"Repudiamos al actual modelo económico y el criminal ajuste aplicado contra los
trabajadores!", vociferaba un piquetero, entre negras columnas de humo. En uno de los accesos sureños a la Capital Federal ardían cubiertas de auto y proliferaban pasamontañas, hondas y clavos miguelito. El calculado cerco a Buenos Aires se completaba con sendos movimientos sobre el puente Pueyrredón y el Vélez
Sarsfield.
"¡Por la libertad de los compañeros presos en General Mosconi (Salta)!", siguió arengando el hombre. Pero no decía que, mientras él se hacía eco de un conflicto, encendía la mecha de otro, pese a estar observándolo a metros de su posición: miles de compatriotas suyos -tan argentinos como los salteños que dijo defender-
fueron rehenes de esa medida de fuerza durante 24 horas. Tampoco explicaba qué clase de flaco favor se hacían los desocupados que poblaban ese piquete con un acto así, al espantar cualquier atisbo de nuevas inversiones. Y mucho menos reconocía la flagrante violación al artículo 14 de la
Constitución Nacional, ese que garantiza el libre tránsito por el territorio
argentino. Porque, más allá de toda lógica ulterior, el recurso de obstaculizar los caminos del país sólo sirve para agravar los conflictos y engendrar focos de violencia que alejan la posibilidad de resolver las demandas planteadas, aunque éstas tengan sustento real.
Aquella fue una postal, apenas, de los cortes efectuados en más de 50 rutas nacionales, durante este martes. La medida, anunciada públicamente la semana pasada, terminó consumando una verdadera demostración de fuerza. Y llegó a poner en jaque al Gobierno. Hasta pocas horas antes se habían sucedido intensas negociaciones entre funcionarios nacionales y los organizadores de la protesta. Pero con resultados nulos, debido a la intransigencia de éstos últimos. Lo cierto es que, de un modo cada vez más virulento, la
piqutemanía terminó por invadir el escenario de la actualidad, poniendo en relieve un complejo entramado de organizaciones hábilmente estructuradas y con un financiamiento no menos significativo.
RUTAS ARGENTINAS. Durante el primer semestre de este año ya tuvieron lugar 447 cortes de ruta. Según un estudio efectuado por el
Centro de Estudios Nueva Mayoría, esa cifra triplica la registrada durante el mismo período del año pasado, cuando fueron 142.
Los cortes de vías públicas comenzaron a implementarse en 1997 como forma de protesta social. Y desde entonces, ya se han efectuado 1.404 hechos de esa naturaleza, discriminados de la siguiente manera: en 1997, 140 cortes; en 1998, sólo 51; en 1999 se incrementaron nuevamente llegando a 252. Y en el 2000 se duplicó esa cifra: 514.
Los cortes del martes 31 fueron convocados por Luis D'Elía y Juan Carlos Alderete, referentes, respectivamente, de la
Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat y de la Corriente Clasista Combativa (CCC).
Tres encapuchados del Movimiento Teresa Rodríguez vigilando un piquete en en el Puente Pueyrredón.
El jueves 26 de julio, la ministra Patricia Bullrich recibió a una comisión de piqueteros encabezados por D'Elía y Alderete. Las negociación fue ardua y tensa. Los resultados, nulos.
