¿Qué tendrán los petisos que las vuelven locas? – GENTE Online
 

¿Qué tendrán los petisos que las vuelven locas?

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"Soy lo suficientemente feo y lo suficientemente bajo como para tri
unfar por mí mismo"
(Woody Allen).

"Y qué tendrá el petiso, cuando las provoca? ¿Qué tendrá el petiso, que a las mujeres las vuelve locas?…" (Riki Maravilla).

No se trata de un comienzo poco original. Quizá tampoco de lo contrario. Pero sí se trata de cierta anécdota que pinta a brocha gorda y sin demasiados miramientos un fenómeno inapelable que invade la televisión nacional desde los 90 hasta la fecha y no deja de crecer temporada tras temporada… Cosa que, justamente, no sucede con sus protagonistas: el fenómeno de los galanes de baja estatura. Pero contemos la anécdota y dejemos
de alargar el prólogo… Cosa que, justamente, tampoco sucede con sus protagonistas:

"LO BUENO VIENE EN FRASCO CHICO". "¡Acción!", enfatizó uno de los tres directores de Costumbres argentinas, y pronto Gabriel (Tomás Fonzi), desplegando esa faceta de caradura inocente que le exige la tira de Ideas del Sur, arrancó el parlamento en el cual le confiaba a Pichi (Alberto Martín) que estaba de novio con su hija Carolina (Juana Viale del Carril). Apenas completó la frase, los sonidistas, desde el control, le mandaron el tema de Riki Maravilla: todos se tentaron y la escena debió repetirse. Claro, mediante el inagotable hit del bailantero sus compañeros le inquirían al pequeño galán revelación de la temporada 2003 el secreto para haber conquistado en la realidad a su colega Daniela Herrero primero, a Juanita luego (afirman quienes la conocen que ella muere por su carisma más que por su facha), a empresarios de marcas (Solido Inc, para el caso, donde la firma eligió a dos modelos como Pía Slapka y Carolina Oltra, de altura similar a Tomás, para evitar que en las fotos de Gabriel Machad
o y José Ciccala surgiera una importante diferencia de estatura) y a cientos de señoritas cada noche desde las 21 (muchas de las que suelen contratarlo los sábados para que acuda a su fiesta de quince, más allá de que le sacan una cabeza). "Me tienen loco con qué tendrá el petiso. Anotá: eso no lo voy a contestar yo… Igual oí que lo bueno viene en frasco chico. Habrá que consultar a quienes me conocen", pulsea don Fonzi, enigmático, dejando correr la leyenda y la certeza de que lo de él no es un caso aislado sino la regla.

"SE AGREGAN SOTAS A SU VERDADERA ESTATURA". Hagamos la prueba. Imaginemos que Silvio Soldán lanza el desafío: "Nombres de galanes nacionales menores de 36 que no superen el metro setenta y cinco. Por orden alfabético y sin repetir". Olvidémonos que los conocemos de la pantalla chica (donde todos miden lo mismo. Léase las pulgadas del aparato). También olvidémonos de las recientes y no tan recientes épocas gloriosas de efigies físicas, paradigmas de la belleza masculina, XXL, XL, mínimo, L, como los Hugo del Carril, los Oscar Casco, los
Atilio Marinelli, los Jorge Barreiro, los Alberto de Mendoza, los Alfredo Alcón, los Rodolfo Bebán, los Federico Luppi, los Carlos Calvo y escuchemos la
insobornable voz del centímetro, que demuestra una invasión bien peculiar. ¿Preparados? Ahí van... Cabré, De Santo, Fonzi, Echarri, Pauls, Rago, Suar,
Torres y Vena. Nada despreciable si informamos que dentro del rubro sólo quedaron afuera, por no cumplir los requisitos, Mariano Martínez (24) y su 1,79
y Facundo Arana (31) y su 1,82.

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