“Mi novio nunca mira las escenas calientes que hago en la tele” – GENTE Online
 

“Mi novio nunca mira las escenas calientes que hago en la tele”

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"Me gritan por la calle: ‘Ojitos, perdonálo a Ramón’”, dice Victoria Rauch (26, actriz, soltera “pero con novio”). Rubia, bien pulposa, más conocida como la Valentina Lombardo de Montecristo, la novela super exitosa de Telefé. Rodeada de asistentes que la maquillan, la llenan de rulos y le acomodan la ropa, Vicky sonríe. Dice que sus ojos siempre se ganan todos los halagos. Y también sus curvas… Empezó a actuar en televisión a los once años, “casi como un juego, con una pequeña participación en Amigos son los amigos. Pero iba al colegio y seguía con mi vida; recién me dediqué de lleno cuando egresé del secundario… Siempre tuve clara mi vocación de actriz”.

Entre sus trabajos más importantes figuran Franco Buenaventura, la primera versión de Mujeres asesinas y Los secretos de papá junto a Dady Brieva. Debutó en cine en el 2005 en la película El Tívoli, una coproducción argentino-española dirigida por Antón Reixa.

–Supongo que debe estar atravesando su mejor momento…
–La verdad es que estoy feliz. Estaba previsto que la novela fuera un éxito, pero cuando te pasa y te llega, no lo podés creer. Trabajo con unos actores extraordinarios y aprendo mucho de ellos.

–De cualquier manera empezó de muy chica. ¿Fue una niña estimulada por sus padres?
–Tuve una infancia muy relacionada con lo artístico. Me disfrazaba sin parar y les hacía obras de teatro a mis papás. Nunca tuve problemas con mi vocación. Siempre supe que lo mío pasaba por el escenario. Y ya después, a medida que fui creciendo, tomé clases de canto, de baile, de actuación. Hoy me siento preparada para todo.

–¿Para todo?
–Sí, me encantaría hacer de mala. Parece una obviedad, porque todas las actrices dicen lo mismo. Pero me siento lista para encarar cualquier tipo de papel. Y como siempre me eligen para hacer de chica buena, me gustaría probarme en otro tipo de cosa.

–Su personaje en Montecristo no puede ser más bondadoso. Valentina perdona una infidelidad brutal. ¿Usted haría lo mismo en su vida?
–Mmm… (piensa mucho). Me parece que no, pero nunca me pasó algo así.

–Hablando de exposición, usted ahora dejó de ser desconocida para transformarse en una figura pública. ¿Cómo se lleva con eso?
–¡Pero yo no soy pública! No soy como los protagonistas de Montecristo, a quienes siguen todo el día. Y además, es parte de este trabajo. Creo que si cuidás tu intimidad, podés igual tener una buena relación con los medios. Yo no tengo pánico de los periodistas, como les pasa a algunos actores.

–¿Haría desnudos o escenas de sexo?
–Sí, es parte de mi trabajo de actriz. No tengo problemas con eso. Creo que cuando uno asume el compromiso de ser actor, los pudores deben quedar afuera. Aunque desnudarse no es una cosa fácil. Pero es así, si te toca, te toca. Siempre que esté cuidado y que sea un desnudo artístico (risas), aunque resulte una frase repetida mil veces.

–No tiene problemas con el cuerpo…
–No, es el que hay, ¿no?

–Digo, porque el grado de presión sobre ser flaca y perfecta es intenso.
–Pero yo no soy modelo y no me vuelvo loca con el cuerpo. Tengo mis curvas, me las banco y no es un tema en el que piense las 24 horas del día. Me gusta verme bien, me cuido lo suficiente, pero si quiero comer algo dulce y que engorde, lo hago. No hay que dejarse enroscar por las modas. Detesto vivir obsesionada por la estética. Hay que tratar de estar contento con lo que a cada uno le tocó.

–¿Novio?
–Sí, estoy de novia desde hace dos años.

–¿Y qué le pasa al muchacho en cuestión cuando la ve a los besos con otro?
–Mi novio, Hernán, no tiene nada que ver con el medio artístico, es analista de sistemas. El nunca mira las escenas calientes que hago en la tele. Siempre supo que yo soy actriz y que éste es mi trabajo. Jamás me prohibiría nada de esto, porque sabe que actuar es mi gran pasión.

Victoria actúa, canta y baila. “Desde muy chiquita tenía definida mi vocación”, asegura. También dice: “Acepto mi cuerpo tal cual es: no me obsesiona estar flaca”.

Victoria actúa, canta y baila. “Desde muy chiquita tenía definida mi vocación”, asegura. También dice: “Acepto mi cuerpo tal cual es: no me obsesiona estar flaca”.

“<i>Me gusta verme bien, me cuido lo suficiente, pero si quiero comer algo dulce y que engorde, lo hago. Detesto vivir obsesionada por la estética</i>”

Me gusta verme bien, me cuido lo suficiente, pero si quiero comer algo dulce y que engorde, lo hago. Detesto vivir obsesionada por la estética

“<i>Haría desnudos y escenas de sexo. Es parte de mi trabajo. Cuando uno asume el compromiso de ser actor, los pudores deben quedar afuera</i>”

Haría desnudos y escenas de sexo. Es parte de mi trabajo. Cuando uno asume el compromiso de ser actor, los pudores deben quedar afuera

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