"Aguerrida, fuerte, luchadora, inconformista. Una réplica de la madre", dice
el padre cuando las luces ya se apagaron completamente y Juan Carlos Mendizábal
(52) deja el Instituto de Rehabilitación y Educación Terapéutica con el corazón
encendido por la emoción.
"Hace un mes y un día exactos mi hija sufrió aquel
terrible derrame cerebral que la puso al borde de la muerte -señala-, y hoy
acaba de oscurecer de un soplo las velas y no para de entregar empeño y de
acercar polenta para recuperarse. Si, según sostiene el diccionario español,
milagro es un acto divino contra las leyes de la naturaleza y al mismo tiempo
una cosa maravillosa y extraordinaria, lo de mi querida piba, hermano, se trata
de un milagro. Deberíamos rebautizarla Malena de los Milagros", redondea. Y Pichuqui no parece equivocarse.
Una Malena Vázquez exultante despide a María Valenzuela -quien parte rumbo a la obra Porteñas- en el estacionamiento del Instituto de Rehabilitación y Educación Terapéutica. Las secundan Carolina y Horacio Heilpern, los psiconalistas de cada una.