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Por qué las sospechas apuntan a su hijo

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Sus enormes ojos celestes, la mirada penetrante y la expresión serena impactaron aquel 6 de diciembre cuando, apenas dos semanas después del asesinato de su madre, se sentó junto a su papá, enfrentó a los flashes y escuchó en absoluto silencio, casi impávido, cientos de preguntas, historias de supuestos amantes y especulaciones sobre el crimen.

Seis meses después, Facundo Macarrón (19) volvió al centro de la escena. El fiscal Javier Di Santo lo imputó como supuesto autor de los delitos de homicidio calificado y abuso sexual de Nora Dalmasso (51). La noticia, aunque previsible, sacudió a todo Río Cuarto. En medio de una increíble novela judicial, los rumores envolvieron a la familia y desmoronaron a su padre, Marcelo Macarrón (47).

La tarde del jueves 7 de junio, en su casa de la coqueta Villa Golf, el viudo de Nora miraba el suelo y se agarraba la cabeza. “Estaba abatido, destruido por la situación”, contó a GENTE un amigo que lo acompañó tras enterarse de la noticia. Desde hacía varios días se especulaba con la probable imputación de Facundo en la causa. Lo implicaban las pruebas de ADN y los testimonios contradictorios, entre los que figura el de su supuesta pareja, Andrés Peralta. El abogado Rubén Tirso Pereyra, a cargo de la querella por parte del traumatólogo y de su otra hija, María Valentina (16), le preguntó a Macarrón cómo seguir adelante. “Quiero que se resuelva el crimen de mi mujer. Creo que mi hijo es inocente. Pero si tuvo algo que ver, va a tener que responder ante la Justicia y la sociedad”, le habría contestado el padre. Luego trascendió que el viudo había pensado en suicidarse.

Soy inocente”, les juró Facundo por teléfono esa misma tarde a sus abuelos, María Delia Nené Grassi y Enrique Dalmasso, los padres de Nora. Cuatro días antes, cuando los rumores ya anunciaban la acción del fiscal, le había dicho lo mismo a su papá, durante un encuentro que mantuvieron en el campo Los Nogales, ubicado en la localidad de El Cano, a unos 70 kilómetros de Río Cuarto. “Los abuelos, los amigos y el padre le creen. Facundo es un excelente estudiante y un chico educado en la fe cristiana. Es muy pacífico y nunca mintió. Resultaría sorprendente que una persona así, si hubiera cometido un hecho semejante, no se hubiera quebrado”, razonó el abogado querellante por parte de los Dalmasso, Diego Estévez.

El camino hacia Facundo. El 26 de noviembre de 2006, cuando se encontró el cuerpo de Nora Dalmasso, 23 personas invadieron y contaminaron la escena del crimen. Uno de ellos fue Félix Macarrón, el padre de Marcelo. El fiscal Di Santo pidió, entonces, la extracción de sangre de todos los que desfilaron por el dormitorio de Valentina, el lugar en el que se halló el cadáver. Tiempo después se comprobó que las muestras que se obtuvieron de la cinta de la bata con la que estrangularon a Nora y las sábanas de la cama en que yacía, así como los hisopados de su vagina, correspondían al mismo perfil genético que el de Félix. Según el informe del perito “se pudo determinar con cabal rigor científico la existencia de un halotipo de cromosoma Y, lo que indica la presencia de un perfil masculino”.

Tal patrón genético se puede encontrar en toda la línea biológica masculina de los Macarrón. Pero tanto Félix como su hijo tenían una coartada segura. El abuelo de Facundo durmió esa noche con su esposa, Margarita Chessi. El traumatólogo había salido el día anterior hacia Punta del Este para jugar un torneo de golf. Entonces, todas las miradas se posaron sobre Facundo. Según Di Santo, “luce de las declaraciones testimoniales receptadas en la causa, análisis telefónicos, documentales” elementos que permiten albergar sospechas leves sobre la participación de Facundo en el crimen de su mamá Nora.

Su amigo íntimo, Andy Peralta (23), había declarado, en un principio, que estuvieron juntos hasta pasadas las tres de la mañana en una reunión del Rotary Club, en la ciudad de Córdoba. Pero luego se desdijo y afirmó que se despidieron poco después de la medianoche. Del celular de Facundo no se encontraron llamadas entrantes ni salientes desde las dos de la mañana hasta las siete de la tarde del día en que Nora fue asesinada. Y ahí se produce la llamada “ventana temporal”, en la cual no puede acreditarse fehacientemente que el joven haya pasado la noche en Córdoba. El fiscal sospecha que Facundo viajó esa lluviosa noche a Río Cuarto y apagó su celular para evitar ser rastreado.

En otra de sus declaraciones, Andy mencionó que Facundo le había comentado que pensaba viajar ese fin de semana a Río Cuarto para ver a su mamá, que estaba sola en casa, ya que su padre había viajado a Punta del Este. Pero que después se arrepintió y decidió quedarse en Córdoba para la cena de rotarios. En su declaración en la causa, Facundo dijo haber visto por última vez a su madre el 8 de noviembre, cuando Nora viajó a Córdoba para hacer trámites municipales.
Novela judicial. Luego de levantado el secreto de sumario, y ante la mirada incrédula de la prensa, el hasta entonces abogado de la familia, Benjamín Sonzini Astudillo, declaró: “Facundo tomó más que bien la noticia de la imputación, porque decían que lo iban a detener y eso no sucedió”.

Al día siguiente, el joven Macarrón se presentó junto son su abogado en Tribunales para notificarse personalmente de la imputación. Pero el mismo sábado ya corrían versiones que indicaban que Sonzini había abandonado la defensa. Durante todo el fin de semana, el paradero de Facundo fue un verdadero misterio. Mientras entraban y salían familiares de la casona de Villa Golf, trascendió que su padre y su hermana habrían viajado a Córdoba para encontrarse con él. El lunes 11, a las 7.55, un Audi gris con vidrios polarizados estacionó en la puerta de los Tribunales, sobre la calle Deán Funes. Cuando nadie lo esperaba, Facundo bajó del auto, se sacó la capucha de la campera negra que llevaba puesta y se abrió paso entre los periodistas, mirándolos a los ojos. Sereno y sin decir una sola palabra, llegó hasta el cuarto piso del edificio para presentar a su nuevo abogado, el penalista Marcelo Brito. Lo acompañaba también Gustavo Liebau, quien se encargará de la esfera civil del caso. Una hora y media más tarde salió, en medio de los empujones: “Suplico a los medios de prensa que dejen tranquila a esta gente. Hay dos menores en medio de este caso”, dijo Liebau. Antes de emprender un nuevo viaje hacia Córdoba, Facundo pasó a saludar a sus abuelos paternos, a sus tías y a su papá, quien, mientras tanto, atendía pacientes en el Nuevo Centro Médico de Río Cuarto. Luego el joven viajó hasta Córdoba, donde se refugió en el country Jockey Club.

Del silencio a las palabras. “Facundo va a declarar porque es inocente y quiere decir la verdad”, dijo Brito. El penalista, ex fiscal general de la provincia de Córdoba, adelantó que “de ahora en más, pediré ser notificado de todo lo actuado en la causa, propondré un perito de parte y controlaré que las pruebas sobre las que se realiza el peritaje sean las originales”. Fuentes de la investigación adelantaron que, además, denunciará presiones en las declaraciones de los amigos de Facundo que se tomaron en Córdoba, principalmente en la de Andy Peralta.

El último testimonio de Andy es clave. Dos días antes de su imputación en la causa, Facundo lo acompañó a declarar. Según contaron a GENTE allegados a los jóvenes, el trámite duró cerca de ocho horas. Las primeras cinco habrían sido utilizadas –de acuerdo a esas mismas fuentes– para presionar a Andy. “Tu amigo ya confesó. Decí lo que sabés”, le habrían dicho. Durante las tres horas que siguieron, la policía judicial le tomó declaración, pero no siempre habría sido en presencia del fiscal Di Santo. Ese nuevo testimonio fue el que más complicó a Facundo.

Ahora, la estrategia de la nueva defensa probablemente derivará en pedir la nulidad de lo actuado hasta el momento en la causa. Mientras la familia sigue diciendo que el crimen está relacionado con “el poder y la política” de Córdoba –aunque sin aportar mayores datos–, las sospechas sobre el chico de ojos celestes se multiplicaron a lo largo de los días. Pronto llegará el momento de escuchar su propia verdad.

Facundo, junto al abogado civil Gustavo Liebau, hace un alto en una estación de servicio, mientras viajan de Río Cuarto hacia Córdoba, el lunes 11. El joven se mostraba tranquilo, pero abatido. “<i>Va a declarar porque quiere decir la verdad</i>”, dijo el defensor.

Facundo, junto al abogado civil Gustavo Liebau, hace un alto en una estación de servicio, mientras viajan de Río Cuarto hacia Córdoba, el lunes 11. El joven se mostraba tranquilo, pero abatido. “Va a declarar porque quiere decir la verdad”, dijo el defensor.

Dejó el departamento de Córdoba donde vivía y no volvió a su casa en Villa Golf, Río Cuarto. Facundo hoy pasa sus días en una casa en el country Jockey Club, cercano a la ciudad capital.

Dejó el departamento de Córdoba donde vivía y no volvió a su casa en Villa Golf, Río Cuarto. Facundo hoy pasa sus días en una casa en el country Jockey Club, cercano a la ciudad capital.

Lunes 11, Facundo sale de Tribunales, luego de haber sido notificado de la imputación por el crimen su madre. A los pocos días del asesinato, había dado la cara junto a su padre frente a la prensa. Sus nuevos abogados, Marcelo Brito y Gustavo Liebau, van a pedir la nulidad.

Lunes 11, Facundo sale de Tribunales, luego de haber sido notificado de la imputación por el crimen su madre. A los pocos días del asesinato, había dado la cara junto a su padre frente a la prensa. Sus nuevos abogados, Marcelo Brito y Gustavo Liebau, van a pedir la nulidad.

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