«Mi mujer me jura que hago el amor mejor que cuando tenía veinte años» – GENTE Online
 

"Mi mujer me jura que hago el amor mejor que cuando tenía veinte años"

El set recrea ahora el ámbito de una escuela. Sentado frente a su aula vacía, el profesor Franco Buenaventura abre
un libro de poemas de Mario Benedetti. En voz alta, lee su primera estrofa. "Defender la alegría como trinchera/ defenderla del caos y de las pesadillas/ de la ajada miseria y de los miserables/ de las ausencias breves y definitivas", dice impostando la voz. Le sucede luego el grito de "¡Corten!". Celeste Cid atraviesa -exquisita- el plató. Buenaventura ya es Osvaldo Laport otra vez. Se vuelve hacia el cronista y le ofrece su libro. "Guardalo, te puede servir para tu nota", sugiere ahora. "Porque habla de caos y pesadillas, miserias y miserables. Y, ante todo, pone acento en la alegría. De eso vamos a hablar ahora", completa luego.

El aviso de Son amores -repetido en distintos medios gráficos- reproduce una fotografía de Mariano Martínez y Nicolás Cabré en la piel de los hermanos Marquesi, sus personajes de ficción. Asoman desde el túnel del estadio Islas Malvinas y visten como futbolistas. Detrás de ellos, siempre en la misma imagen, cuelga una bandera que reza: "Aguante Marquesi". Y lleva la firma de "Franco, de San Cristóbal". Sin ser expertos en televisión, quienes repararon en ese detalle no tardaron en concluir que aquel Franco no sería otro que Buenaventura (el profe, claro), y el "de San Cristóbal" referiría directamente a la ubicación geográfica de
Telefé en la Ciudad de Buenos Aires. Y que la broma plasmada en los avisos publicados en los diarios tiene un tinte a "venganza" por la decisión que en 2001 tomó Laport de mudarse del 13 a Telefé, considerado como "el pase del año" en la tevé local.

Basados en las planillas de rating, hay periodistas del espectáculo que se atreven a dudar de la condición de
"estrella" de Osvaldo Laport, sin reparar siquiera en éxitos anteriores como
Más allá del horizonte o Campeones, o los para nada despreciables 17 y más puntos de rating que ostenta
Buenaventura en el presente. Una cifra que revela que cada noche más de dos millones de personas siguen los avatares amorosos del profe Franco.

Envuelto en medio de una guerra por el rating con pocos precedentes, Osvaldo Laport no ignora que forma parte de esta pelea. Y pese a no hacer referencia directa a ella -y a una serie de rumores infundados sobre su sexualidad- estos ingredientes estarán tácitos en la entrevista.

"Creo que vivimos una etapa del país donde lo importante es sumar -comienza Laport-.
A mí siempre me interesó la calidad del producto y sé que el trabajo que hacemos acá es intachable. Entonces, escuchar a tanta gente que tira palos… Uno se pregunta: '¿Qué hay? ¿Lo hacen gratis?'.
No creo que sea así. No soy inocente: sé que la corrupción existe y está en todos lados. Pero no nos voltean: nos cachetean y seguimos en pie".

En su casa de Benavídez, el actor reflexiona sobre su presente: Jamás me creí un número uno. Además, mi rating está en la calle y allí tengo la devolución del público".">

En su casa de Benavídez, el actor reflexiona sobre su presente: "Jamás me creí un número uno. Además, mi rating está en la calle y allí tengo la devolución del público".

Laport, con su hija Jazmín, de 6 años.

Laport, con su hija Jazmín, de 6 años.

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