«No quiero morir por un asesinato que no cometí» – GENTE Online
 

"No quiero morir por un asesinato que no cometí"

Sacame, ma! ¡No quiero morir por un asesinato que no cometí! ¡Sacame! ¡Siento que si no, me voy a quedar mucho, mucho, mucho mucho tiempo acá,
ma!
". De repente, los gritos sacudieron el normal desenvolvimiento del flamante penal de Miami. Fue el viernes último por la tarde, estaba esposada, vestida con jeans azules y pulóver celeste, llevaba una Biblia bajo el brazo y tenía el cabello atado en una colita cuando, tras hablar cuatro minutos por teléfono con su madre, a María Rosa Marchán (23)
le cortaron la comunicación y la regresaron a su celda. Había caducado el tiempo autorizado para un preso. Y ella justamente estaba presa desde de que la fiscal Gail Ledine -con la anuencia de un jurado de 23 personas- le formalizara cargos de homicidio en primer grado y robo a mano armada y anticipara, como representante del Estado de Miami, que pedirá la pena de muerte para ella por el asesinato de un joyero cubano.


¿Quién es esa chica sospechada?
Introvertida, delgada, 1,65 de estatura, pelo castaño, ojos color café, mirada penetrante, María Rosa Marchán nació hace 23 años, el 14 de setiembre de 1978, en General Pico, a 135 kilómetros de Santa Rosa. Con cuatro hermanos mayores -Claudia, Susana, Sandra y Rodolfo-, se crió a las órdenes de una familia trabajadora y humilde. Cursó la primaria en la Escuela 84 y el secundario dentro del Colegio Amela, que debió abandonar tras repetir y emplearse en el Instituto Cardiovascular local. Sin embargo, acomodó sus tareas para seguir la nocturna como alumna del Centro de Educación para Adultos. Allí hizo dos años de los tres que necesitaba para terminar. Religiosa y eterna lectora de la Biblia, entonces conoció al chofer Esteban Calafell y, enamorada, se radicó en la provincia de él, donde terminó los estudios y un curso de computación.

Resueltos, el 10 de octubre, novia y novio viajaron a los Estados Unidos en busca de un mejor destino. Tras conseguir empleo como bar-woman en una confitería de Haileah, María y Esteban, que no hablaban inglés fluido, conocieron al joyero Agustín Morales durante un desayuno. Surgió cierta amistad. Se presume que el señor de 61 años los alojó, les prestó ropa e incluso el auto, un
Pontiac azul. ¿Qué sucedió a partir de ese momento? La duda del millón. Sólo se sabe que Mary fue detenida el 1º de febrero, 18 días después de que la policía descubriera en el baúl del propio
Pontiac azul el cadáver de Morales, asesinado a martillazos entre el 28 y el 29 de diciembre. Esteban, pareja de María Rosa, había dejado el país rumbo a su Argentina el 16, 48 horas después de que los noticieros difundieran la noticia.

por Leonardo Ibáñez
fotos: gentileza diarios La Arena del Norte y Clarín
agradecemos a Alberto Callaqueo

Rodeada de sobrinos, Mary en su casa de General Pico, antes de partir a los Estados Unidos, cuando no imaginaba lo que el destino le deparaba.

Rodeada de sobrinos, Mary en su casa de General Pico, antes de partir a los Estados Unidos, cuando no imaginaba lo que el destino le deparaba.

Los Marchán les piden piedad a los jueces y una investigación clara y exhaustiva a la policía. Mi nena no sería capaz de hacer algo tan grave como lo que se la acusa. ¡Por favor! ¡Olvídense! ¡De ninguna manera!", jura doña Martina, la madre de María Rosa.">

Los Marchán les piden piedad a los jueces y una investigación clara y exhaustiva a la policía. "Mi nena no sería capaz de hacer algo tan grave como lo que se la acusa. ¡Por favor! ¡Olvídense! ¡De ninguna manera!", jura doña Martina, la madre de María Rosa.

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