“Me gusta más comer con mis hijos que con el Príncipe Carlos” – GENTE Online
 

“Me gusta más comer con mis hijos que con el Príncipe Carlos”

Uncategorized
Uncategorized

Y sus días, ahora, transcurren así: Balthazar (6) que le pide ayuda con las sumas y restas de primer grado, Tiziano (3) que la interrumpe todo el tiempo con los más insólitos porqués, Benicio (7 meses) que le reclama cambio de pañales, pecho, upas y nanas sin aviso previo... La que camina a máxima velocidad de una punta a la otra ante los inevitables “Buaaas” y “Mamaaás” es Valeria Mazza: 33 años, modelo top, conductora, empresaria, una de las argentinas más beauties del fashion criollo y mundial. Pudo evitar este ajetreo, claro. Pero eso, precisamente, era lo que quería. “Adoro esta profesión: la maternidad. Desde chica soñaba casarme de blanco y tener un montón de hijos. Sí, tres son como demasiado, pero yo igual quiero uno más, como mínimo”. –Una nena no te vendría nada mal… –Todos piden la nena. Balthazar muere por una hermana mujer. Y el papá ni te cuento…

–¿Cómo te ves como madre: relajada o súper protectora?
–Soy tan protectora que a veces temo convertirme en un plomo. Hoy mi gran desafío pasa por criar hijos felices e independientes.

–¿Te descubrís diciendo aquellas frases que odiabas de tu madre?
–No, repitiendo frases no. Pero hay veces que me siento una gruñona, porque no me canso de repetirles las cosas una y mil veces.

–¿Te cuesta decirles que no?
–Un montón. ¿A qué mamá no le pasa? Una siempre quiere lo mejor, y decirles que no es privarlos de algo, pero entendí que los “no” son muy necesarios. El “” permanente les hace un mal enorme.

–¿Sos de perder la paciencia?
–En general, no. Es más: mis hijos me hicieron descubrir que la paciencia es una de mis mayores virtudes.

–¿Cómo ponés los límites? ¿Usás el recurso del chirlo o el del grito?
–El chirlo jamás. No lo hicieron conmigo y no podría hacerlo con ellos. Nunca les levanté la mano. A veces subo un poco el tono, ¡son tres varones!, imagináte… Pero mis límites pasan por la penitencia. Ellos ya saben que si no responden terminan sin postre, sin ir a un cumpleaños o encerrados en sus cuartos. Los chicos piden límites a gritos todo el tiempo. Yo tengo muy buena onda con ellos, pero no soy permisiva.

En el mismo instante en que los diseñadores más prestigiosos del mundo fashion (léase: Armani, Versace, Gucci, Valentino o Dior) se peleaban por tenerla en sus pasadas, en el momento en que la televisión italiana le puso el ojo y la RAI la lanzaba como conductora, mientras el principado de Mónaco le enviaba invitaciones vip para sus fiestas de gala, cuando de los cinco continentes la aguardaban, ella apostó por un nuevo juego y puso todas sus fichas ahí: a la familia. Y le fue bien. Muy bien: el 9 de mayo de 1998 se casó de blanco y por Iglesia con su novio de siempre, Alejandro Gravier; el 29 de mayo del ’99 nació su primer varón, Balthazar; el 12 de marzo de 2002 llegó Tiziano y el 23 de febrero de 2005, Benicio.

Desde entonces priorizó la maternidad, sin descuidar el trabajo. Porque sigue viajando, haciendo presentaciones y consolidándose como empresaria con MV Beauty, su propia marca de productos de belleza, que cuenta con doce locales propios y doscientos puntos de venta en todo el país.

–¿Cómo hacés para criar a tres varones y seguir ejerciendo tu profesión con placer y sin culpa?
–Mi carrera sigue siendo importante, pero ellos son mi única prioridad. Todo este año, desde que nació Benicio, estamos instalados en Buenos Aires y le estoy dedicando mucho tiempo a mi empresa: de acá a marzo del año que viene vamos a lanzar productos nuevos todos los meses. Pero aprovecho el tiempo en que ellos están en el colegio o en algún cumple para trabajar. Igual, si me tengo que ir y ellos están en casa, me voy sin culpa, porque sé que les estoy dando el ejemplo de la responsabilidad, que es tan importante como quedarse en casa jugándoles.

–¿Tuviste que decirle “no” a muchos trabajos por los chicos?
–Si me negué a algo, no fue por mis hijos, sino porque no me atraía la propuesta. Hay todo un mito con eso de las madres y el trabajo. Muchos me decían que aprovechara el tema de los viajes porque cuando fuera madre no iba a subirme nunca más a un avión. Y yo nunca dejé de viajar por ser mamá.

–Pero te modificó la vida en lo profesional.
–Son etapas distintas. Yo sigo haciendo lo que hacía. Lo único que me cambiaron mis hijos fueron los valores, la manera de ver la vida, pero no las costumbres. Hoy, si me das a elegir, me gusta mucho más comer con mis hijos que con el Príncipe Carlos de Inglaterra. La mesa de casa es la mejor del mundo, la más divertida de todas. Es el momento en que cada uno plantea sus deseos, sus inquietudes.

–¿Coincidís con Alejandro en la educación de los chicos o es tema de discusión?
–Es el tema que más tiempo de charla nos lleva. Creo que venimos hablando de eso antes de ser padres y todo se va modificando a medida que los chicos nacen y crecen. Es fundamental ponerse de acuerdo, no contradecirse delante de ellos. Los chicos aprenden mucho más de lo que ven que de lo que escuchan. El ejemplo es fundamental.

–Alejandro, ¿qué onda como papá? ¿Para qué cosas contás con él y para cuáles no?
–Jamás le pediría que cambie un pañal. No puede, es más fuerte que él. Creo que en seis años cambió un pañal por hijo (risas). Pero les dedica mucho tiempo. Les arma un programa de hombres y la pasan genial sin mí. Comparten muchos juegos y cada tanto se los lleva al trabajo. Es muy compinche con sus hijos, lo admiro y me emociona verlo en su rol de papá.

–¿Qué cosas te asustaban de Balthazar que hoy con Benicio ya no te pasan?
–Dejarlos en manos de otro me daba mucho miedo, aunque esa otra persona fueran sus propios abuelos. Me daba culpa irme dos días de viaje y tener que dejarlos. Hoy no. Ahora sé que van a estar bien, que no sólo sobreviven sin mí sino que además la pasan fantástico. Igual, los he dejado pocas veces y los extraño horrores.

–Dicen que los varones son de las madres. ¿Alguno tiene más apego con Alejandro?
–Todos tienen buena onda con el padre, lo aman. Pero sí, a la hora de dormir, de comer o del llanto, siempre piden por la mamá.

–¿Cómo definirías a cada uno de tus hijos?
–Balthazar es responsable, disciplinado, sumamente obediente. Tiziano es el que más me cuesta. ¡Salió terrible! Pero es tan simpático que jamás lo podés retar, porque tiene unas salidas que terminás descostillada de la risa. Es muy comprador y súper desfachatado. Benicio, por ahora, es el que mejor se porta. Igual, tiene tiempo de cambiar…

Valeria junto a Balthazar (6), Tiziano (3) y Benicio (7 meses). “<i>Mi carrera sigue siendo importante, pero ellos son mi única prioridad</i>”, jura la <i>top</i>.

Valeria junto a Balthazar (6), Tiziano (3) y Benicio (7 meses). “Mi carrera sigue siendo importante, pero ellos son mi única prioridad”, jura la top.

Jamás le pediría a Alejandro que cambie un pañal, no puede, es más fuerte que él. Pero es muy compinche con sus hijos, lo admiro y me emociona verlo en su rol de papá”">

"Jamás le pediría a Alejandro que cambie un pañal, no puede, es más fuerte que él. Pero es muy compinche con sus hijos, lo admiro y me emociona verlo en su rol de papá

Los herederos Gravier ya saben posar como verdaderos modelos top. Balthazar y Tiziano en acción: hermanos y compinches a la hora de descontrolar la producción. Para enmarcar: Alejandro Gravier, Valeria y el fruto de quince años de relación.

Los herederos Gravier ya saben posar como verdaderos modelos top. Balthazar y Tiziano en acción: hermanos y compinches a la hora de descontrolar la producción. Para enmarcar: Alejandro Gravier, Valeria y el fruto de quince años de relación.

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig