Teatro nuevo, camarín nuevo, profesión nueva. Todo es nuevo en la nueva vida de Catherine Fulop. Es sábado 3 y la gente está entrando al teatro Metro, la sala que hasta ayer fue cine. En minutos se estrenará Un país de revista, la nueva obra que lanza el pequeño genio Jorge Guinzburg. Y en ella, un nuevo rol para la eterna bomba latina: el de vedette.
Antes, cuentan que no fue fácil convencerla de que se ponga las plumas. Cathy venía de rechazar una y otra vez esa clase de ofertas. Le dijo tres veces “no” a Nito Artaza, una a Miguel Angel Cherutti y recién a la quinta propuesta de Guinzburg aceptó.
Acá la venezolana canta, baila, actúa y –por supuesto– muestra y luce como pocas sus increíbles curvas. Son dos horas de función. Y, obvio, no está sola: un elenco formado por Nacha Guevara, el Bicho Gómez, José Luis Gioia y Laura Fidalgo la acompañan. ¿El resultado? Sala llena para la primera gran función.
Día siguiente: domingo de descanso en su casa. Mientras recupera energías para la función de esta noche, esta charla con GENTE.
–¿Cómo anda la vedette?
–Bárbara, aunque hoy estuve casi todo el día en la cama y me asusté un poco cuando vi los moretones en mis piernas. Pero nunca antes me había sentido tan plena arriba de un escenario, porque en esta revista puedo cantar, bailar y tengo un monólogo muy divertido que me escribió el mismísimo Jorge Guinzburg, aunque yo le aporté algunas cositas mías para hacerlo más femenino. Porque todas las mujeres me preguntan cómo hago para mantenerme con este cuerpo a los 41 años. Y te juro que en la obra yo les cuento todos y cada uno de mis secretos.
–Los escuché: casi una tortura para la mujer que se quiere ver diez puntos...
–Bueno, justamente: les digo que no es nada fácil tener un cuerpo perfecto después de los cuarenta. ¡Y ni qué hablar si encima tenés una familia como la mía que cuidar! La vida se transforma en una bella locura: dietas, ejercicios, tratamientos anticelulíticos, teatro, baile, canto, dermatóloga, la tarea de las nenas, las cosas de la casa, los mimos a tu marido… ¡necesitás diez clones para sobrevivir!
–Hablando de su marido, ¿por qué no estuvo Ova en el estreno?
–Porque los sábados juega al fútbol en Torneos intercountries. Pero me apoya en esto. En realidad, debo confesar que al principio le salió el cuida que lleva adentro y empezó a dar recomendaciones para que no aparezca muy desnuda. Después, habló con Jorgito (por Guinzburg) y se quedó tranquilo: confió en mí y en el producto.
–¿Y qué sensación tuvo al ponerse plumas por primera vez?
–Un gran escalofrío. Y te confieso que no me puse ropa más chiquitita porque tengo marido; si no, me hubiese animado a más. ¡Y pensar que quería ser actriz dramática…! Igual, creo que esta oportunidad me va a hacer más popular, me va a acercar más todavía a los argentinos, para después hacer un gran musical.
–¿Y el conchero que le regaló Moria, su madrina artística…?
–Lo tengo en el camarín, como amuleto. Ella me llamó antes de empezar, para desearme suerte. Es una divina, la adoro. Si estoy acá es también gracias a ella, que me terminó de convencer. Otra que influyó fue Norma Pons, que me decía: “Nena: hacé una revista ahora, que tenés cuerpo y magia. Ya vas a tener tiempo para otros papeles”. Ahora creo que si Nélida Roca y Nélida Lobato vivieran, estarían orgullosas de la revista que estamos haciendo.
Sábado 3 de junio, día de estreno en el reciclado teatro Metro, día inolvidable para Cathy, que acaba de debutar como vedette. La bomba latina y una coreografía increíble en escena
La Fulop, las plumas y el cierre de Un país de revista. El Bicho Gómez y José Luis Gioia acompañan a la nueva vedette en el saludo final.
