«No me pienso morir sin saber quién mató a María Marta» – GENTE Online
 

"No me pienso morir sin saber quién mató a María Marta"

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"Mi vida sin la Negra ya no vale nada. El día que la asesinaron me mataron también a mí. Lo terrible es que parte de la Justicia cree que yo soy el autor", repite Carlos Carrascosa (58) cada vez que habla en la intimidad de la tragedia de la que fue víctima su esposa, María Marta García Belsunce, la tarde del 27 de octubre de 2002, cuando la masacraron con seis dispa ros en el cráneo en su casa del country Carmel, en Pilar. "Y no me pienso morir sin saber quién mató a mi mujer", dice una y otra vez el viudo.

Curiosamente, Carrascosa es hoy para la Justicia el principal sospechoso del crimen, y está procesado como coautor del delito de homicidio calificado por el vínculo y también se le imputa el de encubrimiento calificado. Después de una lucha ferviente por imponer su criterio, el fiscal de la causa, Diego Molina Pico -que había sido apartado y fue repuesto- logró que el expediente fuera elevado el 6 de setiembre pasado a juicio oral por el juez de Garantías de San Isidro, Diego Martínez. En el escrito donde lo acusa, Molina Pico se refiere numerosas veces a Carrascosa llamándolo Gordo o Amianto -porque no se calienta por nada-. Y le imputa, tal como figura en el escrito de elevación a juicio, que:

- Mató a María Marta, ya sea solo o en colaboración de otras personas, vinculadas o extrañas a la víctima.
- Ideó la versión del inocente accidente hogareño.
- Impidió, junto a otros, que se hiciera la autopsia.
- Se deshizo de pruebas tales como la bala que no penetró en el cráneo, la ropa ensangrentada y hasta ordenó limpiar la casa.
- Es uno de los ejes de una compleja trama mafiosa.
- Prefabricó la coartada del restaurante del club house del country.
- Prefabricó la coartada compartida con Guillermo Bártoli -su cuñado-.
- Preparó y dispuso el cohecho activo -pagar coimas- hacia Gauvry Gordon -uno de los dos médicos de emergencias que asistió a la víctima- y Beatriz Michelini -la masajista de María Marta-.
- Confabuló perversamente en el accionar de encubrimiento junto con Pichi Taylor, Guillermo Bártoli, Sergio Binello, Juan Gauvry Gordon y Beatriz Michelini.

Además, Molina Pico tuvo durísimos términos referidos al viudo: "Como sabemos, el inusual velorio también fue organizado bajo sus propias directivas, mientras degustaba un vaso de güiski (sic). Solamente faltaba maquillar el cadáver para dar por cumplida esta febril etapa". Y luego amplió: "Carrascosa participó en la muerte de María Marta. Desgraciadamente, nos resulta imposible retrotraernos a los sangrientos instantes físicos en los que ocurrieron los hechos, para así poder conseguir una instantánea de aquel momento. Todas las afirmaciones que se hacen son el producto de la interpretación lógica de las distintas pruebas incorporadas. Reitero, no tenemos una instantánea que grafique el preciso instante en que María Marta fue acribillada, por ello, la participación de Carrascosa como coautor de este horrendo hecho no solamente puede basarse en haber accionado el arma de fuego, sino que también, como es sabido, colaboró, ayudó, presenció la lucha, la pelea, y el asesinato… Carrascosa no se inmu tó porque sabía con el cuadro al que se iba a enfrentar una vez abierta la puerta de su casa. Ni se inmutó. ¡No por nada le dicen Amianto! No le dijo al vigilador que, al menos, permaneciera en la puerta hasta tanto se asegurara que no pasaba nada anormal en su domicilio dado que su mujer no respondía a los llamados de la guardia. Al contrario, lo despachó. Reitero, no se sorprendió porque sabía que María Marta ya había sido descerebrada".

El fiscal está convencido de que Carrascosa mató a su mujer porque ella descubrió negocios sucios que habría mantenido con el Cartel de Juárez. Y en su afán de hallarlo culpable, hasta involucró a la propia víctima: "María Marta formaba parte o en su caso estaba muy anoticiada de la actividad mafiosa, de su accionar y sus movimientos ilegítimos de dinero ilegal", dijo Molina Pico. Esto último cayó muy mal entre sus seres queridos, que prometen ir a fondo contra el fiscal cuando termine el juicio, que además de Carrascosa tiene otros ocho imputados -entre familiares, amigos, médico y masajista- por el delito de encubrimiento. Este lunes varios de ellos apelarán la medida, lo que dilatará la realización del debate oral, que si se trabaja con celeridad podría realizarse recién a fines de 2006.

A través de su defensor, el prestigioso abogado Alberto Cafetzoglus, Carlos Carrascosa decidió no apelar la elevación a juicio. Así se lo hizo saber al juez de Garantías de San Isidro, Diego Martínez, en un escrito de dos carillas, donde le expresó que el juicio es un mal trago que debe enfrentar y que se siente muy comprometido con el esclarecimiento del asesinato de su esposa. Y aprovechó para descargar su bronca sobre la acusación que pesa sobre él, la que considera injusta. Tanto Carrascosa como sus actuales abogados creen que el fiscal cometió serios errores, tales como:

- No interrumpir el velatorio -al que asistió- de manera inmediata, pese a que era de una muerte accidental.
- Nunca citó a todos los testigos a declarar las veces que hacía falta, sino que seleccionó los que a su criterio le parecían importantes.
- Dejó de lado los videos que registran la zona perimetral del country durante diez meses, argumentando que no eran claros.
- Al principio no citó a todos los vigiladores a declarar. Y luego no los llamó para hacer careos.
- No investigó a fondo al vecino Nicolás Pachelo -hoy detenido por otra causa- quien dijo que a la hora del crimen -aproximadamente 18.30- no estaba en el country. Sin embargo, las cámaras de seguridad demostraron que se retiró a las 19.10.
- Tampoco lo hizo con la masajista Beatriz Michelini, que le habría comentado a una colega: "Los Carrascosa guardan un millón de dólares en la casa".
- El fiscal dijo que a la víctima le habían pegado los orificios de bala con pegamento y, según los forenses encargados de la autopsia, Carlos Flores y Héctor Moreira, no había ningún tipo de pegamento en el cráneo.

Según quedó registrado por las cámaras de seguridad, Alba Benítez, la encargada del club house de Carmel, llegó el día del crimen a las 9 de la mañana en su Renault 18 blanco, salió 20 minutos después y no ingresó más. Sin embargo, ella y dos mozos aseguran que Carrascosa estuvo allí el día del crimen después de las 18.15. El lo negó: dijo que estaba viendo un partido de fútbol por televisión. Uno de esos mozos es Guillermo Verona, cuyo ingreso al country registraron las cámaras a las 18.59, lo que hace imposible que haya sido testigo de la presencia del viudo en el club, porque no estaba. Y lo mismo sucede con Alba Benítez: si, según las cámaras, sólo estuvo en el club durante 20 minutos, y a la mañana, ¿cómo pudo ver a Carrascosa después de las 18.15?

Mientras tanto, Carlos Carrascosa, el principal imputado, espera ansioso. Algunos dicen que cuando finalicen las apelaciones a las que fue sometida la causa podría volver a la cárcel antes de que se inicie el juicio oral previsto para fines del 2006. A él, eso antes le preocupaba, y mucho. Ahora no. Dice que sólo lo obsesiona que se sepa la verdad: "No voy a bajar los brazos hasta encontrar al homicida. Se lo juré a María Marta y no pienso fallarle".

Domingo 11, 14 horas. Carrascosa en los jardines de la casa que ocupa en el barrio CUBE de Escobar, junto a su amigo Héctor Cineiro. Sale muy poco de allí, sólo para visitar a familiares y a su abogado en San Isidro. Dice que lo desvela conocer al homicida de su esposa. Sin embargo, está acusado de ser el coautor del crimen.

Domingo 11, 14 horas. Carrascosa en los jardines de la casa que ocupa en el barrio CUBE de Escobar, junto a su amigo Héctor Cineiro. Sale muy poco de allí, sólo para visitar a familiares y a su abogado en San Isidro. Dice que lo desvela conocer al homicida de su esposa. Sin embargo, está acusado de ser el coautor del crimen.

María Marta García Belsunce y Carlos Carrascosa en la fiesta de casamiento de un amigo, 15 días antes del asesinato de la mujer. Un crimen que continúa impune.

María Marta García Belsunce y Carlos Carrascosa en la fiesta de casamiento de un amigo, 15 días antes del asesinato de la mujer. Un crimen que continúa impune.

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