanovich, un amigo de la familia. A pesar de la lluvia, muchos fans se agolparon para saludarlos y aplaudirlos.

“<i>Cuando el juez comenzó a leernos el acta, nos agarramos fuerte de la mano</i>”, contó Soledad. Los testigos del Civil fueron sus compañeros de colegio: María Belén Biasizzo, Juana Crivarelli, Ariel Dicchiara y Juan Pablo Ravazani. Al terminar la ceremonia, los invitados, al más tradicional estilo, los bañaron de arroz.

Cuando el juez comenzó a leernos el acta, nos agarramos fuerte de la mano”, contó Soledad. Los testigos del Civil fueron sus compañeros de colegio: María Belén Biasizzo, Juana Crivarelli, Ariel Dicchiara y Juan Pablo Ravazani. Al terminar la ceremonia, los invitados, al más tradicional estilo, los bañaron de arroz.

El flamante matrimonio está construyendo su hogar en la vecindad. Por supuesto, no dejaron de regalarse besos y mimos todo el tiempo…

El flamante matrimonio está construyendo su hogar en la vecindad. Por supuesto, no dejaron de regalarse besos y mimos todo el tiempo…

Más información en Gente

   

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig