«Pasé la Nochebuena absolutamente solo» – GENTE Online
 

"Pasé la Nochebuena absolutamente solo"

El cortafierro y el martillo repiquetean sobre las paredes recién levantadas, sobre los pisos recién colocados. Cada cinco minutos, el
trac trac del tren que pasa por la estación de José León Suárez torna inaudibles las palabras del padre Julio César Grassi. Está en plena obra el
Hogarcito La Sagrada Familia, pegado a la vía, que cobijará a los hijos de los cartoneros que cada tarde parten desde allí en el llamado Tren blanco a recoger lo que otros tiran. Y el presidente de la Fundación Felices los Niños controla personalmente los trabajos.

Hace semanas que el sacerdote se ha llamado a silencio, y lo rompe ante GENTE con una sola condición: no hablar de la causa judicial que lo tiene bajo la lupa desde el 24 de octubre, cuando quedó detenido en la DDI de Morón. La jueza Mónica López Osorio le otorgó la libertad vigilada, tras 29 días de encierro, al mismo tiempo que lo procesó por presunto abuso deshonesto y corrupción de menores. Y le advirtió que volvería a prisión si formulaba "cualquier tipo de apreciación" sobre los menores involucrados en las denuncias. No obstante, es válido conocer, también, qué cambios y qué certezas sobreviven en un hombre que está pasando una temporada en el infierno.

-¿Padre, cómo fue su Navidad?
-Pasé una Nochebuena distinta, absolutamente solo… 


-¿Sin nadie con quien compartirla? ¿Sin su familia siquiera?
-Sí, solo, lejos de los chicos de la Fundación, que son mi familia. Di una misa en la capilla Santa Leonor de Villa Tesei, junto al padre Eduardo Pérez, y después me fui a meditar solo. No quería nada raro, nada especial. Lo pasé a la espera de que algún día volveré a celebrar la Navidad para darles alegría a los pibes, como me corresponde.

-¿Por qué eligió pasar esa noche en soledad?
-Porque estaba solo, porque me sentía solo. Me despojaron del sentido de mi vida, entonces era lógico que estuviera así. La sensación de soledad la tengo desde que todo esto empezó. Ese día me acerqué a mucha gente humilde, pero a las doce de la noche decidí apartarme… Y mirá qué me ocurrió: una señora me dio un poema de Olegario V. Andrade, que se llama El consejo maternal. El año pasado falleció mi mamá, Adelina Esther Alzúa, y el 23 de octubre (Nota: el día que fue al aire el programa de Telenoche Investiga, en el que fue acusado) hubiera cumplido años. Una parte me tocó muy adentro: "Llama siempre a tu madre cuando sufras/que vendrá muerta o viva/si está en el mundo, a compartir tus penas/y si no, a consolarte desde arriba". Lo leí en la Nochebuena, y lloré por primera vez desde que todo esto empezó…

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-¿Siente que la gente lo abandonó?

-No, al contrario. La gente me acompaña mucho, hacen cadenas de oración. Cuando me refiero a mi soledad es porque no puedo tomar contacto con la Fundación por una decisión judicial. Vengo acá, por ejemplo, a ver cómo se levantan estas paredes que van a cobijar a muchos chicos, pero si ellos estuvieran, yo no podría estar. Y no es lo mismo. Siento esa ausencia.

El padre Grassi en el Hogarcito La Sagrada Familia, de José León Suárez, que construye para los hijos de los cartoneros que parten de la estación aledaña todos los días en el Tren blanco. Allí venden el pan dulce que amasan en la Fundación Felices los Niños.

El padre Grassi en el Hogarcito La Sagrada Familia, de José León Suárez, que construye para los hijos de los cartoneros que parten de la estación aledaña todos los días en el Tren blanco. Allí venden el pan dulce que amasan en la Fundación Felices los Niños.

Grassi, en la futura habitación para chicos de entre dos y tres años del Hogarcito La Sagrada Familia. Tendrá capacidad para 22 camas. En total, allí comen 190 chicos todos los días.

Grassi, en la futura habitación para chicos de entre dos y tres años del Hogarcito La Sagrada Familia. Tendrá capacidad para 22 camas. En total, allí comen 190 chicos todos los días.

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