“No hay nada malo en amar a una mujer” – GENTE Online
 

“No hay nada malo en amar a una mujer”

Uncategorized
Uncategorized

Cuando Lena Katina y Yulia Volkova aterrizaron en el planeta pop, la verdad que estuvo muy bien: nunca un par de estrellitas teen se habían puesto tan interesantes. La música era cien por ciento chicle globo, ellas ni llegaban a la mayoría de edad (dulces 16, tenían), salían a tocar en ropa interior, en sus videoclips aparecían dándose besitos picantes bajo la lluvia con vestidos de colegiala, agitaban la bandera lésbica, parecía que ellas se querían mucho –ejem… demasiado–, y así lo vendían todo. Las lesbianitas que vinieron del frío. Como truco de marketing, la verdad que fue fabuloso. Las Tatu, ambas egresadas de Neposedi, algo así como el Festilindo ruso, eran una central nuclear de fantasías. Su primer disco, 200 km/h in the wrong lane, vendió cinco millones de copias, con hits tipo All the things she said y otras cosas que hablaban en cierta forma del amor de chica a chica. La idea era del cerebro del grupo: Ivan Shapovalov, un psicólogo infantil muy vivo. Después, digamos que se tenía que acabar. En diciembre de 2003, las Tatu se hicieron cargo en la tele de su país de que todo esto de las nenas con las nenas era una farsa, y la vida siguió. Al año siguiente, Yulia fue mamá de una nena, Viktoria, con su entonces novio, Pavel Shidorov, que ahora ya no es más su novio. Lena, en cambio, se metió a estudiar Psicología, tal vez para explicar un poco tanta locura pop.

Ahora es 2005, Lena tiene 20, Yulia tiene 21, y están un poquito cansadas, en una habitación del Faena Hotel+Universe, con un nuevo disco, Dangerous and moving, que la verdad no está nada mal: tiene oscuridad, nervio, un poco de rock, hay un tema donde toca Sting, que ni las conoció y grabó su parte nomás. Un pop, digamos, más en serio. Bueno, las chicas se lo toman así. Afuera del hotel, con lluvia, mientras Sarah Ferguson, Alan Faena y Simon Lebon –cantante de Duran Duran– tienen un almuerzo muy coqueto, unos fans se ponen a gritar con efecto Pentecostés: hablan en ruso, español, otro habla en alemán. Empecemos por ahí.

Yulia: Es buenísimo que sea así. Todo lo que hacemos lo hacemos por nuestros fans. Nuestro sueño con Lena siempre fue cantar juntas. Nos conocemos desde chiquitas.

–¿Alguna vez imaginaron un montón de fans aullándoles en la puerta de un hotel de… Argentina?
Lena:
Oh, no. No te creas. En general, en todos los países adonde vamos están. Siempre nos reciben, y se enteran dónde estamos.

–Ya no son tan nenas como en el primer disco. ¿Qué cambia?
Yulia:
Nosotras mismas no queremos cambiar, ni queremos parecernos a nadie. Somos individuos, chicas únicas. Lo que hacemos viene de nuestra onda y nuestro corazón. Está en la música, en las letras, en expresar lo que sentimos. Somos muy abiertas. Auténticas. Nos pueden amar u odiar, pero nunca ignorarnos.

–¿Decís que hay mucha falsedad en el pop, entonces?
Yulia:
Eso existió siempre. No nos fijamos en los demás. Que otros hagan su negocio.

–Volviendo al público, deberán reconocer que no sólo las admiran por su música. También hay un elemento de fantasía bastante importante...
Yulia:
Nuestro público es muy amplio. Hay chicos chiquitos, abuelos, y todos se copan con nuestra música. No vienen a vernos para babearse. Si nos sale sexy todo esto que hacemos es porque somos así. Acá no hay un truco. No actuamos. Es normal. No podemos estar pidiendo disculpas por ser lindas y atractivas.

–Lena, vos que estás a punto de recibirte de psicóloga en Moscú, ¿entendés de otra forma el fenómeno?
Lena:
¡Ja, ja, ja! ¡Es muy freudiano! Bueno, obvio que a algunas personas les pasa por ese lado de la fantasía. Si sos una chica sexy que no se reprime... ¡le das ideas a mucha gente!

–A ese tipo de fantasías acá les llamamos “ratones”…
Lena:
Ajá… Pero, ¿sabés? Yo no puedo estar viendo cómo reacciona cada uno del planeta que me está mirando.
Yulia: Bueno, y además está ese cliché de las chicas rusas…

–Yulia, vos tenés una hija.
Yulia:
Sí, aunque a veces no me doy cuenta de que es así. En muchos aspectos todavía me siento una nena de 15. Quizás sea por estar tanto de gira en vez de estar siempre con ella en casa, en Moscú. Es algo muy fuerte, y me duele no verla tanto. Yo vivo por ella, y le voy a dar el mundo entero. Y ella me ayuda mucho, me enseña a vivir.

–No debe ser fácil ser madre a los 19, ¿no?
Yulia:
Para mí fue una emoción. Lo viví tranquila. Y feliz. Tengo la cabeza necesaria para soportar algo así.

Por parte de Yulia, tirada en un sillón mientras contesta, la antipatía es casi total. Lena, con sus rulitos, es decididamente más encantadora. En su caso abundan las sonrisas de muñeca rusa. Claro, tantas tenistas y top models... Pero ella aclara que en Rusia “no hay tantas chicas lindas como se podría pensar; ¡nosotras somos de las pocas!”. Y en cuanto a la cuestión lésbica, lo de Tatu no es casual: “Ella le hace algo a ella”, significa por Rusia. Las chicas no se lo bancan. El viejo ardid de marketing les cae pesado. Si por ellas fuera lo enterrarían completamente, aseguran. Y ya ni ganas tienen de darse piquitos en el escenario. Pero, quizá, lo más bravo de hacerse la fama es después echarse a dormir. A ellas, todo eso del amor entre chicas les parece muy filantrópico.

–¿Por qué lo hicieron, entonces?
Yulia:
Nunca dijimos que éramos lesbianas. Nosotras queríamos ayudar a los chicos y chicas de nuestra edad que no estaban seguros de su elección sexual a que se abran, que se acepten tal cual son. Nosotras queremos eso: que los chicos acepten su sexualidad. No hay nada malo en amar a una mujer.

–¿Y creen que lo lograron?
Lena:
Absolutamente.

Yulia (21, tiene una nena de un año) y Lena (20, está por recibirse de psicóloga), posan en el Faena Hotel+Universe. Aunque declaren lo contrario, siguen jugando a seducir… y a confundir.

Yulia (21, tiene una nena de un año) y Lena (20, está por recibirse de psicóloga), posan en el Faena Hotel+Universe. Aunque declaren lo contrario, siguen jugando a seducir… y a confundir.

“<i>Nunca dijimos que éramos lesbianas. Queríamos ayudar a los chicos de nuestra edad que no estaban seguros de su elección sexual a que se abran, que se acepten tal cual son</i>”

Nunca dijimos que éramos lesbianas. Queríamos ayudar a los chicos de nuestra edad que no estaban seguros de su elección sexual a que se abran, que se acepten tal cual son

“<i>Es obvio que el vernos así a algunas personas les genera un tipo especial de fantasías. Si sos una chica sexy, y que no se reprime... ¡le das ideas a mucha gente!</i>”

Es obvio que el vernos así a algunas personas les genera un tipo especial de fantasías. Si sos una chica sexy, y que no se reprime... ¡le das ideas a mucha gente!

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig