Febrero, pero de 1998. Araceli cruza la puerta del Hotel Fiestamericana
Condesa, en una zona residencial a 16 kilómetros del centro de Cancún, con su
hija Floppy y una panza de tres meses de embarazo. Aún no sabe que lleva en el
vientre un hijo varón. Aún no sabe que se llamará Tomás. Está sola, porque su
marido, Adrián Suar, se quedó en Buenos Aires trabajando en la post producción
de una película de la factoría Pol-ka: Cohen vs. Rossi, parece que se va a
llamar.
Febrero de 2003. Araceli cruza la puerta del Hotel Fiestamericana Condesa, en
una zona residencial a 16 kilómetros del centro de Cancún, con su hija Floppy,
su hijo Tomás y su mamá, Rosita. Está sola, porque su marido, Adrián Suar, no
está claro que siga siendo su marido. Desde hace seis meses viven lo que ellos
insisten en llamar un "distanciamiento". Casa, cama y vidas separadas, aunque
sin resolución definitiva… o eso declaran. En el mismo hotel de hace cinco años,
Araceli se prepara para ir a la misma playa. Todo parece tan igual, aunque para
ella y Suar ya nada lo sea.
AGENDA COMPLETA. Esta vez, el plan no supuso complicaciones: playa, mucha playa,
como única idea. Araceli llegó a Cancún con Tomás, Florencia, Rosita (su mamá),
una amiga de su mamá y la hija de la amiga de su mamá. Un breve pelotón que se
movía del hotel a la arena, de la arena al agua y del agua al hotel, siempre
juntos. Fue un retiro definitivamente familiar y para descansar, dos tópicos de
cualquier verano en cualquier lugar del mundo. "Necesitaba unas vacaciones más
tranquilas para poder estar con mis hijos, con mi mamá; en definitiva, con mi
familia", le dijo Araceli a GENTE. "Cuando estuvo en Punta del Este con Flavia
-agregó Rosita, su mamá- no se pudo relajar, y por eso nos vinimos hasta acá,
para alejarnos un poco de todo y descansar en serio". Para colmo, en esa
escapada esteña, el azar hizo que coincidiera con Adrián Suar en el mismo hotel,
lo que dio pie a rumores de reconciliación.
Quince días antes de viajar tenía decidido no ir a ninguna parte porque no le
daban los tiempos. "Su nuevo programa en Canal 9 y la película que se prepara a
rodar con Guillermo Francella la tienen un poco atada. Pero justamente por eso,
porque iban a ser los únicos días de vacaciones en todo el año, es que decidió
armar las valijas", confió una muy amiga de Araceli. El calendario y el trabajo,
es cierto, le imponen un ritmo sin fisuras: de hecho, llegó el 10, y el 11 tiene
su prueba de vestuario para la película.
Tomás improvisa sobre la orilla un rápido paso de baile. Florencia comienza de a poco a repetir la belleza de su madre. Y Araceli, en el medio, con la sonrisa del descanso cruzándole la cara. En la zona de los hoteles, a 16 kilómetros del centro de Cancún, la familia tuvo sus vacaciones.
Un cuerpo sensual, una figura sugerente que emerge del agua y se sacude las gotas que le corren por la piel. Fue con el único plan de estar con sus hijos, lo que no evitó que sedujera a muchos turistas con su sola presencia.
