“¡No tuve nada de sexo en Argentina!” – GENTE Online
 

“¡No tuve nada de sexo en Argentina!”

Uncategorized
Uncategorized

Domingo 15, a eso de las 23. Robbie detiene su show: “Vi un cartel que decía: ‘Robbie, no te deprimas’. Toda la prensa dice eso. ¿Y saben qué? ¡No estoy fucking deprimido! En verdad, estoy muy cansado”. Dice, después, que este Close Encounters Tour, que ya vendió más de un millón y medio de tickets en 54 noches, lo molió bastante. Pero jura que su management le rogaba “un poquitou más, un poquitou más”. Entonces, a cancelar funciones: ir a China, no. A Singapur, tampoco. A la India, menos. Pero…“¿Argentina? ¡Sí, sí, síiiiiii!”. Nos aclara que somos hermosos, que nos ama a todos y a cada uno, y que, no importa lo que le pase, va a volver para cantarnos algo. Y sigue, ahí, el popstar más genuino, sexual y vibrantemente zarpado del planeta, boxeándose contra todos los demonios de su vida, frente a 60 mil fans que no paran de estallar, en el Monumental de Núñez.

Atrapado y sin salidas. Robert Peter Williams (32), en sus casi seis días y noches en Buenos Aires –desde que llegó, el miércoles 11 a las 4 de la madrugada, por avión privado desde Chile–, se quedó en el Faena Hotel+Universe. Ningún party animal, ningún corsario del amor. Desde los pasillos del Faena, aseguran: “Acá, no trajo ninguna mina. Ni se intentó colar ninguna a su habitación. Bah, vinieron un montón de nenas que no pasaban los quince”. Igual, él aclaró a gritos: “¡No tuve nada de sexo en Argentina!”. Pero que, eso sí, su puerta estaba siempre abierta: sólo la cerraba para dormir. Comenzó su estadía en la suite Imperial, de dos pisos y 3.500 dólares la noche, con sábanas de algodón egipcio, tele de 42 pulgadas, jacuzzi inmenso…

Después, se mudó al piso 6, a una habitación más modesta, para estar cerca de sus músicos, amigotes y muchachotes de seguridad especializados en jiujitsu. Adentro, fruta y mucho café Illy (tradicional, italiano y súper fuerte) y su Xbox (alto videogame ultra adictivo, que conectó a su propio home theater, con el Winning Eleven de jueguito estrella). Jugó y jugó, non stop. Algo de sushi, pastas y buen bife. Todo provisto por Narda Lepes, encargada local de sus comidas. Alcohol, que ni venga, porque de su alcoholismo se recuperó. Y chocolates menos, porque lo pierden. ¿Al gym? Sí, fue un poquito. Pero el punto picante fue la pileta, que lo fascinó bastante y visitó a diario. El, en mallita blanca y bata, relajando al sol, con sus puchos británicos marca Silk Cut, con papada y pancita incipientes. Se copó, por ejemplo, con el set de Soledad Rodríguez Zubieta, DJ de a ratos, que estaba ahí poniendo hip hop: “Se acercó a hablarme, me dijo que le encantaba el hip hop, me miró la carpeta de discos, re buena onda, tranquilísimo”, dice ella. La idea total es descansar. Entonces, las grandes preguntas fueron: ¿Dónde está Robbie? ¿Adónde irá?

El golazo del año. El rumor del jueves 12, por ejemplo, indicaba que iba a danzar un poquito en 647, sito en San Telmo, con baño unisex y algo así como –se supone, se dice– el night club más exclusivo de la República, donde entrás pagando membresía anual. Adentro, muchas chicas tirando a high society, con camaritas pocket curiosas. Arriba, un VIP custodiado. Los patovicas aflojan, y algunas suben en busca del premio mayor, para terminar encontrándose con Jerry Meehan, bajista de la banda, que se encaraba lo que venga. ¿Robbie? Iba a ir, pero al final, se quedó en el hotel. En realidad, estaba contento de que no lo acosen. A la afamada Amalia Granata, por expreso pedido de Robbie, le prohibieron la entrada al hotel.

Pero un picadito de siete contra siete no puede disputarse en una suite. Williams se lo dejó bien claro a PopArt, la productora que lo trajo a la Argentina: en el país del Diego hay que jugarse un buen fulbito. Y Williams, se sabe, es futbolero a muerte. El viernes por la noche, en el country Campo Chico, en Pilar, fue el desafío. Personal de Popart contra Robbie y su crew, que empezaron con tres goles arriba, pero perdieron 12 a 8. Uno de los asistentes se ríe al respecto: “Empezaron arriba… ¡pero se lo dimos vuelta! Robbie juega de 2, bastante bien, y tiene la mejor onda en la cancha”. Después, en su show del domingo, Williams le preguntó al público: “¿Qué significa puta? Porque cada vez que anotaba un gol, el equipo rival decía eso”. Eso, en realidad, se lo dijeron apenas una vez: metió un solo tanto.

Liberen al demonio. Con todos estos rumores de depresión que básicamente no soporta, Robbie tiene una colección de conclusiones que soltar. Dice que se convertía “en un ser desagradable” cuando vivía de tragos, que cuando tomaba coca “terminaba en situaciones horribles con gente espantosa, la odio y no voy a volver a tomarla”, que a pesar de todo “no quiero dejar de ser famoso”, o las pesadillas recurrentes de que mata a alguien y lo entierra en la casa de su infancia. También, admite: “Nunca estuve enamorado. Pero, en el fondo, quiero hijos y una mujer de verdad. Ah, también recuperé mi libido”. Y que con los hombres, “en algún momento le di un beso a uno, pero no soy gay”. Y que hace un tiempo: “sí, pensé en el suicidio, pero ya no”. Ahora, lo peor de todo “es la caspa”.

La gran bestia pop. La pantalla dice que esto no es un simulacro: doce columnas de fuego lo preceden, y sale, del foso levadizo, con trece músicos y veinte toneladas de equipo, para pegarle a todo el mundo en la boca con Radio. Esto funciona. Todo River no puede parar, cuando al toque arranca Rock DJ y el tipo se mete la mano debajo de los pantalones haciendo un gesto inequívoco. O cuando se arranca la remera para tocarse la tetilla derecha y poner cara de orgasmo. O su colita bastante fibrosa, totalmente al desnudo.

Los shows del sábado 14 y el domingo 15 –casi 120 mil personas, con excelente producción de Popart– fueron básicamente lo mismo: los temas, los chistes, etcétera. Y el mismo efecto: ovación asesina, y bien merecida. Invocación a Maradona –le dedicó Trippin’–, o a dúo con su mejor amigo, Jon Wilkes, gritando los nombres de Riquelme, Tevez, Messi, D’Alessandro y varios más. Casaca y bandera celeste y blanca, hits totales como Angels, Come undone, Feel, Strong –en karaoke desde las pantallas gigantes–, Better Man y un tipo que no tiene miedo a decirle a su público, desde la cima de su monte superstar, todas las cosas que le atribulan la cabeza, y que dejó todo para que la pases bomba, sacudas la cola y te emociones hasta la médula. Suelto, vivo y encendido, aunque con un par de problemitas en la voz.

Después de cada show fue a relajarse a la pileta del hotel. Luego a dormir. El lunes por la tarde partió rumbo a Río de Janeiro. Porque Robbie sigue girando...

Robbie, este domingo 15 en River. Sesenta mil fans en pleno delirio y él, con bandera argentina y la mano en el corazón. Ovación absoluta.

Robbie, este domingo 15 en River. Sesenta mil fans en pleno delirio y él, con bandera argentina y la mano en el corazón. Ovación absoluta.

“<i>Vi un cartel que decía</i>: ‘Robbie, no te deprimas’. <i>Toda la prensa dice eso.  ¿Y saben qué? ¡No estoy fucking deprimido! En verdad, estoy muy cansado</i>”

Vi un cartel que decía: ‘Robbie, no te deprimas’. Toda la prensa dice eso. ¿Y saben qué? ¡No estoy fucking deprimido! En verdad, estoy muy cansado

“<i>Nunca estuve enamorado. Pero, en el fondo, quiero hijos y una mujer de verdad. Ah, también recuperé mi libido</i>”

Nunca estuve enamorado. Pero, en el fondo, quiero hijos y una mujer de verdad. Ah, también recuperé mi libido

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig