Hay unos diez metros entre el sillón donde Dolores distiende su domingo y la puerta de entrada que Valentino atraviesa corriendo, con las migajas de una galletita en la boca pequeña, los
ojos bien negros y el pelo bien rubio, moviéndose con los saltos de la corrida. En un instante, Valentino trepa a su mamá y quedan enlazados en medio de un living blanquísimo.
El próximo domingo, Dolores Barreiro (27) festejará por segunda vez el Día de la Madre. Es la modelo más popular de la Argentina y, para muchos, la diosa en una tierra de diosas. Sin embargo, en la intimidad de su casa en un barrio privado de Maschwitz, la imagen febril de sus fotos se desvanece y en su lugar aparece una mujer relajada y feliz.
Matías Camisani (modelo y músico), el padre, el esposo, completa este universo de tres.
"El es parte de una generación de padres muy especial, padres que se permiten ser mucho más sensibles y cariñosos que antes. Los tenés que ver jugando juntos, te morís", dice Dolores, la esposa, la madre. Los tres posaron para las fotos que ilustran esta nota como parte de una campaña de Mimo & Co -la marca de ropa para chicos- que intenta revalorizar la familia.
Sobre el jardín que da al fondo de la cálida casa hay una huerta. Verduras de una y otra clase crecen y tiñen ese sector con una variedad de verdes y, a veces, rojos. La misma Dolores cuida los vegetales. Es su hobby. Adentro, Valentino corre hasta su cuarto, una sala ocupada por una gran cuna de madera precedida por otra, más grande y con el piso cubierto de juguetes. En un rincón, una chimenea de metal negro poblado por letras de colores imantadas que se pegan por toda su superficie. Al lado, un futón rojo y más juguetes.
Matías, Dolores y el pequeño Valentino en la producción que Mimo & Co realizó especialmente para el Día de la Madre en su casa de Maschwitz.
La familia Camisani-Barreiro a pleno.
