Paula Cancio, la actriz y joven esposa de Miguel Solá, habla de todo: feminismo, matrimonio, aborto y redes sociales – GENTE Online
 

Paula Cancio, la actriz y joven esposa de Miguel Solá, habla de todo: feminismo, matrimonio, aborto y redes sociales

Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)
Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)

El mandato familiar lo presagiaba bastante clarito: debía ser fotógrafa, periodista o abogada. Pero ella y su personalidad no dudaron en torcer el camino. “Voy a estudiar Psicología”, anticipó firme y pensante.

Sin embargo, ni su mandato familiar ni su personalidad contaron con aquella pequeña pizca de ácido desoxirribonucleico que, heredada de un abuelo a quien nunca conoció, correría por su torrente sanguíneo hasta desfibrilarle el corazón. “

El se llamaba Ceferino. Cierta vez, un representante le pidió que cambiara su nombre por uno artístico. Entonces decidió ponerse Raúl. Y así, como Raúl Cancio, terminó convirtiéndose en un famoso actor español que brilló en los 40’ y 50’ y falleció en 1961”, menciona la entrevistada, Paula Cancio (34) el tronco de un árbol genealógico que se ramificaría hacia su padre Raúl y su madre Marisa Flórez (ex redactores jefes del Departamento de Fotografía del diario El País, y ganadores, entre otros, del Premio Nacional del Periodismo español), su hermano Raúl (abogado), su cuñada Esther (“Una hermana adoptiva”), sus sobrinos Raúl (“¡¿Cuándo no ese nombre?!”), Lucas y Manuela, y ella misma: Paula, madre de Adriana, esposa de Miguel Angel (Solá, una especie de Carlos Gardel en el catálogo de intérpretes hispanoparlantes) y, ADN mediante, actriz.

Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)
Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)

–... Pese a los mandatos, pese a recibirse de licenciada en Psicología.

–Una carrera que ahora me ayuda a analizar a mis personajes (asiente, al tiempo que revuelve su té en La Comedia, el bar de Xiong Zheng situado a la entrada del legendario complejo de Rodríguez Peña 1062). Era bien pequeña cuando encontré en la casa de mi abuela (Ana María) los álbumes que desandaban la trayectoria de su fallecido marido, y quedé prendada de aquella profesión que ejerció. Así que tomé clases de teatro en la escuela –¡intervine en Esperando a Godot a los 11 años!– y participé en musicales como Bailando bajo la lluvia; en síntesis, me apasioné... Siempre me gustó indagar en la existencia de otras personas. No obstante, a la hora de terminar la secundaria, en casa me aconsejaron seguir un Plan B. Acepté, entré en Derecho, dejé y salté a Psicología –que quizá terminé demasiado pronto–, para volver al Plan A.

–¿Demasiado pronto?

–Andaba en los 22 de edad. ¿Y para qué? Si en la vida hay tiempo. Yo, que provenía de colegios privados, luego comprendí que el paso por la pública Universidad Autónoma de Madrid me había enseñado un montón, me independizó, me responsabilizó. Tal vez hubiese sido aconsejable no correr tan veloz para recibirme y llegar a la actuación.

Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)
Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)

–¿También consiguió rápidamente trabajo en las artes?

–Tal cual, en 2007, dentro del reparto de Hermanos y detectives, adaptación española de la serie dirigida aquí por Damián Szifrón y protagonizada allá también por Rodrigo Noya. Un primer brinco que di y no se detuvo jamás, saltando de canales (Telecinco, Cuatro, La Sexta, Antena 3) a través de ciclos como Hospital Central, Los Serrano, Cuestión de sexo –que me dio a conocer fuerte, porque encarnaba a una joven lesbiana, algo inédito para nuestra pantalla chica–, BuenaAgente, Toledo, Cruce de destinos y El secreto del puente viejo. El paso siguiente fue La leona (Telefe), ya de este lado del charco.

–... Y a cincuenta meses del inicio de su relación con Solá (67), después de que se conocieran en junio de 2012 cuando usted, como simple admiradora, fue a verlo en Como por un tubo en la sala Lara de Madrid.

–Exacto. Tal vez a Miguel, que había transitado los últimos dieciocho años en Europa, le resultaba más cómodo quedarse. No le importó: se dejó influenciar por mi entusiasmo y vinimos en busca de la aventura.

–Para los argentinos, retornaba uno de los mejores actores de nuestra historia. Para usted, Paula, ¿qué significaba pisar suelo americano?
–Un gran desafío. Yo venía de la mano de él, y sabía que ser su pareja me desdibujaría un tanto de cara a los medios. Claro, al principio era casi su extensión, no nos individualizaban como dos actores. Luego, con su apoyo y con mi ánimo, le dimos para adelante. Quizá por ello cuando me llamó Tommy Pashkus, mi representante, anticipándome que me buscaban para un casting de El marginal 2, no le conté nada.

Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)
Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)

–¡¿En serio?!

–(Risas). Real. Y me lancé... Recuerdo que salí ilusionada de la prueba con el director, Alejandro Ciancio, sintiendo que había un feedback artístico alentador de cara a la decisión. Incluso pronto me comentaron que avanzaría hacia la selección que le acercarían a Sebastián Ortega. Igual cambié de página. Así pasaron meses...

–¿Sin ninguna noticia para Solá?

–Cero. La cuestión se complicó cuando comenzó a barajarse la posibilidad de llevar Doble o nada algunos días de enero a Mar del Plata. Ahí mi madre, la única que lo sabía, me alertó: “¿Y si sale lo de El marginal?”... Entonces debí contárselo a Miguel.

–Recréenos el diálogo.

–Algo así como “¿Por qué no me contaste?”, me preguntó. “Porque me convocaron y me eligieron por mí misma”, le contesté.

–Nada más que agregar, señor juez.

–Lo entendió a la perfección, y celebró conmigo cuando finalmente me quedé con el papel de Camila, la novia del personaje de Esteban Lamothe. Dentro de las inagotables capacidades interpretativas que se pueden aprender de Miguel, él siempre me puso énfasis en que fuera una actriz libre. En la obra nunca repetimos los mismos movimientos, jamás nos paramos en un mismo lugar e, incluso, nos atrevemos a inspirarnos y avanzar según las reacciones previas del público.

–Reacciones que deben abundar, si consideramos que la puesta transita la cornisa de varios temas de actualidad, comenzando por el rol que ocupa la mujer en la sociedad. Un aspecto que la autora –Sabina Berman– plantea dirimiendo la dirección de un medio de comunicación entre dos candidatos de distinto sexo.
–Tal cual. Desde el 8-M (la movilización del 8 de marzo último contra la violencia, la desigualdad de género y las distintas formas de opresión contra las mujeres) surgió una sanción social ante ciertas palabras, frases y actitudes. Ya no es una joda, y lo sentimos. A veces, ante determinadas risas en la sala, mis expresiones tienden a ganar en vehemencia sobre el escenario. Se genera una reacción bidireccional.

Yo tengo una pareja maravillosa, que me trata de manera fenomenal, cuida a mi hija y trabaja a la par que yo

Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)
Paula Cancio (Foto Christian Beliera/GENTE)

–¿Usted es feminista?

–Lo soy desde la definición concreta del concepto, que apunta a la equidad con el hombre, al término medio, y no a ser la opción extrema del machismo. Aunque, cuidado, creo en el feminismo que denuncia donde debe hacerlo –en los juzgados–, en el feminismo responsable, que no permite que se malutilice su justa lucha. Conozco varios casos de mujeres que, al lograr la tenencia de sus hijos, los usan como armas para hacerles la vida imposible a los padres. He visto a muchos de ellos sufrir de forma injusta por esto. También he visto denuncias falsas hacia hombres inocentes. Yo tengo una pareja maravillosa, que me trata de manera fenomenal, cuida a mi hija y trabaja a la par que yo, y no concibo ningún feminismo que lleve adelante una cruzada contra los hombres. Cuando mi madre cubría Política para su periódico, incluso en la cruenta época de transición entre el franquismo y la democracia, no pedía que la dejaran pasar a hacer la foto antes que a los caballeros: era una más. Ella me inspiró a no echarme para atrás por ser mujer, y me enseñó a pensar en personas en lugar de sexos y que igualdad es igualdad de obligaciones y de derechos. Bueno, así entiendo yo el feminismo.

Paula Cancio y Miguel Ángel Solá en escena. (Foto GENTE)
Paula Cancio y Miguel Ángel Solá en escena. (Foto GENTE)

–¿Y qué hay si cuando termine la entrevista sale a la avenida Santa Fe y la piropean?

Piropo educado, piropo bienvenido... Me doy vuelta y lo agradezco. Pero todo parte y termina en la palabra “respeto” y en la frase “el límite lo pongo yo”.

–¿Qué opina de la legalización del aborto, aprobado en su patria más de tres décadas atrás?

–Estoy a favor, pero siempre y cuando vaya acompañado de políticas públicas de educación sexual y prevención, para evitarlo.

–Recién hablaba de límites. En su casa, frente a su hija Adriana (cumplirá 5 el 12 de julio), ¿cuál de los padres los pone?

–(Carcajada). Digamos que Miguel está en la edad de malcriarla y yo, en la de accionar como una madre estructurada menos permisiva.

 Miguel y yo somos dos personas bien distintas. Incluso tenemos más diferencias que similitudes

–Durante una reciente nota, cuando le consultamos a Fito Páez si la diferencia generacional con su novia Euge Martínez Kolodzie, a la que duplica en edad, era un problema, él no dudó: “Te diría que para nosotros funciona como una solución”... ¿En ustedes, Cancio?

–Uy, deberíamos juntarnos los cuatro a comer... Miguel y yo somos dos personas bien distintas. Incluso tenemos más diferencias que similitudes. Ocurre que –y he ahí la clave– las últimas son más fuertes que las otras. Sabemos escucharnos y encontrar acuerdos sin dejar de lado las necesidades individuales. Formamos un equipo, a partir del cual todo fluye, teniendo como eje, en cada instante, a nuestra hija. A mí me enternece verlo tan padrazo, llevarla al colegio, cuando le lee y adapta historias a su niñez, cuánto conectan sin siquiera hablar.

–¿Acaso una futura actriz, la pequeña?

–Ella lo decidirá en un futuro, al igual que si quiere salir en fotos con sus padres. Entretanto, de ninguna manera colgaremos su imagen en las redes. No somos influencers. Tampoco lo resolveremos nosotros. Lo hará Adriana apenas considere que deba hacerlo.

–Entretanto, cuando ella pretenda saber por qué su madre decidió ser actriz, ¿qué le contestará?

–Que porque amo vivir otras vidas, hurgar para encontrar en mí las características de aquellos personajes que a priori siento tan lejanas, y que en realidad puede que sólo estén latentes, esperando una circunstancia que las empuje a salir. Ser actriz me hace desobediente. Soy actriz porque amo hacer cosas que Paula Cancio no se atrevería a hacer, y acercarme a situaciones que jamás querría vivir, pero me traspasan y transforman, haciéndome mucho más tolerante con los demás. Y le diría a mi hija que disfruto tanto mi profesión porque, viviendo otras vidas, es cuando más coraje siento para conectarme con quien realmente soy, con toda mi vulnerabilidad y ajena a las capas de cebolla que me fui poniendo y que me van desdibujando, sin las que aún tengo miedo a vivir esa vida a la que llamamos real.

Por Leo Ibañez

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