A pesar de las críticas –y de la envidia– de toda la oposición francesa junta, que le ha dicho desde “frívolo” hasta “corrupto”, el presidente Nicolas Sarkozy y la cantante Carla Bruni siguen mostrándose juntos, muy sonrientes y agarraditos de la mano, como dos tortolitos a quienes no les importa nada más que su amor. Está claro que son la pareja del momento y que cada cosa que hagan va a ser retratada por un batallón de paparazzi, que los siguen a sol y a sombra. Y como algo que a muchos les sonó a pura provocación, para las Fiestas no tuvieron mejor idea que viajar a Egipto a visitar las pirámides, los templos y navegar por las aguas del Nilo a bordo de un yate millonario. Para el presidente francés, este romance es una especie de revancha: hace tan sólo unos meses fue abandonado por su mujer, Cécilia, que se fue con el publicista neoyorquino de su campaña, Richard Attias. 
Sarkozy: envídienme.
Sarkozy y Bruni I: turismo y amor.
Sarkozy y Bruni II: la bella y… bueno, ejem, el Presidente.
