«Para los presos yo era como Heidi» – GENTE Online
 

"Para los presos yo era como Heidi"

La peluquería está en orden: hay olor a tintura, ruido a secadores y afiladas tijeras recortando la cabellera de sus clientas. Sí, la peluquería de Miguel Romano está en orden. Al menos, eso
es lo que se ve. Puertas adentro, en el salón donde el estilista sólo atiende a las estrellas, se vive una revolución:

Miguelito (recién salido de prisión y con retoque de color en el pelo) revuelve el placard buscando una ropa acorde para la ocasión, Leonor -su cuñada- reparte estampitas de San Expedito
("el patrono de las soluciones rápidas", según explica), Mercedes -su mujer- y Paola -su hija- le preguntan una y otra vez qué pasará con la causa al abogado de la familia, Mariano Goyeneche. Y todo esto porque Moria Casán, su amiga desde hace veinte años, está por llegar. Ella, esta vez, no viene para un retoque, sino para entrevistarlo.

Sábado 6 de julio, cinco y veinte de la tarde, café de por medio, la diva del talk show lanza la primera pregunta:

-¿Cómo tomaste la noticia de que ibas a ir a la cárcel?
-Fue una sorpresa. Yo recién llegaba de un viaje con Susana y como desde hacía tiempo me molestaban mucho los meniscos, decidí operarme. El lunes 11 de junio entré al Sanatorio del Diagnóstico firmando autógrafos como una estrella y al día siguiente salí esposado como un delincuente. ¡Pensar que yo estaba preocupado por no saber dónde iba a hacer la rehabilitación!

-¿Y qué sentiste, Miguel?
-Vergüenza ajena. Porque nadie sabía nada de nada… Yo no sabía si estaba viviendo una pesadilla o si todo era real.

-¿Nunca sospechaste que te estaban investigando?
-No, jamás.

-¿Vos creés que te perjudicó ante la justicia el hecho de ser un personaje conocido?
-No. Esto fue una gran confusión que hoy existe en muchos negocios. Yo sabía que todo se iba a aclarar porque creo en la justicia.

-Me impresionó verte cuando te llevaban en la camioneta. Parecías anestesiado, como que levitabas…
-Sí, después de estar dos días en la Alcaldía de Tribunales, donde me trataron muy mal, yo estaba anestesiado, entregado. No entendía nada. Fue un alivio muy grande llegar a Ezeiza.

-¿Y enseguida te adaptaste a convivir con los presos del pabellón?
-Sí. La primera mañana, el señor Roberto -un preso del lugar que tiene mucha influencia ahí dentro- me ofreció su apoyo y me contó que él también había ayudado mucho a Marcos Gastaldi, el marido de Marcela Tinayre, que había estado en mi misma celda, la 17 B.

-17, la desgracia para los cabuleros…
-Justamente, mi habitación en el Diagnóstico también era la número 17.

La diva se emocionó junto al peluquero mientras él recordaba los momentos más difíciles de sus días en prisión. Dentro de seis meses comenzaría el juicio.

La diva se emocionó junto al peluquero mientras él recordaba los momentos más difíciles de sus días en prisión. Dentro de seis meses comenzaría el juicio.

Moria y la familia Romano. Gustavo Muzio (yerno y abogado), Paola (hija y estudiante de Derecho), Mercedes (la esposa) y Miguelito, disfrutando su primera semana 
en libertad.

Moria y la familia Romano. Gustavo Muzio (yerno y abogado), Paola (hija y estudiante de Derecho), Mercedes (la esposa) y Miguelito, disfrutando su primera semana
en libertad.

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