Madre de tres, a Máxima (44) los niños la pueden. De ahí que ya no sorprende verla agacharse, jugar, enchastrarse, dibujar, jugar y saludar con ganas cada vez que la solidaridad la lleva a alguna institución infantil.
¿La última? El viernes 22 de mayo en Zoetermeer, ciudad distante 47 kilómetros de Amsterdam y 15 de Rotterdam. Allí, la mamá de Amalia (11), Alexia (9) y Ariane (8) se entusiasmó con hacer reír e ilusionar a los cientos de alumnos y pacientes que asisten a la nueva sede de Kentails, la reconocida institución que desde hace doscientos veinte años vela por la salud de los chiquitos hipoacúsicos.
Unos días después de cumplir 44 años (el 17 de mayo) y vestida con un palazzo y saco beige, que combinó con un tocado al tono, la reina volvió a acertar con su look. Siempre alegre, mientras recorría el Centro aseguró sentirse orgullosa de ser parte de un emprendimiento de semejante magnitud, que busca la integración entre alumnos sanos y aquellos que tienen problemas de audición.
Sin la compañía del rey, Guillermo Alejandro, se dejó coronar como Reina de los Bajitos (en los Países Bajos, precisamente) y se retiró cargada de carteles, dibujos y flores que prometió compartir con sus hijas. 
Máxima estampa sus manos en una plaqueta recordatoria de su visita al centro de salud Kentails, para chicos con diferentes grados de sordera.
Sin dudas, es la más popular de la Casa Real.
