«Por ahora no queremos saber el sexo de muestro bebé» – GENTE Online
 

"Por ahora no queremos saber el sexo de muestro bebé"

Vamos a decirlo de una vez: era cuestión de tiempo. Desde el último minuto de

la última hora del 2 de febrero del 2002, cuando Máxima Zorreguieta y Guillermo
Alejandro de Holanda se dijeron que sí, que nada iría a separarlos, la idea (o
la ilusión, o el sueño, o las ganas a secas) comenzó a crecer. En ellos, en el
enfervorizado pueblo holandés, y también en algunos argentinos, ya latía el next
step
de toda boda, real, plebeya o mixta: un hijo. Ese hijo, o hija (Máxima y
Guillermo dijeron no estar interesados en conocer el sexo del bebé) será rey -o
reina- de Holanda algún día. Y apenas vea la luz del mundo, ya será el segundo
en la línea sucesoria para heredar la corona de la Casa de Orange-Nassau. No
importará si es mujer. No importará que Máxima, su madre, sea plebeya. No
importará que Guillermo (el heredero natural) tenga dos hermanos, Juan Friso y
Costantino, quienes, según dispone e impone la ley holandesa, quedarán relegados
por el primogénito del primogénito, vale decir, el bebé.

EN CONFERENCIA. "Soy una mujer trabajadora y seguiré en actividad hasta cuatro
semanas antes del parto. Después de tener a mi hijo, sólo descansaré diez días".

Máxima Zorreguieta lo dijo como para espantar inferencias apresuradas y rumores
sobre su actividad como futura mamá. Delante de ella, estaban todos los medios
holandeses y GENTE. Fue una conferencia de prensa en la Villa Eikenhorst, en las
afueras de La Haya, donde el matrimonio tiene pensado mudarse. Por su parte,
Guillermo, en una catarsis de padre que aún no es pero que ya vive los nervios
de estar por serlo, reveló parte de la lógica íntima del entusiasmo real: "Mi
madre (la reina Beatriz) casi se pone a bailar al enterarse".

Decíamos: en julio, cuando los cuatro meses de embarazo sean perfectamente
verificables en la curva sutil pero sostenida que la panza de Máxima comenzará a
trazar bajo la tela de los vestidos reales, la pareja dejará su casa para
mudarse, en forma definitiva, a la residencia real de Eikenhorst, en Wassenaar.
Allí, el hijo que llegue, crecerá.

UN LUGAR EN EL MUNDO.
Sobre dónde dará a luz no hay nada anunciado. Lo más
probable es que el nacimiento se produzca en la misma residencia privada. La
reina Beatriz, por ejemplo, nació en el palacio Soestdijk -donde todavía reside
su madre, la princesa Juliana-, no en un hospital. Pero los tres hijos de
Beatriz, que nacieron por cesárea, debieron llegar al mundo en un quirófano del
hospital de la Universidad de Utrecht. Si llegaran a existir razones médicas,
Máxima podría dar a luz en el hospital de Bronovo, en La Haya, que cuenta con
habitaciones y atención médica para la Familia Real. De necesitar un complejo
médico, es altamente probable que opte por el Universitair Medisch Centrum, en
Leiden. En la Universidad de Leiden, ciudad vecina a Wassenaar, el príncipe
Guillermo estudió historia, y el ginecólogo de Máxima trabaja en el hospital
local.

por Alejandro Seselovsky, Pablo Procopio y Federico Fahsbender
fotos: Ezequiel Scagnetti (desde Amsterdam), AFP y Archivo Atlántida
La pareja real feliz ante las cámaras. Con los días, esa sonrisa crecerá. El bebé que se aproxima será el único motivo.

La pareja real feliz ante las cámaras. Con los días, esa sonrisa crecerá. El bebé que se aproxima será el único motivo.

El pueblo holandés ya se subió a la fiebre y en las calles los diarios y las revistas repiten los rostros de Guillermo y Máxima, a la vez que anuncian el embarazo del año.

El pueblo holandés ya se subió a la fiebre y en las calles los diarios y las revistas repiten los rostros de Guillermo y Máxima, a la vez que anuncian el embarazo del año.

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