“Nunca tuve tanta energía como con la llegada de Indio” – GENTE Online
 

“Nunca tuve tanta energía como con la llegada de Indio”

Linda es, ya se sabe. Siempre lo fue. Pero está mejor que nunca. Camina entre los técnicos de la grabación con seguridad, como si supiera. Leticia Brédice vuelve a la televisión –después del fallido intento de A todo culorrr, el ciclo de Alfredo Casero que sólo estuvo en el aire un programa– en la segunda edición de Mujeres asesinas. Su personaje, en este caso, es el de una abogada que terminará con la vida de su marido, personificado por Diego Peretti.

Con una pollera tubo, chignon bajo y tacos altos, Letu demuestra que está más serena que nunca y que disfruta del trabajo pese a estar separada de Indio, su bebé de seis meses.

–¿Cómo se siente en una jornada de doce horas sin Indio cerca?
–Es raro, difícil, tener que estar acá, en la grabación, con la energía de matar a alguien y saber que en casa está Indio. La diferencia y la opción es más que obvia. Es más lindo estar con el espíritu de la maternidad. Pero también creo que si la mamá no está plena, el bebé tampoco.

–¿Y el trabajo, qué tal?
–Me hace correr la sangre. Está bueno volver. Me gusta mucho rodearme de gente creativa, de excelentes profesionales. Prefiero esperar buenas propuestas, sólo las que me conmueven. Por suerte tengo la posibilidad de poder elegir. Rechazo más ofertas de las que tomo. Además, con Diego (Peretti) ya habíamos trabajado juntos en Locas de amor. Nos conocemos y lo admiro muchísimo.

Se nota.
Las escenas casi no se repiten, y cuando el director ordena: “¡Corten!” se tientan, se ríen y chequean juntos el monitor. “Ella ya quiere matarlo”, dice Leticia. “No, todavía no”, responde Peretti. A esta altura, Brédice ya está absolutamente mimetizada en su abogada. Nada la saca de su eje. Sólo el diminuto tatuaje que tiene en el talón derecho –al parecer su única marca personal– muestra que ella también tiene su parte vulnerable. Desde que tuvo a su hijo el año pasado se la ve más dócil, como si Indio la hubiera domesticado.

–¿Cómo está su hijo?
–Divino. Es un santo. Muchas veces lo llevo conmigo a trabajar y se porta muy bien. Es como si supiera que no tiene que llorar porque su mamá está ocupada en otra cosa. Igual me despierta en la mitad de la noche y estoy cansada. Pero los hijos te dan mucha energía. Nunca tuve tanta energía como con la llegada de Indio. Me dan ganas de hacer cosas. Las horas del día no me alcanzan.

–Hace unas semanas estuvo en Mar del Plata en familia.
–Sí, una familia tipo (risas).

–Para familia tipo hace falta una hijita más. ¿Vamos por la próxima?
–Noooo. Pero está todo bien. Los tres estamos muy bien. Estoy viviendo un gran momento.

–Y este capítulo de Mujeres asesinas, ¿le da ímpetu para seguir?
–Sí, de hecho a mitad de año empiezo un ciclo de misterio por Telefe.

–¿Qué pasó con el teatro? La iba a dirigir Norma Aleandro y no sucedió.
–No, pero de hecho tengo unas obras extraordinarias que estoy evaluando. Una de Manuel Puig que me gusta mucho, y otra de Ibsen. Y además empiezo a filmar una película de Mignogna a mediados de año.

–Bueno, agenda completa. ¿Y la música? ¿La abandonó?
–Qué raro que me preguntes eso. Es como si supieras. Estoy escribiendo. Me estoy juntando a trabajar con un músico de cine, Iván Wyszogrod. Para mí, la música tiene que ver con la pasión. No me preocupa tanto la cuestión de la afinación, sino la interpretación. Soy una actriz, y la música es un medio: cantar es una forma más de expresarme. Quiero que mi próxima experiencia musical sea integral, como la anterior. Que tenga que ver con una estética propia, pero nada parecida a Actriz.

Y la conversación se termina. Vienen a buscarla para que vuelva a su mujer asesina. “¡Qué lástima! ¡Me tengo que ir justo cuando íbamos a hablar de cosas prohibidas!”, dice mientras se levanta y se ríe. Y habla de Virginia Woolf con los ojos grandes y redondos de excitación, y de Nicole Kidman, y de otras mujeres artistas. Entonces regresa a su personaje en la ficción, junto a Diego Peretti, que la devolverá a la televisión.

Leticia en plena grabación de la tira producida por su gran amigo Adrián Suar. Allí personifica a una abogada que se vengará de su marido.

Leticia en plena grabación de la tira producida por su gran amigo Adrián Suar. Allí personifica a una abogada que se vengará de su marido.

Leticia Brédice y Diego Peretti en las secuencias de la segunda versión de Mujeres asesinas. La actriz grabó durante seis días en una casona de Pacheco, más de doce horas por jornada. Y entre toma y toma chequeó su trabajo actoral. Indio, en casa.

Leticia Brédice y Diego Peretti en las secuencias de la segunda versión de Mujeres asesinas. La actriz grabó durante seis días en una casona de Pacheco, más de doce horas por jornada. Y entre toma y toma chequeó su trabajo actoral. Indio, en casa.

Letu e Indio, su hijo y el generador de toda su energía. Hace unas semanas ella, su pareja, Juanpi Sanguinetti, y el bebé disfrutaron de unos días de descanso en Mar del Plata.

Letu e Indio, su hijo y el generador de toda su energía. Hace unas semanas ella, su pareja, Juanpi Sanguinetti, y el bebé disfrutaron de unos días de descanso en Mar del Plata.

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