“No me gusta ir a la sombra de ningún hombre” – GENTE Online
 

“No me gusta ir a la sombra de ningún hombre”

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Estuve viviendo diez años con un discapacitado emocional”, golpeó Madonna (50) tras anunciar su divorcio en Inglaterra. “Ella es obsesiva, controladora ¡y sigue una religión de chiflados!”, devolvió Guy Ritchie (39) el cross de su ex. Y sí, allí se terminó de confirmar el fin del amor. Después de diez años y dos hijos, Rocco (8) y David Banda (3) –el niño que adoptaron en Malawi–, la diva del pop y el director de cine inglés no tienen más nada que ver. O sí… Depende del cristal (o la billetera) con que se lo mire.

Porque se viene un divorcio escandaloso. ¿Otra muestra? “Guy nunca utilizó su dinero para los gastos de esta casa y esta familia”, lanzó Madonna, intentando no partir en dos la fortuna que cosechó en esta última década. “No deseo ni un centavo de ella”, agregó Ritchie, aunque sus abogados ya hayan iniciado una demanda por una cifra cercana a las 100 millones de libras esterlinas (unos 126 millones de euros), cuatro veces lo que le pagó Paul McCartney a su segunda ex, Heather Mills. La batalla comenzó. Segundos afuera…

AMORES, AMANTES Y SEX TOYS. Las raíces del árbol genealógico del corazón de la diva –la que más dio que hablar en las últimas tres décadas en tal rubro– podríamos encontrarlas en 1985. Madonna grababa aquel célebre disco Material Girl, que la marcaría de por vida. Era la nueva Marilyn Monroe, el fetiche de todos los Estados Unidos. También el de un actor de la nueva guardia que quería conocerla: Sean Penn. Sean la sedujo rápido –a la velocidad con que corrió todo en su vida–, casándose pronto, el 26 de agosto de ese año ’85. La relación fue convirtiéndose en una tortura, enfermiza: se llevaban a los golpes. Tanto, que Madonna denunció a Penn por violento y lo mandó a la cárcel. De paso, aprovechó para vengar sus infidelidades y comenzó una aventura con el mítico fotógrafo Herb Ritts.

En el verano de 1988, todavía casada con el actor, llegó a coquetear con John John Kennedy. Planearon encontrarse en un hotel alojamiento de mala muerte en Chicago, pero no fue amor… apenas por un condón: “Madonna le preguntó si contaba con algún tipo de protección y Kennedy respondió que no. Así empezaron a discutir sobre la forma de conseguir un preservativo. Ella aún estaba casada legalmente con Penn y él tenía una novia: eran demasiado conocidos, no podían exponerse”, cuenta Rob Littel, un amigo de Kennedy, en American Legacy, el libro del escritor David Heymann.

El matrimonio de Madonna y Penn terminó en 1989, pero antes de firmar el divorcio protagonizaron un fiasco en cine llamado Shanghai Paradise. “Fue un matrimonio estrepitoso. Nunca llegué a conocerla. No recuerdo una sola conversación con ella. Después de separarnos descubrí en ella a un buen ser humano”, explicó Penn su extraña relación con la cantante. Relación que, según Christopher Ciccone, hermano de Madonna, la bestia pop nunca superó. Lo que no le impidió seguir enriqueciendo su inestable vida amorosa, alimentando en los pasillos de Hollywod su adicción al sexo.

Siguiente víctima: Warren Beatty, su coprotagonista en Dick Tracy. Duraron un año y medio, y poco se divulgó al respecto. “¿Quién entiende a los hombres?”, se habrá preguntado la diva, quien pronto decidió probar suerte con la actriz Sandra Bernhardt, su primera relación lésbica confesada. Antes de ingresar en su etapa más bizarra: el porno star y bisexual Tony Ward, un tal Vanilla Ice, que cantaba rap; el excéntrico basquetbolista Dennis Rodman…

La paz llegó cerca del Central Park, en el pulmón de Nueva York. Allí conoció al cubano Carlos León. Primero le pagó para que fuera su personal trainer. Más tarde se convirtió en su sex toy (término que recién quince años después acuñaría nuestra Moria Casan). Luego, el 14 de octubre de 1996, en el padre de su primera hija, Lourdes. Después, lógico, se separaron.

AMOR Y TIEMPOS DE COLERA. Lo de Guy Ritchie y Madonna comenzó en 1999. Se conocieron en una fiesta muy chic dentro de la mansión de Sting. El cantante de The Police y su esposa, Trudie Styler –conocidos por sus interminables noches de sexo tántrico–, fueron los celestinos de la pareja. No lo sabía, pero ese día ella iniciaba la relación más estable de su desordenada vida amorosa, junto a ese todavía ignoto director de cine. “Lo nuestro fue un amor a primera vista”, solía comentar la ex chica material. Aquellos días se sentía tan plena que decidió abandonar Los Angeles para instalarse junto a Lourdes –entonces de 5 años– y Ritchie en Londres. Eso sí, para estar como en casa, compraron esa mansión de nueve millones de dólares.

El 11 de agosto de 2000 coronaron su primer año de relación con el nacimiento de Rocco. Tres meses después se casaron en la capilla del castillo escocés de Skibo. “Ahora la familia es lo más importante de mi vida”, declaró la diva, cambiando el discurso que regía sus actos hasta entonces. Sin embargo, la tranquilidad familiar no tardó en quebrarse. Primero, porque la pequeña Lourdes no le dirigía la palabra a su padrastro. Después, por el fanatismo de Madonna por la Kabbalah y las dietas cero grasa. “Ni siquiera me permite disfrutar de un desayuno británico”, se quejaba entonces Ritchie. Todo empeoró cuando Madonna se cayó de un caballo y se quebró varias costillas. “Es muy dura. Sabía que no iba a morir”, justificó el director de cine la falta de atención hacia su esposa. De allí surgirían los calificativos de “cruel y egoísta” que escuchamos en estos días.

Entretanto, cerca de los 50, la diosa quería tener más hijos. Surgió la idea de adoptar aunque, al mejor estilo Angelina Jolie, ese hijo debía llegar de un destino exótico: Malawi, una pequeña república africana que limita con Zimbabwe y Tanzania. Allí tomaron a su cargo a un bebé, David Banda. No obstante, nada parecía alcanzarle a Madonna. Quería que la pareja se sometiera a una terapia, exigía adoptar otro hijo, pedía que su esposo la acompañara más en sus estadías en Nueva York, que fuera más comprensivo… Las malas lenguas afirman que por las noches quebraba su soledad con la visita de Alex Rodríguez, un beisbolista puertorriqueño.

La última aparición pública de Madonna y Ritchie fue en el Festival de Cine de Cannes, en mayo. ¿El resto? La ruptura y un divorcio que moverá millones. “No me gusta ir a la sombra de ningún hombre”, asegura Louise Veronica Ciccone, que ya consultó a Fiona Shackleton (quien ofició en los divorcios entre Paul McCartney y Heather Mills, y el príncipe Carlos y la princesa Lady Diana Spencer). Sabe que el británico va, y con los botines de punta, tras la sombra de su enorme fortuna.

Es la cantante mejor paga del mundo. Ahora, en medio de su gira, deberá revisar los números de su divorcio, con Guy Ritchie, que le costará un cuarto de su cuenta bancaria.

Es la cantante mejor paga del mundo. Ahora, en medio de su gira, deberá revisar los números de su divorcio, con Guy Ritchie, que le costará un cuarto de su cuenta bancaria.

Ritchie y Madonna en 2001, en la première de la comedia <i>Snatch</i>, de Guy. Desde que comenzó su relación con ella, los críticos lo destruyeron.

Ritchie y Madonna en 2001, en la première de la comedia Snatch, de Guy. Desde que comenzó su relación con ella, los críticos lo destruyeron.

Con sus tres hijos, dos, biológicos; el último, adoptado: Lourdes (11), Rocco (8) y David Banda (3).

Con sus tres hijos, dos, biológicos; el último, adoptado: Lourdes (11), Rocco (8) y David Banda (3).

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