“Por Cromañón nadie tendría que ir preso, salvo los que tiraron la bengala” – GENTE Online
 

“Por Cromañón nadie tendría que ir preso, salvo los que tiraron la bengala”

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Es como Match-Point, la película de Woody Allen… En un momento de la vida, la pelotita queda en el medio y cae para el lado de la buena suerte. O de la mala…”. Así, el sábado 16 de agosto, el último antes del comienzo del juicio por la tragedia de República Cromañón en la que murieron 194 personas, Omar Chabán (56) encontró la forma de describirles a sus amigos cómo espera el momento en que los miembros del Tribunal Oral 24 –María Cecilia Maiza, Marcelo Alvero y Raúl Llanos– decidan su futuro y el de los otros imputados en la causa. Fue una reunión “para tirarle buena onda”, según le contaron a GENTE sus allegados.

Una reunión de compañeros del secundario, amigos del ambiente de teatro, artistas plásticos, clowns, músicos y familiares –unas 50 personas en total–, en un departamento donde se cenó comida árabe y le desearon “que la pelotita caiga del lado de la buena suerte”. Sobre el final, el círculo más íntimo se quedó hablando sobre la causa. “Todos coincidieron en que fue una tragedia, que le pudo haber tocado a cualquiera”, relataron algunos de los testigos, conscientes de una realidad: que desde que salió de la cárcel, el 7 de diciembre de 2007, luego de pasar dos años y medio preso, el ex gerenciador del boliche de Once, acusado de “estrago doloso seguido de muerte y cohecho activo”, mantuvo un pronunciado perfil bajo, refugiándose en la casa de un amigo que se fue de viaje a Europa, en las afueras de la Capital. El lugar exacto se mantiene en estricta reserva por orden de los jueces, que temen posibles agresiones por parte de los familiares de las víctimas.

LAS HORAS PREVIAS. El último fin de semana antes del juicio se dedicó a descansar y prepararse para el momento de entrar en la sala de audiencias de la Corte Suprema, en el Palacio de Tribunales. “Quisiera que ese día no llegue nunca. La imagen que tengo permanentemente es la de un túnel negro que no tiene luz al final”, les confesó Chabán a sus amigos. El viernes por la noche se dedicó, como en las semanas previas, a mirar por televisión las competencias de los Juegos Olímpicos. “No me puedo dormir. Me quedo toda la noche mirando lo que pasa en Beijing”, comenta.

El sábado se levantó tarde, pasó todo el día en su casa, y por la noche se reunió con sus amigos. Amaneció el domingo a media mañana, descansó casi todo el día y el lunes, ya más ansioso, se metió de lleno en la previa del juicio. Se reunió con su abogado, Pedro D’Attoli, se dedicó a leer parte del expediente, a revisar el informe de arquitectos y a pensar en lo que le esperaba en la mañana siguiente. Se acostó temprano para poder levantarse lúcido y llegar a Tribunales “con la cabeza metida en el tema”. Chabán pidió estar presente en todas las audiencias, acompañado por sus abogados y algunos amigos, durante los siete u ocho meses que probablemente dure el juicio. “No se quiere perder ningún detalle”, explica uno de sus allegados.

OCHO MESES DE BAJO PERFIL. En los días que transcurrieron desde que recuperó la libertad hasta el comienzo del juicio, Chabán se cuidó celosamente de no salir en los medios. Su única aparición pública conocida fue pasada la medianoche del viernes 27 de junio, cuando el canal C5N lo encontró cenando en el restaurante La Dorita, de Palermo, junto a gente cercana, entre ella, su ex Katja Alemann. Su imagen causó revuelo y provocó la ira de los familiares de las víctimas. Pocos días antes de la primera audiencia cambió su look: se rapó el pelo al mejor estilo monje budista. “Es una forma de purificación para estar concentrado en el tema”, explicó. En este tiempo vivió de la ayuda ajena. “Omar no tiene plata. Ahora sobrevive con lo que le pasan los amigos”, relata uno de ellos.

Con 40 pesos semanales aprendió a cocinar diversas comidas con arroz y vegetales – “porque sale más barato”–, pan casero y yogur y aprovechó algunas invitaciones para cenar en algunos restaurantes. Salió varias veces, fue al cine, a ver obras de teatro, espectáculos de danza y también pasó por ArteBA. “Nadie le dijo nada. Los que lo reconocieron se acercaron a saludarlo, los jóvenes que alguna vez fueron a Cemento. La gente le tira buena onda. Lo que pasó fue una tragedia”, se justifica uno de sus amigos. Abandonó por completo su rutina de ejercicios porque “se pinchó” y se alejó de la lectura, que lo había mantenido entretenido durante sus días de cárcel, porque, dice, no se puede concentrar. Sólo los últimos días leyó algunos pasajes de El enigma del sufrimiento, de Santiago Kovadloff y Decir casi lo mismo, de Umberto Eco.

Evitó volver a los lugares que frecuentaba antes de la tragedia. No pisó más su departamento del barrio de Congreso, no pasó a buscar sus acuarelas y pinturas, ni volvió a transitar por la puerta de Cemento ni, mucho menos, la de República Cromañón. “No quiero ir a ningún lugar reconocible, que implique un recuerdo del pasado”, fue la consigna. Aprovechó para pasar tiempo junto a su madre, aunque casi no habló con ella sobre el juicio. “No queremos que vea televisión y tratamos de que se mantenga alejada de estas noticias. Ella sabe todo, por supuesto, pero evitamos hablar del juicio. No queremos que se angustie aún más”, cuentan sus familiares. “Acá nadie tendría que ir preso, salvo los que tiraron la bengala e incendiaron el lugar. Es una locura”, repite Chabán. Mientras, los abogados querellantes ya anunciaron que pedirán 31 años de cárcel para él y para los integrantes del grupo Callejeros. Chabán camina por las cercanías del Palacio de Justicia. Los abogados querellantes pidieron para él y para Callejeros 31 años de prisión. Hoy admite que no puede dormir.

Chabán camina por las cercanías del Palacio de Justicia. Los abogados querellantes pidieron para él y para Callejeros 31 años de prisión. Hoy admite que no puede dormir.

Antes de la tragedia, Chabán era conocido como actor, productor, artista y mentor de la cultura porteña. En mayo de 2005 consiguió la excarcelación y fue insultado al llegar a la casa de su madre, en San Martín. Por los incidentes se lo trasladó esposado a una isla en el Delta del Tigre. En noviembre de 2005 volvió al penal de Marcos Paz.

Antes de la tragedia, Chabán era conocido como actor, productor, artista y mentor de la cultura porteña. En mayo de 2005 consiguió la excarcelación y fue insultado al llegar a la casa de su madre, en San Martín. Por los incidentes se lo trasladó esposado a una isla en el Delta del Tigre. En noviembre de 2005 volvió al penal de Marcos Paz.

En septiembre del año pasado, con barba larga, le dijo a GENTE que rogaba no morir en una cárcel.

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