Mil quinientos kilómetros la separan de su marido y de la política. Está
recostada en un sillón de estilo francés, sin una gota de maquillaje, envuelta
en una bata blanquísima. Dibuja con un lápiz negro. "Es una virgen para mamá.
Hoy se festeja el Día de la Madre en Chile, y como no pude levantarme de la
cama, puse manos a la obra". Dice que es muy devota de María. Sobre un dressoir
tiene una imagen de Nuestra Señora de Fátima -regalo de un obispo argentino-,
una estampita de la Patrona de la Dulce Espera y algunas medallas. Guarda reposo
absoluto mientras transita la décima semana de embarazo. Habla con serenidad,
sonríe, gesticula. "El jueves tuve el visto bueno del médico y pude venir a
Santiago… Pero el viernes fue, creo, el peor día de mi vida. Perdí mucha sangre,
me asusté como nunca antes. Mis próximos siete días serán en posición
horizontal. La pasé muy mal…"
Convida té oriental en hebras y le pide a Lily, su nana chilena de siempre, que
traiga tarta de arándanos, su preferida. Hay otros antojos a la vista: flores
blancas y bombones de chocolate. Corky, el caniche toy que le regaló Carlos
Menem, se acomoda en su falda. La charla comenzó pasadas las cuatro de la tarde
y se prolongó por dos horas.
-No soporté más la tensión de la campaña, la vida recluida en un hotel, la
soledad… Tuve unos días muy intensos, no sé si será la ansiedad que hoy respira
el pueblo argentino que me afligía tanto. Mi amor me dijo: "Esto no le hace bien
a usted ni a nuestro hijo". Y eso que yo estaba aislada, en el piso 19 del Hotel
Presidente, donde solamente entraba Carlos… Y él estaba con su calma de siempre.
De no haberlo visto bien, no hubiera venido aquí.
-Cecilia, ¿por qué dio un paso al costado de la campaña?
-Porque el bebé es primordial. Dejé de participar en los actos públicos porque
me obligó mi salud, pero siempre lo aconsejé a mi amor desde mi modesto lugar.
Lo peor de todo es que mientras guardaba reposo, lo único que quería era estar a
su lado y no podía, y eso me afligía más. Los días antes del cierre de campaña
en la primera vuelta, yo estaba hipersensibilizada. Pensaba: "Dios mío, estoy
viviendo todo junto, cómo hago". Para ir a River decidí levantar el reposo…
El jueves 8 de mayo volvió a su casa en la zona de Las Condes. Está en reposo: pasa de la cama al sillón, siempre con Corky, el caniche toy que le regaló Menem.
A cara lavada y en bata, Bolocco conversó con GENTE durante más de dos horas. "Mis próximos siete días transcurrirán en posición horizontal. No sé si voy a poder ir a La Rioja el domingo. Hace rato que no planifico, me lo enseñó Carlos".
